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Ilegales - Todo está permitido (Hispavox, 1990)

 



La muerte de Jorge Martínez me está afectando más de lo que pensaba. No soy de los que se pone a escuchar a un artista tras su fallecimiento. No me apetece. Me cuesta bastante trabajo. Y con Ilegales, el periodo de duelo se está alargando más de lo habitual. No es la primera desaparición de alguno de mis ídolos musicales que he vivido, pero ésta me ha dolido especialmente. Quizás me estoy dando cuenta ahora de lo importante que han sido Ilegales en mi vida. También puede ser que esta pérdida sea especialmente dolorosa por el espectacular momento de calidad y popularidad que tenia el grupo, que desde su regreso en 2015 ha tenido una carrera inusualmente prolífica y brillante.

Cuando desaparece alguien ha formado parte de tu vida durante 40 años de manera ininterrumpida es normal que a uno le inunde un sentimiento de tristeza. Pero viendo nuevamente el documental del grupo “Mi vida entre las hormigas” (que aconsejo a todo el mundo, incluso si no sois seguidores del grupo), tuve une especie de “revelación”: deberíamos estar agradecidos por haber tenido la suerte de que su música nos haya acompañado tanto tiempo.

Y es que el disco que comparto hoy estaba elegido para ser reseñado en las próximas fechas. Tengo la costumbre de dejar aquellos discos que quiero reseñar por aquí sobresaliendo del resto, en la estantería de discos, para luego localizarlos fácilmente. Y desde hace varias semanas me dolía bastante ver este disco “llamándome” para que lo rescatase. No he tenido la fuerza suficiente para hacerlo hasta ahora. Y cuando lo he tenido en mis manos he notado esa sensación que solo se siente con aquellos discos que son “especiales” en tu vida. Y este es uno de ellos.  

Hay dos razones principales por las que quería compartir este disco. La primera es que es un disco “escondido” en la discografía de Ilegales. No suele ser de los mas reconocidos, y además creo que se trata de un disco que destaca dentro de su obra, por lo diferente al resto de su discografía. Por eso, creo que va a sorprender a mucha gente no especialmente conocedora de la obra de Ilegales. No esperéis aquí el sonido más reconocible de Ilegales, su rock macarra, visceral, violento, ese “que te destrozará los intestinos”. Este es un disco eminentemente “blues”. No lo digo solo en el sentido académico del termino como género musical (que también), sino porque tiene un poso en general algo triste, con un trasfondo blues, que ningún otro disco de Ilegales posee a tal nivel. Sobre todo, la cara B, pero ahora entraré en detalles.

La segunda razón es que el disco contiene una de mis canciones favoritas de siempre (no solo de Ilegales, sino de la historia del pop español): “Me gusta cómo hueles”.

Guardo en mi memoria de manera tremendamente nítida la primera vez que escuché tres canciones de ilegales, y cómo se me puso la piel de gallina con cada una de ellas (y lo siguen haciendo): “Ángel exterminador” (Chicos pálidos para la máquina, 1988), “Regreso al sexo químicamente puro” (Regreso al sexo químicamente puro, 1992), y la ya nombrada “Me gusta como hueles”:




Como suele pasar con esas canciones que uno tiene tan interiorizadas que no necesita escuchar de manera recurrente, volverla a poner en el tocadiscos después de tanto tiempo ha sido un shock. Al igual que todo el disco. He vuelto a mis 16 años. Y he recordado literalmente la imagen de este disco dando vueltas en el tocadiscos de mi padre, en mi habitación, con mi mirada fija en la portada, y leyendo atentamente la letra y la información del disco, o sumido en mis pensamientos de adolescente.



El caso es que estoy hablando de baladas. Efectivamente, una de las razones por las que traigo este disco es la de mostrar el lado mas “sensible” de Jorge. Detrás de esa imagen de macarra lenguaraz se encuentra también une de las mentes más lúcidas y sensibles de la música en España. Capaz de combinar rabia y electricidad rock, con una inteligencia y una sensibilidad especial, tanto para las letras, como para crear melodías y armonías tan evocadoras y emocionantes. Pocos músicos con capaces de escribir canciones al nivel que lo hace Jorge Martínez.

La música de Ilegales es una mezcla de violencia, crudeza, humor ácido, y una sensibilidad extrema. No descubro nada a estas alturas diciendo que Jorge Martínez es uno de los grandes músicos de la historia de este país, Un compositor excepcional, un guitarrista sobresaliente, y un letrista único.

Aquí tenéis una playlist de Spotify que demuestra esa sensibilidad especial de Jorge para escribir baladas y canciones de amor:

No son las típicas canciones de amor adolescente


 Entrando ya en el terreno musical del disco, hay dos caras bien diferenciadas.

La cara “A” es una mezcla bastante ecléctica de blues y rock. Conviene recordar que Ilegales es un grupo con un ADN musical tremendamente complejo. En su discografía encontramos rock salvaje, blues, jazz, punk, new wave, hard rock, rockabilly y rock and roll. Uno de los pocos grupos capaces de juntar en sus conciertos a heavys, punks, rockers y skins. Así que no es raro el eclecticismo musical de este cara A. Y esto puede sorprender a aquellos más acostumbrados a la formación de trio clásica de sus primeros discos de los 80. Esto que tenéis es este disco ya no tiene nada que ver con aquella trilogía: “Ilegales - Reseña”, “Agotados de esperar el fin - Reseña”, “Todos están muertos”.

De aquella formación clásica de los 80 ya solo queda Jorge Martínez. El batería David Alonso había abandonado el grupo por sus problemas con las drogas, durante la gira del año 86, sustituido por Alfonso Lantero, a partir del “Chicos pálidos…”.  Willy Vijande, que estaba en la banda desde “Agotados…” también se había ido de Ilegales, por problemas personales con Jorge. Así que este disco cuenta con un plantel renovado y por primera vez con una formación en quinteto.

 


 

Si, por primera vez Ilegales son un quinteto, y cuentan con saxo y teclados. El saxo y los teclados ya habían sonado en el “Chicos pálidos…”, con los propios Juan Flores y Antolín de la Fuente. Pero aquí cobran aún más protagonismo a lo largo de todo el disco. A Jorge Martínez no le importaba experimentar con el sonido, aun a riesgo de perder seguidores de primera época. Como el propio Jorge decía: “Ilegales es un grupo que no hace la pelota al público”. Así que, como ha hecho a lo largo de su carrera, siempre ha intentado no quedarse estancado, y si la fórmula de trio se había agotado, había que buscar nuevos sonidos, algo que ya había comenzado a hacer en “Chicos pálidos…”.

Y ese sonido podía ser el blues más ortodoxo: “Suena en los clubs un blues secreto”. Como podéis escuchar, el teclado esta muy presente en la canción, no solo con los rellenos a lo largo de todo el tema, sino incluso con un solo. Un aviso: “Deja de joder la música a los negros”.

“Baila idiota” vuelva a dar salida al Jorge mas ácido con un ritmo bailable, acercándose casi al funk, con solo de saxo incluido. Y también un interesante solo de guitarra, que muestra una de las caras de Jorge como guitarrista. Ese de los punteos nerviosos, improvisados, instintivos et impredecibles. Marca de la casa.

“Chistes rock en ya menor” es un ejercicio mas cercano al country-rock, con una letra que repasa en clave de humor las bondades de los componentes de su grupo, acompañado de una armónica omnipresente.

La canción más contundente del disco llega con “Fotos en primera plana“. Aquí el sonido es mucho mas pesado, con un riff afilado, y una guitarra salvaje, que Jorge no puede evitar sacar a relucir.

“Canción Obscena” es un himno perfecto para cerrar la cara A. Una canción que solía cerrar los conciertos de Ilegales en alguna época. “Hoy somos jóvenes, mañana habremos sido, …”.  “Que el infierno me espere largos años, y la muerte me perdone por su ausencia, …”. Un himno vitalista que en estos momentos cobra un sentido algo amargo, dadas las circunstancias.

 

La cara B es para mí lo mejor de disco y también el lado más triste y melancólico.

 La ya evocada “Me gusta como hueles”. Hablando claramente del suicidio (¡en 1990!). De la guitarra salvaje de la cara A, a una más melódica y sensible. Las dos caras de Jorge Ilegal. No hay duda de que Jorge Ilegal ha escrito algunas de las mas bellas canciones de amor del pop español. Porque esto es una canción de amor. El amor también es amargo, triste, y no siempre acaba bien. Esta es la realidad que describe Jorge en sus canciones con una certera lucidez. La vida no es siempre color de rosa, e Ilegales nunca han maquillado esa realidad.

El sonido blues del que os he hablado al principio llega a su apogeo es esta canción: “Todo está permitido”. Un saxo emocionante, un tamiz de teclados que acompaña toda la canción, e incluso una guitarra española. Y aunque no esta reseñado en los créditos del disco, se pueden apreciar unos acertados arreglos de percusiones. Este es el lado de Ilegales más desconocido, y el que quería hoy destacar para todos aquellos que no lo conocían.

Mas blues, más historias agridulces. El saxo y la guitarra se combinan de manera magistral en este blues canónico, dedicado al “gran capullo en persona”.

El cierre del disco me parece magistral, y muy melancólico al mismo tiempo. Otra de esas grandes canciones demasiado desconocidas en la amplia discografía de Ilegales. El comienzo ya da una idea de que estamos ante una canción blues con tintes épicos. Donde la letra y el mensaje encajan de manera mágica con esos arpegios de guitarra, y esos colchones del teclado. Una melodía evocadora y emocionante, reproducida por el saxo. Cuando la canción se acelera se pueden escuchar incluso unas muy acertadas guitarras dobladas.

Un disco con un tono triste y melancólico, sobre todo la cara B. Impregnado de blues. Ilegales en formación de quinteto, con saxo y teclado. Por eso este disco es diferente. Y espero con esta reseña dar a conocer una facera musical menos conocida de este grupo.

También esta reseña esta impregnada de un tono triste y melancólico, inevitablemente. Las circunstancias son las que son.

Tengo que añadir que, aunque no había vuelto a escuchar a Ilegales desde el fatídico 9 de diciembre, su música ha estado sonando sin cesar en mi cerebro desde ese día. Ya sabemos que al cerebro le da igual que los impulsos sean generados por unas ondas de presión que pasean por el aire, o simplemente por impulsos electroquímicos generados por nuestros recuerdos musicales. Se genera exactamente la misma sensación. Una sensación placentera, de nostalgia. El sentimiento de haber sido testigo de un genio de la música y la palabra, y de haber tenido la suerte de que su música haya formado parte de mi vida.


                       


PD: el recorte que falta en el insert del disco servía para participar en el sorteo de una moto. Soñaba con esa “Harley Davidson”, pero nunca me tocó.

 

PD2: En el enlace de Youtube que os dejo aquí abajo hay dos canciones extra que se añadieron en la versión del CD: “La virtud” e “Instrumental”.

 

Enlace al disco completo Youtube

 

Saludos,

 

Ruben DISKOBOX

 

Podcast Diskobox

 


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