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Ted Nugent - Ted Nugent (Epic, 1975)

                           

Alguien tenía que traer a este blog al loco de Detroit. Un histórico del hard rock, y, sobre todo, uno de mis guitarristas favoritos. Iréis descubriendo a través de mis entradas a este blog el resto de mis guitarristas favoritos, pero ya os puedo confirmar que, en general, mis músicos más admirados no son necesariamente los más virtuosos. Lo que más valoro en un musico es su precisión, y su personalidad, Y Ted Nugent anda sobrado de las dos cosas.

Este fue mi primer disco suyo. Antes de eso, ya conocía a Ted Nugent. Todo un icono de la guitarra eléctrica. Pero nunca la había prestado la debida atención, hasta que, en una de esas noches de sábado, en el mítico bar “Hendrix” de Zaragoza, escuche una canción con un pegadizo riff de guitarra que me llamo la atención. Este bar era un lugar de culto para los amantes del rock clásico en Zaragoza, entre finales de los 90 y principios del 2000. Situado en el Callejón de la Música, la imagen de una pared llena de vinilos, situada detrás de la barra, ya anunciaba que aquel sitio era un buen lugar para pasar las horas del sábado. No pude resistir preguntarle qué grupo era ese que sonaba, y el tipo del bar me enseñó la portada. Era un disco de Ted Nugent, donde aparecía él en la portada tocando su guitarra (luego ya descubrí que esa era la tónica general en sus discos. El tipo andaba sobrado de egolatría).

Unas semanas después, en una tienda de vinilos, encontré el que yo pensaba que era el disco en cuestión. En una caja de discos a 300pts. vi un disco de Ted Nugent donde aparecía él en primer plano tocando la guitarra. Así que obviamente me lo pillé. Pero cuando llegué a casa y lo puse, no encontré la canción que yo tenía en la cabeza. Me había confundido de disco. Bendita confusión. Lo que había en este disco era mucho mejor. Con el paso de los años me fui haciendo con todos sus discos de la década de los 70 (en mi opinión su mejor época), y descubrí que el disco que andaba buscando en realidad era el “Weekend Warriors”.

Lo que encontré en este primer disco de Ted Nugent era puro hard rock, riffs pegadizos, y un sonido de guitarra extremadamente personal.

Cuando Ted Nugent publicó su primer disco, en realidad no era un novato. Venía de tocar la guitarra con un grupazo llamado The Amboy Dukes. Otro grupo en el que merece la pena que investiguéis. Así que, en realidad, este no fue su primer disco, sino su primer disco sólo con su nombre. Ya había publicado algún disco como Ted Nugent & The Amboy Dukes, pero en un momento dado de su carrera, y visto el desfile de miembros que iban entrando y saliendo de su banda, decidió comenzar una carrera como “Ted Nugent”. Cabe citar que en los 90 formo parte de otra banda que tuvo cierto éxito a principios de los 90: Damn Yankees.

Este primer disco de Ted Nugent me parece un clásico del hard rock de los 70, y disco obligatorio para cualquier admirador de las guitarras eléctricas poderosas, y de los riffs “asesinos”.

He aquí las tres condiciones para considerar que un riff de guitarra es un gran riff:

1-      Que sea pegadizo

2-      Que se pueda tararear

3-      Que un guitarrista aficionado como yo pueda aspirar a tocarlo.

No hay muchos que cumplan estas tres condiciones. Los riffs de Ted Nugent, sí. Nada que envidiar a los riffs de Blackmore o Iommi (que me perdonen los puristas). Y si no, escuchad atentamente tres de sus clásicos incluidos en este disco: “Strangehold”, “Stormtroopin’”, y “Motor City Madhouse”.

Cuando os he dicho antes que mis músicos favoritos son aquellos que tienen personalidad, me refiero a personalidad “musical”. Su forma de tocar, su sonido, sus arreglos, sus licks,…Cuando escuchas una canción y sabes quién está tocando, por la característica que sea, a eso es a lo que llamo tener personalidad. Y Ted Nugent es un musico con personalidad, reconocible por su sonido y por su estilo. Sí, también es todo un personaje fuera del ámbito musical, pero no voy a entrar a hablar de sus declaraciones polémicas, sus reality-shows en televisión, su defensa de las armas, … aquí hago una distinción entre el artista y la persona.

Su sonido viene dando fundamentalmente por su mítica guitarra Gibson Byrdland. La icónica imagen de Ted Nugent está ligada indisociablemente a esta guitarra. Una guitarra de caja, más propia del Jazz que del rock duro. Precisamente ese sonido cálido, con toda la resonancia y los armónicos de la madera, perfectamente complementado por sus amplificadores de válvulas, es lo que genera ese sonido característico, profundo, redondo, y con una riqueza sonora espectacular. El propio Ted Nugent reconoce que la primera vez que vio a alguien tocar esta guitarra fue al guitarrista de Cactus y de Mitch Ryder, Jim McCarthy. Al escuchar ese sonido, Ted se quedó maravillado, y desde entonces decidió utilizar ese modelo de guitarra.

Su estilo no es revolucionario. Es más bien un estilo clásico, basado en el blues rock, en escalas pentatónicas, en licks de blues, y en unos “bendings” (técnica que consiste en estirar la cuerda de la guitarra sin cambiar el traste, para lograr aumentar la altura de la nota) que controlaba como nadie, y que utilizaba casi de manera exagerada, llevando las notas al extremo. El uso de ecos, y de armonías de guitarras, también son marca de la casa. Y la guinda, por supuesto, son sus riffs, aparentemente fáciles, pero tremendamente meritorios y efectivos, y de los que este guitarrista ha hecho su seña de identidad.

Todo esto es lo que os vais a encontrar en este disco.

                                   

 

Pero… ¿a quién en su sano juicio se le ocurre empezar un disco con una canción de casi 10 minutos, y además, con un ritmo tan lento? “Strangehold” representa a la perfección el estilo de Ted Nugent. Además del riff de entrada, la mayor parte de la canción la ocupa el sólo. Pero no os asustéis. Aquí no hay florituras. No vais a encontrar a un guitarrista que quiera lucirse, ni hacerse el virtuoso. Al contrario, las notas fluyen de una forma precisa. No hay ni una nota de más. Solo las necesarias. Cada nota está en su sitio. No sobra ni falta nada. A eso llamo yo un músico preciso: al que sabe exactamente que notas hay que tocar, ni más ni menos.

“Stormtroopin’” en más de lo mismo, en el mejor sentido de la palabra. El riff que te atrapa desde el comienzo de la canción, y un sólo en el que, al igual que en “Strangehold”, se añaden ecos y armonías que llenan el espacio de la guitarra de forma magistral.

“Hey Baby” y “Where have you been all my ife” son la muestra clara de la base de blues que hay en el estilo de Nugent (la primera de ellas con órgano Hammond incluido).

La canción más diferente del estilo general del disco es sin duda “You make me feel right at home”, con un estilo más “jazzy”, en la que se pueden distinguir incluso sonidos de pianos eléctricos, y un sonido de guitarra pasado por un amplificador “Leslie”.

Nugent no duda en utilizar diferentes efectos en su guitarra, y tampoco en añadir otros instrumentos a las canciones si es necesario (como en piano de “Sanakeskin Cowboy) para dotar de más matices a su sonido.

Hay que hablar por supuesto de uno de los grandes clásicos en la carrera de Nugent: “Motor City Madhouse”. Uno de los grandes riffs de guitarra de la historia. Una de esas canciones con ritmo “trepidante”. Hay muchas cosas en estos cuatro minutos. No os quedéis solo en el riff: el doble bombo, las armonías en el estribillo, todos los detalles de las guitarras (atención al uso del slide, y al “feedback”), … ¡y esa voz casi demoniaca, que es la de Ted Nugent!

Efectivamente, esta es la única canción que canta Ted en este disco. El resto de las canciones las canta el que fue su mano derecha en la época de los 70, Derek St. Holmes, a las voces y a la guitarra.

Si tuviera que recomendar un disco a alguien que no haya escuchado nunca a Ted Nugent, sin ninguna duda le recomendaría este disco, incluso antes que un recopilatorio. Aquí está todo lo que es Ted Nugent, como guitarrista, como creador de riffs, y como músico con un estilo y un sonido propios.

Este disco merece estar entre lo mejor del hard rock de los 70.

             


    

 BONUS TRACK:

Ya sé que aquí hablamos de vinilos, pero si os ha gustado este disco, os aconsejo que busquéis en youtube su concierto en el Rockpalast del año 1976, donde podréis ver en plena acción a una banda de grandes músicos en pleno estado de forma (os dejo aquí abajo el enlace).

Ted Nugent - Rockpalast 1976


Comentarios

  1. De vinilos y de lo que haga falta. Pincho mucho al menda este y tengo casi todos sus discos. Estaba haciendo yo la mili y llego a la oficina un chaval nuevo. Al cabo de un par de días y escuchando la música que sonaba durante todo el día en un viejo radiocassette, estuviera o no el sargento, me dijo ¿oye tu querrías unos discos que tengo por casa que te van a gustar? Qué pregunta!! al día siguiente se presentó con siete u ocho discos del TN. Resulta que se los regalaba un tío suyo sordo para su cumpleaños. El tío fue una vez a Corte Inglés y le dijo a la dependienta que le diera el disco que más sonara en esos momentos... y la colega le soltó una de TN. Desde ese momento ya ni preguntaba, iba y compraba el último que había editado, que por cierto en los 80 era casi uno o dos por año... Total que aquí los tengo. Buen aporte. Saludos. P

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    1. Qué buena la historia. No pueden faltar los discos de TN en cualquier colección. Gracias por comentar.

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  2. No puedo declararme tan fan de Nugent como tú, pero reconozco su excelencia en, precisamente, lo que tú comentas: riffs magníficos, canciones muy bien arregladas y una personalidad arrolladora. Sus cuatro primeros discos en solitario, como bien apuntas, me parecen sus obras más logradas. Luego he ido picando. Me gustó su paso por Damn Yankees, aunque me cuestan algunos de sus discos ochenteros (Penetrator, con Howe a la voz, me gusta). En cualquier caso, fantástica aportación que pone a otro artista en nuestra vinilopedia particular. Un saludo.

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    1. Efectivamente, aunque también hay cosas interesantes en su época ochentera, me quedo con sus primera época. Sus discos en directo también eran espectaculares. Quizás para una futura entrada Gracias por el comentario.

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  3. Estupenda entrada y muy buen disco, no se puede negar. A Nugent lo descubrí con el Penetrator -nada más lejos de este que traes hoy- y lo seguí en su aventura con Damn Yankees, pero de tanto en tanto escucho cosas de su primera época en solitario. De este me quedo con Strangehold, que nunca se me ha hecho larga y transmite una atmósfera muy cálida. Ameno, entretenido, para nada pesado aunque como Manu, tampoco es que sea demasiado seguidor de él. Saludos. KING

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    1. Me alegro de que te haya gustado. Efectivamente, es un disco ameno y con gancho. Gracias por comentar.

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