Os voy a hablar de un plástico que ya apareció por el blog allá por el año 2012. Pero visto que se le dedicaron escasamente 10 renglones y no tiene comentarios, creo que pasó sin pena ni gloria, por lo que no creo que haya problema en que lo traiga un viernes de forma rápida y con alevosía casi nocturna.
Disco publicado en 1989 que se vendió como una mezcla de pop (mucho), rock (poco) y punk (pinceladas) y que tuvo buenas cifras de venta, sobre todo gracias a su canción bandera, el “Baby I don´t care”. Producido el alemán Zeus B. Held y el británico Duncan Bridgeman de forma bastante aséptica.
A mitad de los 80 el guitarrista Nick Sayer se encontró con Wendy James y vio en ella la canalizadora perfecta para sus letras: comprendió que el sex appeal de Wendy y sus berridos casaban perfectamente con sus gamberras composiciones. De Brighton se mudaron a Londres y allí reclutaron al batería Pol Burton (en este segundo disco no forma parte de la banda) y a dos músicos provenientes del entorno punk que supieron dotar de ese deje callejero entre garaje y punk para que el resultado final estuviese más alejado del teen pop que del pop rock. Ellos eran el teclista Tex Axile y el bajista Dave Parsons, que tras la disolución de Transvision Vamp se enroló en el grupo británico con sonido más americano que conozco, los grandes Bush. Fue el único que consiguió seguir con una carrera musical a destacar ya que ni siquiera Wendy James, con un álbum en solitario bastante potable compuesto en su totalidad por Elvis Costello, tuvo éxito.
Pues la primera vez que oí a este grupo, fue con el “I want your love” de su primer disco, Pop Art. Y ver el video que tenía en mis adoradas VHS’s, claro. Esa mezcla de rock y punk, la imagen sensual y sexual de Wendy al más puro estilo Debby Harry…qué queréis que os diga, terreno fértil para un adolescente. Pero cuando lanzaron el famoso “Baby, I don´t care” como adelanto de su nuevo disco, fue cuando realmente consiguieron que el mundo entero (y, lógicamente, yo entre ellos) se fijara de verdad en ellos. ¿Quién no identifica desde el segundo cero esa guitarra distorsionada con esas cuerdas chirriantes y ese alarido de Wendy y la furiosa batería a continuación? En fin, una de las intros más reconocibles de la música ochentera. El single fue lanzado seis meses antes que el Lp, pero ya le hizo todo el trabajo de promoción posible, consiguiendo el tercer puesto en las listas británicas y lo rompió en medio mundo. “The only one” está dedicado a alguien queha conseguido causar felicidad y miseria a partes iguales, riffs afilados y la voz de Wendy deslizándose entre ellos…bueno cuando hacía falta, Wendy gritaba, gruñía o chillaba. Muy al estilo del debut de los The Primitives. Después de la adrenalina, llega una sorpresa, “Landslide of love”, con un sonido años 50-60, cuerdas incluidas, pero que consigue sonar muy marca de la casa. Siguen con un medio tiempo, “Falling for a goldmine”, posiblemente la peor del disco y donde Wendy no consigue brillar. “Down on you” que me recuerda a los inicios de Jesus and Mary Chain, siendo más oscuros y ruidosos que pop. “Song to the stars” es una balada de relleno. “Kiss their sons” vuelve a riffs afilados y frescos, y se presenta como un homenaje al “Kill your sons” de Lou Reed. “Born to be sold”, que toma prestado algo del “Summertime blues”. “Pay the ghosts” pretende devolvernos a la onda rockera y cada vez que la escucho me suena mejor. Con “Bad Valentine” vuelven a pinchar en hueso. Menos mal que se redimen con el corte final que da título al disco, “Velveteen”, sin lugar a duda, lo de más calidad del plástico. Una suite de ¿rock progresivo? que dura 10 minutos que oscila entre una variedad de estilos, desde rock puro hasta instrumentos de cuerda clásicos y erotismo nocturno, con una estructura suelta de versos largos y no tanto un estribillo como un estribillo que regresa regularmente.
En definitiva, un álbum regular en su conjunto, posiblemente inferior a su álbum debut, con algunos temas que merecen ser recordados y que, a finales de los 80, marcaron un camino alternativo al sonido Madchester tan de moda en las islas británicas junto a The Primitives. Tanto es así que hasta le pusieron nombre, Blonde pop, como bien cuenta nuestra amiga Conx aquí cuando aún escribía en el blog. Un estilo que fue imitado, por ejemplo, en España por los Los Romeos, de la fantástica Pat Escoin, con cierto éxito. Pero este estilo terminó sucumbiendo al terremoto grunge y al britpop.
Me alegro de que recuperes este disco, que a mí me parece fantástico. Fui uno de esos adolescentes que cayo rendido a los pies de Wendy James. Esa belleza salvaje, esa apariencia dulce que escondía un corazón punk, esa forma de cantar que pasaba del susurro al grito en un segundo. Me parece un disco que describe una época muy concreta del punk-pop, junto a Primitives y por supuesto Los Romeos, y la gran Patricia Escoin (qué alegría de te acuerdes de ellos). Y ese disco que comentas de Wendy James ("Now ain't time for your tears") me parece buenísimo, y pasó sin pena ni gloria. Para mí, marcaron una época muy concreta de mi vida, y le tengo mucho aprecio a este disco. Además, sinceramente, me parece un muy buen disco, sin pretensiones. Guitarrazos, melodías pop, y actitud. ¿Se necesita algo más para hacer buena música? Creo que no. Gran entrada. Saludos.
ResponderEliminarHay mucha música que la asociamos a épocas puntuales de nuestra vida y que, si la escuchas por primera vez hoy en día, no te gustaría. Sin embargo, de aquello sigues disfrutando.
EliminarPues yo adoro a Patricia. Me parece de los músicos más auténticos y sinceros de nuestro país. Y me gustan mucho sus canciones de Los Amantes y Lula. Porque de música española de los 80 y 90 no solía comprar demasiado, si no, ya hubiese traído por aquí a los romeods jeje. Un saludo.
Pues sí, lo admito, cuando hoy me he despertado con una nueva entrada de última hora de tu autoría, he pensado que me iba a tocar sufrir. La verdad es que sólo conocía de este grupo la canción obvia con la que abren el disco. Y no está entre mi Top 10.000, te lo aseguro. Sin embargo, la experiencia a la hora de escuchar los temas de esta obra no ha resultado tan traumática. The only one o Down on you me han parecido resultonas y todo, y en general me ha parecido un álbum de pop-rock fácil de escuchar. Será la primavera o que es sábado, no sé. En fin, que no puedo decir nada más del disco, lectura amena y sonidos agradables... pues ni tan mal, oye. Un abrazo y feliz fin de semana. KING
ResponderEliminarPues me sorprende que te haya parecido agradable cuanto menos. Así que, me alegro que no hayas sufrido escuchándolo jaja. Un abrazo.
ResponderEliminarUna pena que cayeran en el olvido. Wendy lo tenia todo. Como pop-punk no tenian precio pero ni encajaban en el indy, ni en el grunge ni el brit ... y pese a COstello, se les olvido para siempre
ResponderEliminarBueno, son modas y aquella pasó. Lástima que Wendy desapareciese. Al menos el bajista hizo Bush.
EliminarLo bueno es que llegamos a disfrutarlo en su momento. Gracias por comentar.
Buenos recuerdos de aquel famoso single. Poco más recuerdo, pues no creo que, hasta hoy, escuchara nunca el disco. No está mal, pasable, bien ejecutado y producido, qué menos. Entiendo que te guste (he leído que a Diskobox también) porque, edad aparte, tiene mimbres para ello. Aunque, ya sabes: "no my cup of tea". Por cierto, he eliminado la entrada a la que te referías. En los comienzos del blog se venía a otra cosa. Un abrazo.
ResponderEliminarPues tendré que editar el principio de la entrada jaja.
EliminarBueno, rockopop del fácil y más con chica guapa al frente. Está claro que para un adolescente era el camino fácil. Pero no creas que lo he escuchado mucho más allá de las 3-4 canciones famosoas. Un abrazo