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Van Halen - For unlawful carnal knowledge (Warner Bros., 1991)

 



Como un cochino con un buen charco disfruto debatiendo sobre el bien y el mal de mis bandas favoritas, especialmente cuando en su historial ha habido un hecho diferenciador. ¡Y qué cambio más significativo en una banda de rock que su cantante! ¿David Lee Roth o Sammy Hagar? Al pobre Cherone ni mentarlo, que vaya marrón se comió. En este mismo blog podemos disfrutar de esta división: de los seis discos que editaron Van Halen con Roth a las voces, hay cuatro publicados por nuestro adorado King; con este de hoy, he traído yo dos de la época Hagar. Y no es Mr. Piltrafilla enemigo del pelirrojo, pues de los seis posts sobre su discografía en solitario escritos para nuestro blog, cinco son suyos (el otro, mío). Juzguen ustedes. Eso sí, no se nos puede negar nuestro afán por meter a los hermanos Van Halen y a sus voceras con calzador en esta vinilopedia.

Por cerrar esta introducción. Aunque nunca levantaré el pendón de los Van Hagar en una batalla, pues algunos de los discos de Van Roth son imbatibles, reconozco que disfruto como un hipopótamo en un lodazal con los cuatro cantados por Sammy. Y este FUCK es mi favorito.

Para los recién salidos del horno. La banda la formaban por entonces los hermanos Eddie (guitarra) y Alex (batería) Van Halen, el bajista Mike Anthony y el voceras (y ocasional guitarrista) Sammy Hagar. Estos que gritan en la foto.

Vamos al contexto. Van Halen no suelen venirnos a la memoria cuando hablamos de bandas vendedoras. Sin embargo, en lo que se refiere a Estados Unidos, puede ser la única banda con diez álbumes multiplatino seguidos (¿quizá Rush?) y forma parte del pequeño elenco de grupos con al menos dos discos de diamante (más de diez millones de copias). Quizá por eso abandonaron las giras más allá de USA/Canadá durante toda la década de los ochenta, salvo puntuales escapadas (un verano de festivales en Europa en 1984 y una gira por Sudamérica en el 82). Bien sabido es el acercamiento al AOR/melodic rock que en los discos 5150 (86) y OU812 (88) hicieron, con sus correspondientes polémicas, pero pingües beneficios. Cuando enfocaron este noveno trabajo para cumplir con la agenda de un disco cada dos años decidieron cambiar el rumbo. De manera consciente, quisieron endurecer el sonido y volver, un poco, a lo “de antaño”. El creciente mercado del hard rock, con el abandono progresivo de las listas de los temas más melifluos del género, también debió de influir. El cambio de década trajo una mezcla de viejas ideas y nuevas texturas, escondió los sintetizadores (la mayoría de las teclas aquí son auténticos pianos), aumentó la presencia de las guitarras y, sobre todo, un espíritu hard rock setentero y cierto poso blues.

Para todo esto, el productor elegido fue Andy Johns, curtido tras la consola en grabaciones de Led Zeppelin, Ten Years After, The Rolling Stones o Jimmy Hendrix. Además, había tenido un éxito como productor en los ochenta con Cinderella y McAuley Schenker Band. Johns comentó en una entrevista que tuvieron que proponérselo tres veces: en la primera ocasión, en un backstage tras un concierto, algo cocidos por el bourbon, creyó entender que Eddie le hacía una oferta, pero no está seguro si llegó a aceptarla o rechazarla; unas semanas después, le telefoneó Alex y en esta ocasión Mr. Johns estaba tan resacoso que no pudo ni levantarse de la cama para ir a la reunión; a la tercera, le mandaron un taxi para acercarle al estudio de los Van Halen, apenas a unas manzanas de su casa. ¿Por qué esta insistencia? Según el mismo productor, nuestro baterista estaba obsesionado con igualar el sonido de John Bonham (Led Zeppelin) en su próxima obra, quería ese toque brutal, orgánico, primitivo, y quién mejor que el ingeniero que logró plasmarlo en un estudio.

Alex tuvo que esforzarse mucho. Confesó que tardó en grabar sus partes varias semanas y que, aun así, fue retocándolas constantemente. Quizá sea el disco de Van Halen donde suena más contundente. Y lo mismo se puede decir del bajo. Anthony está muy orgulloso de su sonido aquí, llegando a decir que, por primera vez, sentía que sus partes estaban a la altura del resto. ¿Podemos afirmar que FUCK suena que atruena? Eddie también aportó novedades. Entre ellas, cambió de amplificadores y micros, introdujo una guitarra de doble mástil en algunas partes y rellenó huecos con acústicas y pianos. Y, finalmente, Hagar se mostró menos comedido y melódico y forzó los límites de sus capacidades vocales añadiendo agresividad, algo de mala hostia quizá.


En los créditos, además de Johns y la propia banda, se nombra como productor a Ted Templeman, el colega de los buenos viejos Van Roth. ¿Por qué acudieron a él? Algunas fuentes afirman que iba a ser quien mezclara el álbum, pero tuvo que intervenir por culpa de Hagar. Comentó Alex en una entrevista que el cantante estaba molesto con la forma en la que Andy grababa sus partes hasta el punto de negarse a seguir con él; la decisión salomónica fue meter a Templeman para esa labor y luego empastarlo todo en la post-producción. La otra, en relación con esta, salió de la boca del propio Hagar: “llevábamos demasiado tiempo en el estudio y grabar mis partes con Ted aceleraba el proceso”. Sea como fuere, supongo que algún polvillo de la vieja magia se repartió por los surcos de FUCK gracias a la presencia de Templeman.

¿Y porqué les llevó tanto tiempo en el estudio sacar adelante esta obra? Primero se retrasó por esa obsesión ya comentada de Alex por “su sonido”. Después, por temas personales, como la enfermedad de la (por entonces) esposa de Hagar y la paternidad de Eddie. Sea como fuera, Sammy se sinceró hace pocos años: “éramos unos holgazanes”. Pasar muchas horas en el estudio con tanto jaleo no parecía lo más interesante. Total, era la casa de Eddie. Otro añadido: el perfeccionismo con el que se tomaron este trabajo. Anthony compartió que, a veces, se iba a su casa tras grabar su parte en una canción, volvía a los dos días y alguno de los hermanos había cambiado algo, el tono, la melodía, el tempo, el arreglo y había que volver a tocar la canción entera de nuevo. 

Pero, finalmente, lo lograron. Si no has escuchado nunca esta obra, te sugiero que lo hagas en el orden que la banda propuso; ellos sabrán. Si ya lo conoces, te propongo jugar con mis orejas y ordenarlas según mi criterio; total, qué tienes que perder. Y si no tienes tiempo, las vas repasando con esta sugerencia. Allá vamos.

Hay tres canciones que me parecen especiales y pincharía seguidas. Right now, sea, quizá, mi favorita. Hagar estaba atravesando problemas familiares serios por una enfermedad mental de su esposa y tras uno de esos episodios que acabó con ella en el psiquiátrico, Sammy acabó tumbado en la playa. Ese momento de epifanía, soledad, escuchando las olas, sintiendo el viento, le llevó a un estado de introspección a partir del cual, dice, entendió que tenía que cambiar. “Justo ahora, no mañana, no más excusas”. Y eso quiso transmitir en la letra. Eddie compuso la mayor parte del resto. Tras una intro de piano donde los distintos instrumentos van cosiendo la forma de la canción, Sam entra "don’t wanna wait till tomorrow" porque de eso se trata, de sentir que ahora es el momento. Bonito estribillo. El piano sigue teniendo su protagonismo a lo largo del tema, pero orejita al bajo, cómo juega con los tempos. ¿Y el solo bluesi? Canción perfecta. En cambio, The dream is over puede ser la cara b de la anterior: no te enjabones que te corto el agua, búscate otra vida, hasta aquí hemos llegado. El sueño acabó. En el fondo, tiene espíritu de balada, pero resulta un tema duro, con una batería tremenda. En esta, retrasan la aparición clímax del estribillo hasta la mitad del corte, pero qué bueno. No me resisto a destacar otra de las virtudes poco alabadas de la banda desde sus inicios, la capacidad de hacer coros y doblar voces de Eddie y Michael. Gozoso. Poundcake abre el álbum de manera extraordinaria. Andy Johns recuerda que Eddie apareció un día en el estudio con un taladro al que pegó varias púas y, de inmediato, se puso a tocar, improvisando aquí y allí, hasta lograr esa intro y el efecto del solo. De hecho, Johns defiende que, probablemente, fue la grabación en la que más veces se quedó con la boca abierta, pues Eddie solía salir con arreglos y punteos improbables con una sencillez pasmosa, y pone el solo de esta canción como ejemplo ¡grabado en una sola toma! Puto genio. La canción tiene un punch brutal.

Otro grupo de canciones suenan en cierto modo a lo que hicieron en la primera mitad de los ochenta. Top of the world es divertida, lo más parecido a una canción al viejo estilo, con esas estrofas vacilonas sobre dos guitarras y los platos a tope al fondo y, como guinda, un estribillo digno de Mr. Roth. Hasta en el solo se imita a sí mismo Eddie. In’n’out también tiene su puntito vieja escuela, con uno de esos solos vacilones de Eddie que tanto gustan calzado en una canción sobre el poder del dinero en el mundo "I`ve been in dept from conception". Hagar hace una de sus mejores interpretaciones. Sin ser un top como cantante sabe utilizar muy bien sus recursos y, en esta ocasión, suena duro sin perder la melodía. El momento paradinha, perfecto final. Una canción redonda. Spanked sonaría a continuación, aunque, confieso, se me atasca un poco. Una canción sobre ¿masturbarse? que juega a ser misteriosa y algo truculenta, pero en la que intentan traer aquel viejo espíritu también.

La traca final es la más contundente y donde las guitarras suenan de diez. Judgement day arranca con otro momentazo Van Halen, una canción construida con esmero y llena de detalles, veloz y con un poso heavy. Si la banda sobrevivió tantos años en el éxito fue por conseguir llenar sus discos con canciones como esta, ¿no es a veces el relleno del pastel lo mejor? Relleno royal. Hace una pareja perfecta con Runaround, también con una guitarra “experimental”; Eddie era un gran solista y un impresionante guitarrista rítmico, a veces saliéndose de los estándares, como aquí. La forma en la que toca Alex también es brutal. Y buen estribillo para los directos. Y si añades Man on a mision tienes un tridente ganador seguro, con las mejores guitarras de este FUCK y cierto rollo vacilón en los arreglos, tanto en los coros como en las armonías. Pleasure dome, sin embargo, tiene traje progresivo, es la canción más larga y trae recuerdos de Rush, sobre todo por la construcción, pero también por las baterías y, en fin, el espectáculo que forman los tres instrumentistas. Canción compleja con varios cambios, un poco fuera de contexto en el disco, pero que, de manera aislada, me hace pensar qué hubiera pasado si Van Halen hubiese explorado más este tipo de composiciones. La letra, jugando con la telaraña ambiental, nos pone en la piel de un tipo encerrado en sus adicciones (¿un toque al alcoholismo del jefe?). 

Mención especial para el único instrumental del álbum, 316, titulada así por la fecha de nacimiento de Wolfgang, primogénito de Eddie, una especie de nana acústica que solía tocar a su mujer embarazada cuando el nonato daba mala noche y que llevaba varios años dando vueltas por las manos de nuestro músico.

¿Qué tal el viaje?

FUCK debutó en el primer puesto del Billboard sustituyendo al Slave to the grind de Skid Row (¡qué tiempos!), donde permaneció tres semanas seguidas. Alcanzó el triple platino en los USA y contó con tres singles números uno, algo inédito (Pundcake, Runaround y Top of the world) de los seis que llegaron a editarse. Como premio final, se llevaron el Grammy de 1991 al “Best Hard Rock Album” por delante de AC/DC, Alice in Chains y Guns N’Roses. Ya sabemos lo dudosas que son las elecciones de esta gente, ¿verdad Lars?

En la gira que siguió llevaron como teloneros a Alice in Chains a propuesta de Hagar. «Decía a los chicos: pongamos a esas bandas nuevas en el maldito cartel; así los fans sabrán lo buenos que somos; pero era miedo a quedarnos solos lo que nos llevó a esa decisión en realidad». Los tiempos estaban cambiando deprisa.

La edición que comparto fue impresa en Alemania en el año de gracia de 1991. Tiene un insert lleno de fotos de buen rollo en el estudio, incluyendo una de los cuatro gritando a un micrófono, con fuerza. Todo en blanco y negro. La sencilla portada la firma Glen Wexler bajo la dirección de Jeri Heiden.

Disfrutad del fin de semana.






Comentarios

  1. Estupenda entrada –me he enterado de muchos detalles que no conocía ¡y también salgo yo!– y estupendo disco, quizás el mejor de la era Van Hagar (sin el quizás). Lo tengo desde el mismo 1991, aunque me lo compré en un FNAC que aún existe en el barrio de La Défense de París en formato CD, por lo que no tenía cabida aquí. Right now, Judgement day y Pleasure dome son mi terna preferida aunque, como ya he diche antes, en general el disco se sale. En fin –como dice nuestro hombre en Brasil– un DISCARRAL TREMENDIBLE que supongo despertará más comentarios que los álbumes desconocidos que a veces rellenan el blog 🤪. Ha valido la pena la espera 😉. Un abrazo. KING

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    1. Se ha hecho de rogar, desde luego. Lo de más comentarios no sé yo, pero allá cada uno. Un lujo compartir gustos contigo. Ya te advierto que el próximo será raruno. Un abrazo.

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    2. Se ha hecho de rogar, desde luego. Lo de más comentarios no sé yo, pero allá cada uno. Un lujo compartir gustos contigo. Ya te advierto que el próximo será raruno. Un abrazo.

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