Ir al contenido principal

Motociclón - Himnos de extrarradio (Rock Is Pain, Beat Generation, 2007)

Vinilazo con portada abierta: aquí el exterior...

Y sigo dejando para más adelante el Bitter Tears de Johnny Cash, la realidad me hace cambiar una y otra vez mi elección. Esta vez la culpa no es de mi pareja, esta vez la culpa la tiene un comunicado que Motociclón nos dejó hace unos días: el Ciclón se separa. Agur.

Sirva esta entrada como homenaje a la banda de Robértez y compañía, una banda de la que he sido fan desde la primera vez que les vi en un escenario. Podría haber hablado de Somos del Rock (2.005), el seminal EP que fue su carta de presentación y, además, lo primero que escuché de ellos. Bueno, en realidad, lo primero fue la versión de «Dead Men Tell No Tales» incluida en Homenaje a... Motörhead. Morir con las botas puestas (2.005). Pero elijo Himnos de extrarradio, primero porque es mi disco favorito de los Ciclones, y segundo porque me parece que es el que mejor encarna el concepto motociclónico: heavymetalizar el punk.

... y aquí el interior, con las letras debidamente anotadas y tronchantes créditos.

Himnos de extrarradio fue editado por Rock Is Pain y Beat Generation. Rock Is Pain, la disquera creada por Carolina Pasero, se estrenaba con esta referencia, encargándose de la edición en CD (un coqueto digipak). Beat Generation, dirigida por el omnipresente Enano Munster, se encargó, como es habitual, de la edición vinílica. Y lo hizo a todo lujo, oigan: 180 g y con portada abierta.

No se merece menos el portadón, homenaje a los Ramones, que se marcó Screamin' Mario Loco (ya saben, el de Aerobitch, Muletrain y Silla Eléctrica) y que plasma a la perfección el espíritu del Motociclón: la vida chunga del extrarradio, marcada por la exclusión social, la violencia, el macarrismo. Pero también por el orgullo de pertenencia a la clase obrera, concepto que parecía olvidado en favor de aquella mentira del Estado del Bienestar llamada «clase media» y que, en este contexto de crisis económica galopante, vuelve a oírse con fuerza. Nunca debió de olvidarse. Lo cantaban los Potato ya a mediados de los ochenta: ¿Se entera o no se entera, la clase obrera?


Pero centrémonos en la música y dejemos la chapa política, que me embalo y no es plan de soltar un mitin aquí.

Heavymetalizar el punk, decía. Reconozco que el heavy metal siempre me ha provocado reparos. Las culpas se las pueden echar al hair metal y el ese rol de súper macho misógino con el que se solían comportar muchas de sus estrellas (dicho sea de paso: no es único del heavy metal: ese es uno de los motivos que me siguen haciendo recelar del rap).

Así y todo, el concepto del Ciclón me resultó desde el principio de lo más atrayente. ¿Por qué? Pues porque ese es el mismo que hay detrás de la madre del cordero de todos los punkis españoles: la Banda Trapera del Río. Y ya habrán notado que servidor es un ferviente seguidor del punk, por lo que huelga decir que la Trapera tiene un lugar muy especial en mi corazoncito. Lo curioso de todo es que la Trapera siempre renegó de su estatus de grupo punk, ellos clamaban que lo que hacían era «rock duro», y que estaban más inspirados por Alice Cooper que por los Sex Pistols. Cierto es, oigan: musicalmente tenían mucho de hard rock, pero dedicarle una canción a la regla en 1.977 es bastante punki. Y si un grupo, en pleno siglo XXI, recoge el testigo trapero me van a gustar sí o sí. Efectivamente: lo mío con el Ciclón fue amor a primera vista.


El disco deja claro el concepto desde el primer tema: «Ciclón!» es, como dijo el propio Robértez, su propio «va a estallar el Obús». El tema es un cañonazo de heavypunk que nos prepara para uno de sus himnos: «Crapulismo», una versión más pulida de la que apareció en Somos del rock. Sí, señoras y señores, «Me castigo el chorizal antes de salir de fies» ya se ha quedado grabado a fuego en la memoria colectiva.

«Cyrus» (sample de la película The Warriors) y «Warriors» son un homenaje a la serie B macarruza. Es el cine una temática siempre presente en sus discos: en Somos del rock aparece «Mi Barrio. 1983» con la frase de la excelente El odio; «El pico», en Costras y tachuelas (2.009), está inspirada en Perros callejeros y el cine quinqui español; mientras que en Gentuza (2.010) encontramos «Poblado calé on fire», una suerte de spaghetti western gitano, y a «los caballeros que dicen "ni"». De nuevo encontramos que las referencias motociclónicas se salen del estándar del intelectual gafapástico. Nada de Ciudadano Kane o El padrino, que aquí lo que se  ha mamado y se quiere reivindicar es la cultura del barrio.


Y por cultura del barrio puede leerse heavy metal («Flying V trepanando a un chaquetero», «Air Guitar (Guitarras del rock)»), violencia («Bocachanclas»), orgullo de curriqui de barrio («Mi Barrio. 1983», «Mojón-Man», o la tronchante «Lávate el cuello»), chulería («Culebras del rock») y, también, un esto-es-lo-que-hago-si-no-te-gusta-sube-aquí-y-pedalea («La policía del rock»); al fin y al cabo escenas costumbristas («Ruta 130») regadas con toneladas de sentido del humor.

Y esto lo traigo a colación en último lugar para dejar bien clarita una cosa: debido a la enorme carga de humor que llevaban sus canciones, intervenciones y pastruzadas varias (como  su versión de la canción del verano, ese «Barrigazo», ya con Adri Ceballos en las baquetas), muchas veces fueron tratados como un grupo de coña, o, como dijo el propio Robértez, como «los Puturrú de Fuá del rock». Pues bien, de coñas nada, Motociclón fueron, son, una cosa muy seria. Máximo respeto.

Comentarios

  1. Muy buena "reentrè" (para quedar fino en un post de punk-metal) y excelente comentario aunque no tenga ni repajolera idea del grupo, pero eso tiene solución no?

    ResponderEliminar
  2. Si te va el Traperismo éstos TIENEN que gustarte. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Motociclón son la caña y Robertez un poeta.. buen post..!!

    ResponderEliminar
  4. EXELENTE DISCO AMIGO, DE LO MEJOR QUE PUEDEN DELEITAR TUS SENTIDOS, PARA PODER OIR ESTE EXELENTE DISCO PUEDES DESCARGAR UNA COPIA DE PRUEBA EN EL SIGUIENTE LINK, SI TE GUSTA COMPRALO APOYA A LOS ARTISTAS Y NO MATES LA MUSICA!.......

    http://dc532.4shared.com/download/nF9EGPSw/motocicln_-_himnos_de_extrarra.rar?tsid=20130217-223921-66e9370b


    SALUDOS!......

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Triumph - Just a game (RCA, 1979)

  Mi adoración por este trío canadiense es relativamente reciente. De hecho, la adquisición de sus vinilos ha ido a la par con la evolución de este blog. Y hoy me apetecía compartir y reivindicar este tercer largo para completar el magnífico repaso que el compañero de barrio KingPiltrafilla ya ha hecho anteriormente. En mi opinión, Triumph atravesó tres etapas: la primera, la inicial, como casi todas las bandas, buscando el éxito, que consiguieron a partir de este Just a game (alcanzaron el platino en su país natal y el disco de oro en Estados Unidos) y certificaron con el siguiente Progression of power (1980); encadenaron varios excelentes discos hasta cerrar su segunda etapa con Thunder seven (1984); los últimos discos les llevaron a una deriva más AOR aún, y a la pérdida progresiva de ventas y fama que acabó con la formación tras Surveillance (1987). Escuchar estas tres obras seguidas es un manual de evolución del hard rock en los ochenta, por cierto. Hoy comparto Just a game ,

Loquillo y Trogloditas - Mientras Respiremos (Hispavox, 1993)

  Revisando los discos de los que he hablado en este blog me he dado cuenta de que aún no he reseñado ninguno de mi artista español favorito. Así que esta entrada va a servir para saldar esta deuda con una de las grandes leyendas en la historia del rock en España, y uno de los grupos que más alegrías musicales me ha dado a lo largo de mi vida: Loquillo y Trogloditas. Con una carrera de más de 40 años, puede que se antoje difícil la elección de un solo disco. En este mismo blog ya tenéis algunas reseñas de otros discos de Loquillo, pero, paradójicamente, tenía muy claro a qué disco dedicar mi primera entrada sobre “Loquillo y Trogloditas”. Al que considero el disco más importante de su carrera: “Mientras respiremos”. Es también probablemente mi disco favorito. Es difícil elegir entre su abundante discografía, tanto con Trogloditas, como en solitario, pero cada vez que hago mentalmente una lista de mis discos favoritos de Loquillo, éste nunca baja del pódium. Si, puedo afirmar sin mied