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Mostrando las entradas etiquetadas como 1978

The Godz - The Godz (1978, Millenium Records)

  Investigando para una serie de artículos sobre portadas de discos moteras ( aquí si os interesa), descubrí al grupo que os traigo hoy. Me llamaron la atención, tanto por lo que se contaba de ellos como por su música. Así que, cuando el otro día haciendo tiempo esperando a que mis enanas salieran de capoeira, me metí a curiosear en la tienda de discos de Móstoles, Citadel Records, y vi el primer LP de esta banda, caí en la tentación y me lo llevé a casa. Debo reconocer que me mola mucho la historia de esta banda. Empezando con su imagen perfecta de moteros rudos, esos tipos que montan sus Harleys en tu tranquilo vecindario suburbano y te roban a tu hija . Y sus canciones con letras sobre drogas y motos, rock y sexo. Y, continuando con que esa imagen no era pose. Es decir, eran de verdad ruidosos, descarados, groseros, y vivían lo que contaban en sus canciones: eran lo que una buena banda de rock debe ser, hostia. El verdadero líder del grupo era Eric Moore . Moore , allá por 19

Dire Straits – “Sultans of Swing” (Vertigo, 1978)

—¡No me gusta! ¡No me gusta como suena, joder! Aburre a las ovejas... —se desespera Mark , mientras repite una y otra vez los acordes. —Te empeñas en tocarla con la National, pero ya te dije el otro día que la toques con la strato roja. Quedaría mucho mejor, ¿por qué no pruebas? —sugiere David , mientras la coge y se la da a su hermano. Mark coge la guitarra y la acaricia. La había comprado hacía poco y era un sueño hecho realidad. Como la de Hank Marvin , igualita. Como la que le pidió a su padre y no pudo comprarle, por ser demasiado cara. Pasa los dedos por las cuerdas, sin la púa, y empieza a tocar los acordes de la canción de nuevo. Y funciona, como si fuera magia, las notas cobran vida. David le mira y sonríe. —¿Ves? Si es que me tienes que hacer más caso… Ahora suena mucho mejor. ***

Al Stewart - Time passages (1978, RCA)

Creo que este es el primer vinilo que os traigo que no tiene una historia personal detrás. Normalmente suelen ser discos que tengo en mi colección desde hace años o que, por la importancia que han tenido para mí, los he comprado en los últimos tiempos. Sin embargo, este plástico está en mi estante desde estas vacaciones de verano que lo encontré en una tienda de Santander al ridículo precio de 1 euro. Y nunca lo había tenido ni en CD, ni en cassette. Ni siquiera descargado en mp3. Sólo conocía ciertas canciones recogidas en un recopilatorio que sí tengo en CD. Y de haber leído sobre él que era, si no el mejor álbum de este artista, el que podía disputar tal categoría al famosísimo Year of the Cat . Como podéis imaginar, por 1 euro, el vinilo no está en perfectas condiciones. No está rayado pero suena mucha estática, sobre todo al principio de las dos caras. Tengo otros discos que también están muy trillados. No me importa. No venía con funda interio

Gary Moore – Parisienne Walkways (MCA Records, 1978)

Una de mis últimas adquisiciones, y una de las que tenía más ganas, porque es una de mis canciones favoritas, tanto de Moore como de mi top ten particular. Escuché esta canción por primera vez en la radio en torno al año en que salió al mercado el disco en directo “ Blues Alive ” (1993), porque fue el sencillo que se escogió para promocionarlo. Como tantas otras veces me ha pasado, recuerdo que me quedé enganchada y flipando en colores, pero esta vez no solo ocurrió eso, sino que sentí esa garra que araña y cala hondo, que llega . Algo que, desde luego, no consigue cualquiera tocando la guitarra. Cuando ocurre eso no hay marcha atrás: tu forma de sentir la música cambia, y para siempre. Y es que Gary Moore no era cualquiera ni tocaba de cualquier manera. Se dejaba el alma en cada nota y hacía llorar a la guitarra de tal manera que para mí, escucharle interpretar esta canción en ese glorioso directo significó un antes y un después en mi forma de sentir y escuchar la música.

Black Sabbath – Never say die! (Warner Bros. records -1978)

Amigos, la grabación de Technical ecstasy en los Criteria sound studios de Miami había supuesto para Black Sabbath un agujero económico considerable, la banda estaba muy metida en drogas y alcohol, las ventas de sus álbumes estaban bajando, tenían deudas con el fisco estadounidense, se habían quedado sin manager – Ozzy , en su biografía, asegura que llegó un momento en el que Bill Ward atendía el teléfono– y las peleas estaban a la orden del día. Ese era el estado de la banda actualmente reverenciada y considerada una de las madres –si no LA madre– del heavy metal. Con Ozzy entrando y saliendo de instituciones psiquiátricas, el grupo tenía que editar YA otro disco para remontar su carrera. Y entonces falleció el padre del vocalista. Eso agravó todos sus problemas y propició que no tardase en abandonar a la banda, quienes contrataron a un tal Dave Walker para componer y grabar este Never say die! que hoy me ocupa.  Por supuesto, Ozzy regresó al grupo. Nadie habló más

Uriah Heep - Fallen angel (Bronze/EMI, 1978)

Pocas bandas hay con una colección de discos tan impresionante como la que Uriah Heep parió en apenas ocho años (del 70 al 78): doce de estudio y un imprescindible directo. Algunos de ellos excelentes, otros simplemente fantásticos. Y en esa colección jugaron con las historias mágicas, con los discos conceptuales, con los cuentos de carretera, coquetearon con el progresivo, con el heavy metal, con el hard rock de estadio, se dejaron seducir por las modas sonoras experimentales. Sufrieron cambios de miembros, crisis internas, problemas de adicción. Llenaron grandes recintos, se embarcaron en giras transoceánicas, subieron en las listas de todo el mundo, unas veces en Estados Unidos, otras en Alemania y los países nórdicos, otras en Nueva Zelanda y Australia, incluso en Japón. Y, sin embargo, hoy en día su legado es muy poco apreciado más allá de los locos de buen gusto que adoramos a esta banda y a esos años mágicos. En esta ocasión traigo ese número doce, Fallen Angel , el t

Bruce Springsteen - Darkness on the Edge of Town (CBS - 1978)

Encerrado entre dos monstruos como Born to run (1975) y The River (1980), este Darkness on the edge of town suele dejarse como un disco "menor", como si el Springsteen de los setenta pudiera haber hecho un disco menor, vaya, pero vive a la sombra de dos de los más grandes discos del Boss. Y debo decir que algunas de mis canciones favoritas de este tipo suenan aquí. Adoro Badlands , Adan armó las de Caín , La tierra prometida o Demuéstralo esta noche . ¿Cómo? ¿Que no tenéis una copia de Oscuridad al borde de la ciudad? Ah, que solo conocéis ese disquillo extranjero con los títulos en inglés. Pues no sabéis lo que os perdéis, porque en esta copia, la española de 1978, impresa en Offset ALG de Madrid, también contiene Algo en la noche , La habitación de Candy o la estupenda Carreras en la calle . Un clásico de las noches madrileñas, vaya. La banda que acompañó al jefe fue la clásica The E Street Band, con Clarence Clemos al saxo, Danny Fedrici al órgano, Roy Bittan