Amigos míos, de Saxon tengo en vinilo desde el Wheels of steel al Destiny , es decir, toda su discografía editada en los 80... y ni un álbum más. Y no es porque no sigan pareciéndome grandes o no considere remarcable la contribución de Doug Scarrat –de hecho, ya lleva más tiempo en la banda que Graham Oliver –, pero sus devaneos algo erráticos de los 90 provocaron que perdiese el interés en aquirir sus nuevas obras. Por otra parte, no nos engañemos, para las nuevas generaciones Saxon nunca han supuesto lo mismo que para los que los seguimos en los ochenta, que fue cuando –al menos en Europa– se convirtieron en mitos. Así pues, tras haber dedicado en el pasado una entrada a su tercer elepé, hoy escojo un nuevo vinilo de los británicos para ilustrar la visita al blog de este viernes. Y en concreto me centro en su séptima grabación de estudio, Innocence is no excuse , un álbum con una inolvidable portada de Gered Mankowitz para Bill Smith Studio que supuso el último en