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Mostrando las entradas etiquetadas como Rockologia

Kick Axe - Welcome to the club (1985, Pasha Records)

  Hace mucho tiempo que no doy la turra por aquí con alguna de mis basuras. ¡Qué mejor momento para compartir otra joya de la Edad de Oro del hard rock canadiense ! Desde finales de los setenta hasta bien entrados los ochenta desde el Yukón hasta la península de Labrador se parió una ingente y fantástica colección de música. Y buen ejemplo es este Welcome to the club publicado en 1985, segundo de una banda atípica dentro del universo sonoro del rock melódico: estos muchachos tenían auténtico talento para componer y arreglar canciones, casi siempre con un toque particular para hacer sus temas dinámicos y con gancho. La banda surgió en algún momento de 1976 en Regina (una ciudad en medio de un estado llamado Saskatchewan), de donde tardaron varios años en salir. De hecho, el triunfo de grupos como Loverboy a comienzos de los ochenta impulsó a las compañías de discos de ambos lados de la frontera a rebuscar muchachos con ganas de grabar este tipo de engendros. Ahí entra un protagon...

Duncan Dhu - Canciones (GASA, 1986)

  Reparo hoy una injusticia: es irónico que mi música, escuchada, aplaudida y comprada por miles de personas aún no hubiera aparecido en este espacio. ¿Un error? ¿Un olvido? Si habéis traído tres discos de Los Rebeldes , hostia, y cuatro ¡cuatro! del traidor de Ramoncín . ¿Voy a ser yo, Mikel Erentxun, menos? ¡Ni una sola línea sobre mis discos en solitario o cualquier mierda de Duncan Dhu! Voy a rellenar ese hueco y engrandecer un poco más un blog al que todas las semanas vengo con admiración y, no os engaño, algo de escepticismo. A veces se lee cada cosa…  Lo que no voy a perdonaros es que ¡nadie me haya invitado! He tenido que recurrir a mis artes maléficos y tomar posesión del cuerpo del Rockólogo. Aquí le tengo, escribiendo este texto a mi dictado. Si le vierais, parece una auténtica marioneta; solo he aprobado el B2 de Posesión y todavía tengo que mover mi cuerpo para influir en los demás; yo tecleo al aire y el mamón en el teclado. Va rápido, eso sí. Cualquier año aprue...

Black Sabbath - Paranoid (Vertigo Records, 1970)

  Siempre huyo de homenajes interesados y ocasionales. También de loar por aquí discos de esos que consideramos cinco estrellas (vaya: discarrales). Pero, por una vez, he decidido saltarme ambas normas. El “fin de una Era”, como se ha intentado magnificar el (posiblemente) último concierto de los Black Sabbath “originales”, bien merecía que añadiéramos al blog alguno de esos álbumes que, acertadamente, Henry Rollins significó con su frase: “en esta vida, solo puedes confiar en ti mismo y en los seis primeros discos de Black Sabbath”. Y aquí estamos, metiendo leña para quemar al mono. Segundo largo del cuarteto de Birmingham, se grabó en junio de 1970 y fue editado en septiembre de ese mismo año, sin tiempo a pensar. Loado hasta la saciedad, se le considera piedra angular del desarrollo del heavy metal y casi cualquier otro estilo cercano. Aún hoy es su obra más vendida.  Fue el más representado en el famoso homenaje. Los propios Sabbath interpretaron tres canciones aquí presen...

Jethro Tull - Crest of a knave (Chrysalis, 1987)

Si conoces la historia que a continuación voy a contar, no hagas espoiler, por favor. Seguro que aún quedan personas deseosas de saber quién ganó un inesperado Grammy en 1989. Supongo que cualquier lector de estas líneas sabe que los premios Grammy intentan destacar lo mejor de distintos géneros musicales desde la perspectiva de la "Recording Academy" de Estados Unidos.  Dada la popularidad y la millonada que se estaba generando con el hard rock y el heavy metal por aquellos años ochenta, los buscabilletes decidieron crear una categoría donde honrar a sus máximos exponentes. Así, en la primera edición competían AC/DC y su Blow up your video, Iggy Pop y su Cold metal, Jane's Addiction con Nothing's shocking, Metallica con ...And justice for all y, claro, este Crest of a knave de Jethro Tull . Una mezcla, digamos, interesante.  La noche en que Alice Cooper abrió en directo el sobre, con Lita Ford a su lado, se detuvo por unos segundos el planeta metal. Alice no podí...

Jeff Paris - Wired up (Mercury, 1987)

  Quizá no reconozcas a este caballero que con tan prolija melena sonríe agarrando su guitarra. Pero ten por seguro que si estuviste pegando la oreja al hard rock de la segunda mitad de los ochenta te sonarán algunas de sus composiciones para Lita Ford ( Gotta let go, Hit&run ), Y&T ( Let it out y prácticamente todo el álbum In rock we trust ), Vixen ( One night alone, Charmed life, Cryin’ ), Alias ( Waiting for love, After all the love is gone ) y Mr Big ( Road to ruin, DFF-Lucky this time ).   De hecho, más allá de su breve carrera como prima dona del rollo, que sirve para rellenar este espacio hoy, Jeff se labró una reputación como “músico para todo” desde la década de los setenta. Con diecinueve años ya componía para bandas de United Artist como Tower of Power o Marilyn Scott mientras salía de gira con Frankie Valli, Bill Quaterman o Dan Fogelberg, casi siempre como teclista y segunda voz, hasta acabar a sueldo de la Motown y dejar su impronta en el efímero é...

Liar - Set the world on fire (Bearsville Records, 1978)

  Hoy os voy a contar la pequeña historia de una pequeña banda que pudo reinar hace muchos, muchos años en un reino junto al mar, pero que acabó siendo tan conocida como cualquier otra banda de null-hit-wonder. Aunque, en su caso, los malvados genios de la industria musical deben recibir la culpa de su fracaso y olvido, pues su música está a la altura de la leyenda que quisieron alcanzar. Liar se formó en una pequeña ciudad inglesa llamada Maidenhead comandada por el jovencísimo bajista Dave Taylor. Corría el año 75 y el picor roquero gemía por sus venas. Con el baterista Clive Brooks, el guitarrista Paul Travis y Dave Burton a la voz grabaron un iniciático Straight from the hip dos años después. Tras el fichaje de Steve Mann se embarcaron en una intensa gira con Slade por Europa que completaron con un curioso periplo de tres semanas por la Hungría comunista de la mano de Piramis (banda local). De vuelta a casa, su mánager les consiguió un contrato con la pequeña Bearsville Rec...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...