Amigos del vinilo, os traigo hoy a otro de esos grupos semidesconocidos por el gran público, en concreto a los norteamericanos Malice que en 1987 sacaron a la luz este más que notable License to kill, todo un clásico de culto, una joya escondida editada por Atlantic que un buen día decidí sacar de la cubeta de una tienda de la calle Pelayo de Barcelona de la que no recuerdo el nombre y que –por supuesto- hace años que no existe, pero en la que conseguí muchos vinilos descubriendo en ocasiones gemas como la que hoy me ocupa. Superior a su más que aceptable primera obra, este License to kill es el segundo álbum de unos tipos que –no se puede negar- estaban enamorados del sonido que habían creado Judas Priest al otro lado del océano. Sólo tenéis que escuchar el tema Hellrider de su primer álbum. Aún así, en este segundo larga duración supieron distanciarse algo de sus ídolos.
Establecidos en Los Angeles pero con sus orígenes en Portland, en ese momento la banda estaba formada por James Neal a las voces, Jay Reynolds y Mick Zane a las guitarras, Mark Behn al bajo y Cliff Carothers a la batería, y la manera en la que compusieron el álbum es algo peculiar. Reynolds aportó cuantro temas y el dúo Zane y Behn –a veces con la colaboración de Neal- aportaron cinco más. Cada uno de los guitarristas hizo el solo de sus temas –excepto en el caso de Murder, que tiene un solo de cada uno- y Neal aportó las letras a todas las melodías. Un poco del rollo "cada uno por su lado" ¿no? Así pues, el mismo año en que Geffen lanzaba a unos tipos llamados Guns nosequé, Malice –con endorsement de BC Rich- sacaban al mercado su License to kill, un fabuloso elepé con producción de Max Norman –otro mito de los controles-, grabado entre los Fiddler studios de L.A. y los Yamaha studios de Glendale, con portada de Chris Polentz y diseño de Bob Defrin, el director artístico de Atlantic Records.
Como dato simpático, deciros que en los coros de dos de los temas estuvieron Dave Mustaine y Dave Ellefson de Megadeth así como Jamie St. James y Tommy Thayer -¿os suena?- de Black‘n Blue. La conexión de ambas bandas con Malice es más clara que lo que a primera vista pueda parecer. Resulta que Behn y Zane habían formado un grupo en su Portland natal con Pete Holmes, el batería de los B’n B, por lo que mantenían una gran amistad con la banda de Thayer. Por otra parte, Jay Reynolds estuvo en Megadeth un tiempo cuando Mustaine echó a Chris Poland, aunque luego reclutó para el puesto de guitarrista a Jeff Young, que era amigo de Jay.
El track list de este gran álbum era:
A
Sinister double
License to kill
Against the empire
Vigilante
B
Chain gang woman
Christine
Murder
Breathin’ down your neck
Circle of fire
Y nada más amigos, os recomiendo encarecidamente que –si no conocéis esta obra- le dediquéis más de una escucha porque vale la pena y es un exponente impresionante del pure metal norteamericano de los 80. Luego llegó un tipo depresivo de Seattle que le dio la puntilla a grupos poco mayoritarios como Malice. Pero esa es otra historia. Por último os comentaré que en 2012 unos reformados Malice editaron New Breed of Godz, que contenía algunos temas de License to kill revisionados, pero en mi opinión el resultado es bastante prescindible porque ni la producción ni –por supuesto- la voz de James Rivera le hacían justicia a los originales. Para ilustraros os adjunto al rockero y pegadizo License to kill, el eterno Chain gang woman –lo tengo grabado a fuego en mis neuronas desde el día en que mi aguja recorrió su surco-, Sinister double, Breathin’ down your neck y el medio tiempo Vigilante.
El grupo que traigo hoy es uno de esos que, a pesar de su calidad, no logró el éxito comercial que merecieron durante su existencia, y creo que hoy en día tampoco han adquirido el nivel de reconocimiento que merecen. Aunque hace años el amigo Rockología ya se encargó de avisaros con la reseña de su tercer disco (“ Restrictions ”), yo no me canso de hablar de este a grupo a todos los aficionados al hard rock setentero, o al rock guitarrero en general. Ya sé que esto se dice de muchos grupos, pero es que éste era un supergrupo. Esta palabra, que generalmente se utiliza muy a la ligera, aquí cobra todo su sentido, y, si no, fijaos qué plantel. Camine Appice à la bateria. Tim Bogert al bajo, Rusty Day a la voz y la armónica, y Jim McCarty a la guitarra. Carmine Appice es uno de los mejores y más influyentes bateristas de la historia del rock. Fue el primero en comenzar a tocar la batería con una contundencia inusual. Según el propio Appice, se vio obligado a hacerlo porque debía ha
A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue. Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono. Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda
Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero
Si alguien me hubiera preguntado, oye Paco ¿dime tres ciudades de España en la que no haya bandas de heavy/thrash metal? Una de ellas, no por nada en especial, por desconocimiento total de la escena metálica salmantina, o por ser una ciudad universitaria, de pequeño tamaño y poco industrial, seguramente hubiera sido Salamanca. Pues, me hubiera equivocado.
Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.
No los conocía, si usted los recomienda habrá que escucharlo..gracias por el aporte, Muy buena review.
ResponderEliminarSuenan muy bien. Habrá que seguir su consejo y dedicarles una escucha tranquila (bueno, ruidosa).
ResponderEliminarPues yo tampoco los conocía, pero suenan de puta madre! Gracias por la recomendación!
ResponderEliminarMe llena de orgullo y satisfacción -como King que soy- que mis entradas sirvan para que descubran joyas olvidadas. Un abrazo :)
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