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Mostrando las entradas etiquetadas como Rockologia

LeRoux - So fired up (RCA, 1983)

Hace mucho tiempo que no molesto por aquí con alguna de mis imprescindibles mierdas ochenteras y voy a ponerle remedio con este quinto álbum de los estadounidenses LeRoux , una banda de curioso recorrido. Comenzaron a finales de los años setenta en Louisiana como una banda de southern rock con muchos toques funkies que evolucionó hacia un hard rock con más o menos elementos melódicos y acabaron, en lo que hoy os presento, abrazando el AOR de principios de los ochenta. En su primer álbum, editado en 1978,  se llamaban Louisiana’s LeRoux y alcanzaron cierto éxito de ventas (puesto 59). Por entonces formaban la banda el guitarrista y cantante principal Jeff Pollard, el baterista David Peters, el bajista y productor Leon Medica, el multiinstrumentista Bobby Campo (trompeta violín, lo que haga falta), el también guitarrista y cantante Tony Haselden y el jefe de las teclas, también con protagonismo en la voz, Rod Roddy. Giraron asiduamente y editaron dos largos más los siguientes años: Fire

Gary Moore - Live in Japan/Rockin' every night (Virgin, 1983)

Tener un estilo único, reconocible, en cualquier trabajo resulta muy difícil. Y que ese estilo personal, además, sea eficaz, adecuado, que guste, más difícil aún. Si nos referimos a la música popular, en mi caso el rock en todas sus vertientes, conseguir eso conlleva un enorme trabajo detrás. Cuando eres cantante, tu propia voz ya te define, no en vano los humanos estamos muy preparados para reconocer voces y distinguirlas, pero cuando eres guitarrista la cosa cambia. No hablo de ser un buen instrumentista, ni siquiera saber componer melodías magníficas o estar en un grupo de éxito. Hablo de conectar con ese subconsciente de la persona que permite ponerle tu nombre a esas primeras notas, aunque nunca haya escuchado esa nueva canción. Y eso, amigos, amigas, lo logró Gary Moore. Un tipo con maravilloso gusto por la composición y la estructura melódica, con una técnica muy trabajada y, sobre todo, capaz de hacer hablar a las seis cuerdas en un tono, timbre y aroma únicos. Si oyes su gui

Warrant - Cherry pie (CBS, 1990)

  Eso del one-hit-wonder no es ningún invento moderno. Max Bruch compuso el Concierto para violín nº 1 en sol menor, op. 26 a mediados del siglo XIX, cuando acababa de cumplir 26 años. A pesar de una dilatada carrera (murió a los ochenta) y ser un reconocido personaje, se le recuerda, precisamente, por esta obra. Tal fue el hastío del propio músico, que su hijo recordaba a su padre diciendo “¡Otra vez el concierto en sol menor! ¡No lo soporto! ¡Tocad el Concierto número 2 o la Fantasía escocesa, por favor!”. No había manera. Su gran éxito. ¿Y qué relación tiene esta anécdota con el vinilo de hoy? Cherry pie no es solo el título del segundo disco de Warrant; también del single más famoso del grupo, del vídeo más ochentero de todos, es el título de la bendición y, al mismo tiempo, la maldición de la banda. La polémica con la canción es eterna. En algún momento el propio Jani Lane (compositor y cantante) maldijo haberla escrito: “preferiría haberme pegado un tiro en la cabeza” dijo en u

Aldo Nova - Twitch (Portrait, 1985)

  Cuando miro a Aldo Nova posando en la portada de Twitch solo puedo sonreír. Me produce una sensación similar a revisitar un capítulo de Corrupción en Miami. Un poco de vergüenza ajena y de cariño infantil a esa capacidad de elevar lo hortera al máximo nivel. Combinar la elegancia de un traje ceñido, la peluquería más chic y una guitarra eléctrica con ese aire de romántico al atardecer solo pudo suceder en los ochenta. Si le añades el logo high-class redondeas un producto anclado en el tiempo. Lo tomas o lo dejas. Como ciertas leguminosas. Este tercer disco de Aldo Nova fue un descalabro comercial y artístico. Aunque depende de cómo se cuente la historia. Nova, en el fondo, es un one-hit wonder. Su primer single, Fantasy, alcanzó el puesto 23 en la lista de éxitos de 1982 en Estados Unidos empujando al álbum debut del artista canadiense hasta el top ten: disco de oro en unos pocos meses, platino después. Cantante y músico polifacético, Aldo tocó la mayoría de los instrumentos en casi

Kiss - Alive! in East Lansing (Verne Records, 2021)

  El pasado 2 de diciembre los neoyorquinos KISS dieron su (posiblemente) último concierto , ese que significa "el final del camino" para comenzar "una nueva era". El 30 de enero de 1973 la banda se subió (más o menos) por primera vez a un escenario en el Popcorn Club en Queens, Nueva York, con apenas 10 personas de público . Y 50 años después han montado una gira de 251 actuaciones, casi todas con el cartel de completo. Más allá de las cifras megalíticas de una de las bandas de rock más populares del Universo, la más amada y odiada, existe una manada virulenta de personas que conforman eso que se llama la Kiss Army: el ejército infranqueable de fanes al cual pertenezco. Kiss son (fueron, serán) la banda "más caliente del planeta" y la que intentó ser más famosa que Elvis o The Beatles. Sin duda, la razón más importante por la que estamos aquí reunidos. Porque sin Kiss, posiblemente, yo no habría criado esta insana necesidad de música, de rock, de fiesta p

Onslaught - In search of sanity (London Records, 1988)

  En las Islas Británicas correteaban de escenario en escenario, con más o menos suerte, bandas como Cerebral Fix, Sabbat, Deathwish, Slammer, Xentrix, Hydra Vein, Acid Reign, Anihilated, Virus o estos que hoy traigo, Onslaught. Todas, más o menos, podían catalogarse dentro del underground metalero, unas más thrashers, otras más punk, otras más heavies. Hacerse un hueco ahí era difícil, con el poderío cada vez más notorio de la escena yanqui (Slayer, Anthrax, Metallica, Testament, Megadeth) y las bandas del continente empujando (Kreator, Sodom).  Tras dos discos y muchos cambios (un cantante en cada uno de ellos y también de bajista o guitarristas) los muchachos de Onslaught firmaron un contrato con London Records y se sentían esperanzados: sus nuevos jefes tenían un acuerdo con Universal para la distribución. Pero siempre hay un “pero”. Tanto poder tienes, tanto decides. Y la nueva compañía puso sus condiciones. La primera, cambiar de cantante; adiós Sy Keeler, bienvenido Steve Grimme

The Allman Brothers Band - The Allman Brothers Band (ATCO 1969, Polydor 2015)

  Hablar de este debut de The Allman Brothers es hablar de la juventud y los inicios de Duane y Gregg Allman, los principales motores de las canciones que lo componen. Dos adolescentes que crecieron a medio camieno entre Nashville y Daytona Beach, Florida, en el amor libre y la experimentación musical de los años 60. Los dos hermanos comenzaron a tontear con el mundo de la música en un grupo extraño liderado por cuatro cantantes negros que se llamaba The Untils and The Houserockers. Rebotaron de aquí a otros proyectos con muy poco éxito (Hour Glass, The Escorts). De aquellas experiencias, Duane comenzó a darle fuerte al guitarreo, tras ver la luz en un concierto de B.B King, mientras Gregg prefería el órgano Vox.  Su último fracaso con Hour Glass (dos discos de estudio) les devolvió afortunadamente a Florida. Y digo afortunadamente porque en una sesión de estudio para Wilson Pickett nació “la leyenda”. Phil Walden, mánager a la sazón de Otis Redding, le escuchó en aquella sesión de es

Head East - Head East (1978, A&M Records)

  En el antiguo blog de Rockología escribía una sección llamada “Casi famosos” en la que aparecían esos artistas que han bregado en el mundillo del rock sin alcanzar el Nirvana universal, pero rozaron con sus dedos ese momento. Y esta banda de estadounidenses podría perfectamente haber aparecido en dicha sección. Estuvieron dos veces a punto de lograr ese salto a las listas de ventas y al corazón de los fanes. Su debut autoeditado de 1974, Flat as a pancake , de horrible portada, consiguió modestas ventas y les proporcionó fama y conciertos en eso que llaman el medio oeste. La compañía A&M lo reeditó el año siguiente con algún revuelo en los mercados, sin pasarse, ojo. Los dos siguientes discos fracasaron y este cuarto que hoy traigo les devolvió al punto de partida. Sea, quizá, su mejor obra, el homónimo disco llegó a las tiendas en febrero de 1978 alcanzando el puesto 78 en el famoso Billboard 200 poco después. Contenía el single más popular del grupo, la versión de Since you bee

Bonnie Tyler - Hide your heart (CBS, 1988)

  A principios de los ochenta Bonnie Tyler era una artista joven con cierto éxito en las listas de ventas, especialmente por algunos de sus famosos singles; un caramelo para cualquier discográfica. La CBS decidió apostar por ella con un gran contrato y mucho dinero. Dejó su primer álbum para la compañía en manos de Jim Steinman, por entonces un chico de oro gracias a sus megaéxitos con Meatloaf. Steinman compuso y produjo la canción más vendida de nuestra protagonista: Total eclipse of the heart. El álbum que la incluyó, Faster than the speed of light (1983), también llegó al número uno. Consagrada artista multiventas, Bonnie Tyler despachó temas en bandas sonoras (Holding out for the hero, en Footlose, 1984) y colaboraciones (Islands, con Mike Oldfield, 1987). El disco siguiente, Secret dreams and forbidden fire, de 1986, contó con la producción ejecutiva y la composición de Steinmann y el añadido de otros individuos: Roy Bittan Bryan Adams y un tal Desmond Child. Bonnie y “la compañ