Ir al contenido principal

Europe – Out of this world (CBS Records-1988)


Amigos, supongo que todos habéis oído hablar del fisiólogo ruso Ivan Pávlov y de sus perros, gracias a los que formuló su ley del reflejo condicional. Pues bien, en mi caso, es oír Europe y en mi cerebro se forman de inmediato las notas ninonino ninoni no ni de The final countdown, la cima del éxito comercial –que no artístico– que la citada banda sueca alcanzó a mediados de los 80. Sin embargo, nada más y nada menos que dos entradas son las que en este blog ya se han dedicado a ese disco por lo que hoy escojo para hablaros de ellos el vinilo que siguió a aquel trabajo, este notable Out of this world que no cumplió las expectativas de la discográfica. Y es que pese a vender más de 3 millones de discos –la mayoría de las bandas en su día y no digamos las actuales regalarían sus almas por ello–, tan sólo supuso una quinta parte de lo que consiguieron con su anterior obra. Y eso que el grupo tomó una deriva melódica que –juntamente con la férrea mano del vocalista y principal compositor Joey Tempest al timón de la banda– provocó el abandono de John Norum en plena gira de presentación de The final countdown. Esa fue la razón por la que Tempest llamó a su amigo Kee Marcello para ocupar el puesto vacante de guitarrista a tiempo para iniciar la gestación de este nuevo trabajo. 


Así, Tempest y Marcello, junto al line up habitual de John Levén al bajo, Ian Haugland a la batería y Mic Michaeli a los teclados, se fueron a Londres para grabar con Ron Nevison este estupendo Out of this world que contó con una portada muy de la época a cargo de Lynn Goldsmith y tuvo el siguiente track list

A 
Superstitious 
Let the good times rock 
Open your heart 
More then meets the eye 
Coast to coast 
Ready or not 

B 
Sign of the times 
Just the beginning 
Never say die 
Lights and shadows 
Towers callin’ 
Tomorrow 


El disco comienza con Superstitious y esas voces a capella que dan inicio a un temazo, con unos teclados que me recuerdan al Hammond de Jon Lord en Come an’ get it y un trabajo de guitarras memorable. El mismo nivelazo tiene Let the good times rock, más guitarrera y hardrockera, con un Marcello desatado. Open your heart –que como las anteriores, también se convirtió en single– es una balada que comienza acústica, arropada por los teclados de Michaeli, hasta que entra el estribillo y le insufla electricidad. También tiene un buen solo de Marcello que, en general, se lo curra a lo largo del elepé y nos hace olvidar al bueno de Norum. Entonces llega otro temazo –quizás mi preferido del disco–, una More than meets the eye en la que todo conjunta perfectamente y en la que destaca el trabajo de Marcello. Y si tal colección de temas ya justifican la compra del elepé, la lenta Coast to coast con sus teclados eclesiales, sus arreglos de cuerda por gentileza de Mike Moran y su melodía nacida para corear con encendedores al aire –los millennials no sabrán de qué les hablo– no hace otra cosa que hacernos quedar como pánfilos a aquellos que tardamos años en desprendernos de los prejuicios y darnos cuenta de lo buenos que eran estos tipos. Y es que uno fue muy talibán en su momento. La cara finaliza con otra inyección de energía, una Ready or not muy ochentera cuyo riff me trae ecos rainbowianos


La cara B se inicia con Sign of the times, otro tema en el que la sombra de Deep Purple o Rainbow planea sobre la melodía en la que son protagonistas preeminentes –como en todo el disco– la impresionante voz de Tempest y la guitarra fresca y alegre de Marcello. Este último tiene mucha más presencia en el siguiente trallazo, un hardrockero Just the beginning compuesto por él mismo. El nivel decae para mi gusto con una Never say die que, pese a no desentonar en el paquete de canciones del disco, me resulta sin personalidad, lo mismo que la siguiente Lights and shadows algo repetitiva y con un solo de teclado/guitarra poco inspirado a mi entender. Tower’s callin’ me resulta mucho mas interesante, con un planteamiento mucho más rockero y un solo más eleborado. Y el álbum finaliza con Tomorrow, otro tema con arreglos de Mike Moran, en el que la voz de Tempest –que aquí también toca el piano– es la protagonista de una emocionante canción que pone la guinda al disco. 


Total, que si con su anterior obra, ya sabéis la del ninonino ninoni no ni, se convirtieron en estrellas, con esta se afianzaron definitivamente en el firmamento del hard rock melódico pese a que supuso el inicio de una caída en picado al desastre. Y aunque a muchos nos gusten mucho más sus inicios más metaleros –Wings of tomorrow es una caña de disco que sigo persiguiendo en vinilo–, si Europe se hicieron grandes internacionalmente es por The Final Countdown y este Out of this world al que hoy he dedicado mi tiempo. 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla









Comentarios

  1. Gran disco. La labor de Marcello me parece muy acertada, melódico, compacto. La cara B baja un poco el nivel y es una pena, porque de haberlo mantenido estaríamos ante un imprescindible del rock. En cualquier caso, excelente aporte. Un saludaco.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d