Amigos, este viernes os traigo un vinilo de Tony MacAlpine. Hace unos años, cuando me dio por hacer un repaso al mundo del shredding, ya os hablé de él en este espacio dedicando entradas tanto a su álbum de debut como a otros discos en los que apareció. Hoy, con más de una decena de discos de estudio en su haber, numerosas colaboraciones y participaciones en proyectos de lo más diverso, quiero comentaros –en realidad no se me ocurría otro vinilo del que hablar este viernes y este es el primero que me ha venido a la mente mientras escuchaba a Night Ranger– su segundo larga duración, un disco de 1987 en el que este virtuoso de la guitarra y el piano nos vuelve a ofrecer unas composiciones elegantes y melodiosas siguiendo la estela de su primer álbum aunque con unos arreglos más complejos y una mejor producción, además de contar con colaboraciones de postín.
Grabado de nuevo en los Prairie Sun recording studios con Mike Varney a la producción, en este segundo disco Tony se ocupó de la guitarra, el bajo y los teclados, a la batería repartió los temas entre Deen Castronovo y Atma Anur y contó con la participación en varios solos de George Lynch de Dokken y Jeff Watson de Night Ranger (de ahí la conexión mental que os he comentado previamente).
Con portada de Kam Mak diseñada por Reiner Design, el track list
fue:
A
Autumn lords
Hundreds of thousands
Tears of Sahara
Key to the city
The time and the test
The King’s cup
Sacred wonder
Etude #4 Opus #10
The vision
Dreamstate
Porcelain doll
Y la verdad es que poco hay que contar de unos temas que pese a ser fantásticos y estar ejecutados de forma brillante, siguen la estela de su obra anterior y tienen un sonido parejo al de otros trabajos de la escudería Varney como los primeros de Vinnie Moore o Joey Tafolla, en los que el guitarrista de Springfield tocó los teclados. En mi opinión, estamos ante el mejor álbum de la carrera en solitario de MacAlpine pero si tengo que escoger, en la cara A destacaría Hundreds of thousands, la soberbia Tears of Sahara –una de mis favoritas del disco, con un estupendo duelo de solos junto a un George Lynch en su mejor momento– y The time and the test. Y en la cara B se llevan la palma The King’s cup –con el aporte de Jeff Watson, mi preferida sin duda–, The vision –la segunda con colaboración de Lynch– y Dreamstate.
En fin, un discazo aunque –como todos los de este estilo– quizás demasiado
dirigido a los amantes de los discos instrumentales y los virtuosos de la
guitarra. Si os soy sincero, en su momento fui un ávido comprador de este
tipo de obras aunque con los años acabaron saturándome.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Pues un desconocido para mí, pero que voy a escuchar, porque si tiene buena guitarra me va a gustar seguro. ¡Feliz fin de semana largo!
ResponderEliminarA algunos les resultan aburridos estos discos instrumentales a los que tildan de mucho virtuosismo pero poco sentimiento. Sin embargo, durante una época de mi vida, eran objeto de mi devoción. Y McAlpine siempre me gustó mucho, tanto a la guitarra como al piano interpretando a su idolatrado Chopin. Disfruta del álbum y feliz fin de semana también, aunque lo de largo será para otros. ;)
EliminarEste disco se salva, como otros de McAlpine, de esa locura por la velocidad y el virtuosismo que comentas. A mí me gusta escucharlo. Y los discos instrumentales, en general, me cuestan. De Satriani o Vai también aguanto alguno. Así que voy a ponerme en la lista a este tipo y a disfrutar de su arte magno. Y no recordaba la participación de Lynch, además. Miel sobre hojuelas se dice. Un abrazaco.
ResponderEliminarVai y Satriani ya son palabras mayores, pero yo veo a McAlpine por encima de Moores, Tafollas u otros. Escúchate este, que está muy bien. Y disfruta el lunes, tú que puedes.
EliminarYo soy de los que no aguanta muchos temas de estos seguidos. Pero alguno es muy disfrutable, por ejemplo, Tears of Sahara.
ResponderEliminarPor cierto, no conocía nada de este hombre más allá de sus lápices de pinturas y sus loros de coches.
Un saludo.
Me alegra que te haya gustado alguna, no siendo un fan de este estilo de discos. Eso sí, el chiste es malo malo, pero malo jejeje
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