Amigos míos, de Saxon tengo en vinilo desde el Wheels of steel al Destiny, es decir, toda su discografía editada en los 80... y ni un álbum más. Y no es porque no sigan pareciéndome grandes o no considere remarcable la contribución de Doug Scarrat –de hecho, ya lleva más tiempo en la banda que Graham Oliver–, pero sus devaneos algo erráticos de los 90 provocaron que perdiese el interés en aquirir sus nuevas obras. Por otra parte, no nos engañemos, para las nuevas generaciones Saxon nunca han supuesto lo mismo que para los que los seguimos en los ochenta, que fue cuando –al menos en Europa– se convirtieron en mitos. Así pues, tras haber dedicado en el pasado una entrada a su tercer elepé, hoy escojo un nuevo vinilo de los británicos para ilustrar la visita al blog de este viernes.
Y en concreto me centro en su séptima grabación de estudio, Innocence is no excuse, un álbum con una inolvidable portada de Gered Mankowitz para Bill Smith Studio que supuso el último en el que colaboró Steve Dawson y el primero que grabaron con EMI tras su marcha de Carrere, lo que situó a Saxon en una inmejorable posición a nivel comercial. O, al menos, ese era el plan. El line up lo componían el mencionado Dawson al bajo, Graham Oliver y Paul Quinn a las guitarras, Nigel Glockler a la batería y Biff Byford a las voces. Grabado en los Union studios de Munich con Simon Hanhart a los controles, el track list del álbum fue:
A
Rockin’ again
Call of the wild
Back on the streets
Devil rides out
Rock’n’roll gypsy
B
Broken heroes
Gonna shout
Everybody up
Raise some hell
Give it everything you’ve got
El inicio con Rockin’ again no puede ser mejor y me encantó a la primera. Bonitas melodías, coros, ese inicio con teclados... lo que estaba claro es que Saxon habían variado el rumbo hacia una cierta comercialidad –palabra tábú– con el objetivo puesto en las emisoras de radio. Call of the wild comienza más guitarrera pero rápidamente se convierte en otro tema radiable con bonitos coros, estribillos repetitivos y guitarras en las que la melodía prima sobre la fuerza. Pese a todo ello, en su día para nada encontré negativo el cambio. Es más, Innocence se convirtió en uno de mis álbumes favoritos del grupo. Back on the streets ya es la guinda. Primer single editado del disco –con un inolvidable vídeo rodado en España–, que define perfectamente el estilo que Saxon habían decidido abrazar en su llegada a EMI. Devil rides out es otro temazo que, si bien mantiene cierta relación con su antiguo sonido, sigue siendo coherente con el tono renovador general del álbum y tiene un trabajo de guitarras estupendo. Finaliza la cara una Rock’n’roll gypsy que a pesar de las críticas que se llevó el disco, es de mis preferidas. Y entonces uno le daba la vuelta al vinilo y se encontraba con Broken heroes, un temazo al que los puristas criticaron pero que no me cansaba de escuchar. Tanto me gustaba que incluso dibujé en formato cómic el storyboard del vídeoclip que se formó en mi mente. A partir de ahí, temas algo más guitarreros e incluso simples como la repetitiva Gonna shout que, sin embargo, tuvieron para mi un encanto especial que me los hizo querer desde el primer momento. Everybody up sigue la misma tónica que su predecesora, así como Raise some hell y –sobre todo– la rápida Give it everything you’ve got.
En resumen, que –en mi opinión– estamos ante un buenísimo disco de los británicos que, en su momento, fue menospreciado por una parte de la crítica al suponer un cambio en los esquemas estilísticos del grupo algo drástico. Sin embargo, con el tiempo creo que todos estaremos de acuerdo en que está a la altura de otros de sus clásicos e incluso por encima de varias de las obras que nos han presentado desde entonces. Para que podáis juzgar los que no tengáis este imprescindible vinilo, acompaño la grabación original y –de bonus– los temas Live fast die young y Krakatoa, que vieron la luz como caras B de los singles antes mencionados. La verdad es que no tienen el nivel del resto de canciones pero completan la entrada.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Buen disco, desde luego, no de mis favoritos de la banda pero de vez en cuando cae.
ResponderEliminarEs un disco que me encanta. Es verdad que su nuevo sonido buscaba sin tapujos el mercado americano, y tiene toda su lógica. Judas, Maiden y Def Leppard acumulaban discos de oro y platino en los States, siendo allí donde mas conciertos se podían dar y mas dinero ganar. Y es una pena que no lograran más que ser unos buenos teloneros en los USA. Pero como decía, este me parece uno de sus mejores vinilos, junto también al injustamente vapuleado Destiny. A partir de ahí dejaron de ser ese mito que era en Europa. De todas formas yo recomendaría discos que sacaron despues y que en su día no preste ninguna atención ,como Solid ball of rock o Dogs of war y que ahora me parecen acojonantes. Saludos
ResponderEliminarSi señor. Excelente entrada. Creo sinceramente que "Rock the Nations" fué su último gran disco, pero de esta época dorada recuerdo el VHS que editaron de esta gira y grabado en el Pabellón de Deportes de Madrid lleno hasta la bandera! Qué tiempos.
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