En mitad de esta canícula que ni el mismo Belcebú tolera ya, vuelvo a rescatar uno de esos discos olvidados de los años ochenta que de vez en cuando me gusta compartir por aquí. En esta ocasión, el segundo largo de una banda de New Orleans llamada Zebra con una historia muy típica en el rock&metal de aquellos años. El trío de amigos formado por Randy Jackson (cantante y guitarrista), Felix Hanemann (bajista y teclista) y Guy Gelso (baterista) se dedicaba a hacer versiones de Led Zeppelin y otras estrellas de la época (Jethro Tull, Yes, etc.) en la segunda mitad de los setenta. Poco a poco fueron ganando fama, recorriendo más kilómetros y componiendo sus propias canciones. A principios de los ochenta varias compañías ávidas de nuevos talentos roqueros (por entonces comenzaban a copar las listas de ventas) se fijaron en ellos, llevándose el gato al agua Atlantic. Grabaron tres discos en estudio: el debut homónimo en 1983, este No tellin' lies un año después y 3.V en 1986. Un directo en 1990 dio por cerrada la carrera del grupo y el contrato con la compañía. Es obvio que no llegaron a triunfar, al menos no lo suficiente para mantenerse en el mercado o llegar con alguna canción popular a nuestros días. Y eso radica, seguramente, en que Zebra no tenía nada de especial, aunque fueron capaces de fabricar tres discos excelentes.
Este segundo redondo es, quizá, el más AOR de todos. Tras un debut a medio camino entre el prog y las influencias de esos grupos que adoraban con sus versiones, muy marcado por la voz de Jackson, decidieron abrir el abanico sonoro sin abandonar su pasión por los grandes de décadas pretéritas. Para la producción contaron con todo un experto, Jack Douglas, responsable de los primeros discos de Aerosmith, además de haber puesto sus manos como ingeniero, asistente o productor en obras de Alice Cooper, Mountain, John Lennon, Cheap Trick o Blue Oyster Cult, entre otros muchos. Y a eso suena, amiguetes y amiguetas: hard rock con poso seventies, un vozarrón con mucho deje a Robert Plant, guitarrazos vitamínicos y un tufillo popero en los estribillos y los arreglos. Casi nada.
Wait until the summers gone es el que más aroma zeppeliano muestra, tanto en la línea vocal de Jackson como en el solo central y en el trabajo de Gelso (un poco "bonhiano"). Ojo también a Hanemann, menuda línea de bajo. Un tema redondo. I don`t like it suena a fiesta, con esa intro de batería cortada, un piano al fondo y un riff muy vacilón, cierto recuerdo a la Alice Cooper Band: no creas que voy a sentir pena por que te largues "Let the party now begin/You never let me see you cry. Uh oh". Su único "éxito" vino con el single Bears, una canción que les acompañaba desde sus años de versiones, engrandecida en esta ocasión con un sinte de fondo, un coro y una base rítmica fantástica; tema bombástico, muy bien cantado y con sencillo estribillo. Si hasta tiene unos falsos violines. Vuelve el baile con I don't care, ritmazo con un toquecillo funk, de nuevo Jackson abusando de sus agudos y un buen solo "don't go thinking you're the only/pretty little woman to have it so rough" Macho-man de pelo largo. Y cierra la cara Lullaby, una baladita de piano con melodía, arreglo y evolución totalmente beatleiana. Parece ser que fue muy radiada por entonces, pero, personalmente, creo que es el tema más flojete. Eso sí, gran melodía y épico final.
El tema título, No tellin' lies, abre la cara B con un toque progresivo en los acordes, quizá de riff algo más complejo (sin volverse loco) y dos guitarras haciéndose dueñas de la canción. Tiene un arreglo extraño en el puente y el estribillo se queda algo falto de fuerza. Una canción con un tono de protesta: "I have started now to realize/the things you did to hypnotize/were the things to unlock the door". Le sobra la parte instrumental de sintes, ese rollo espacial. Sin embargo Takin' a stance con su sencillez roquera, la más parecida a los Aerosmith de los setenta, se te queda pegada mientras meneas la cabeza. Otro de los puntos álgidos del disco es But no more, de nuevo esa mezcla de décadas anteriores con los sonidos sintetizados de moda en un medio tiempo de aire popero. La voz doblada de Jackson funciona bien aquí, y el puente y el estribillo resultones están muy bien trabajados. "Now all you hear is crying/cause no one's on the phone/your feet are just now freezing over/you know that you are here all alone". Seguramente, diez años antes habría tenido más repercusión. La única canción que compone Hanemann, Little things, aúlla en los altavoces, rocanrol para mover las caderas en un garito perfumado con ganas de fiesta. Otro buen solo de Jackson. El cierre a lo grande con la subida decibélica de Drive me crazy me hace pensar que si hubieran ahondado en estos registros quizá habrían subido más en las listas de ventas. Muy REO la canción. La base rítmica, de nuevo, genial. ¡Deja de liarme! "Stop doing all these things to me/U Drive Me Crazy/`Cause all I want is to be free". Jackson también se luce.
Un disco que se escucha con gusto, que no destaca por nada en especial, de ahí su poco reconocimiento, pero de excelente composición y factura. Disco basura por excelencia; me encanta.
La edición que tengo es la alemana de época. Tiene una pegatina con el precio y el lugar donde se vendió por primera vez: "de platenhoek" que en neerlandés significa "El rincón de los discos"; 23,95 florines neerlandeses. No sé cuánto sería eso en pesetas. La portada es un concepto de la banda dibujada por Angelie Alciatore-Gelso. En la contraportada podéis ver las fotos de los muchachos, tan jóvenes y sonrientes.
Disfrutad del fin de semana.
Estupendo aporte, como siempre (o casi, jajaja). Tienes toda la razón con lo de "Un disco que se escucha con gusto, que no destaca por nada en especial (...) pero de excelente composición y factura". En efecto, yo los conocía de nombre pero no recuerdo haberlos escuchado nunca y me han parecido súper escuchables y disfrutables, aunque me han dejado escaso poso. Aún así, uno de tus entretenidísimos y reivindicables "discos basura". Que el calor te sea leve y feliz fin de semana.
ResponderEliminarHay mucha música que me gusta y la trato de ese modo: basura musical en el sentido global, histórico o lo que sea, pero que deben rescatarse del baúl del tiempo de cuando en cuando porque no son, ni mucho menos, discos malos. Buenos orfebres, buen productor, buen producto. Yo lo comparo con un buen cocido, una buena paella o el plato que desee cada uno: en muchas ocasiones te lo comes en un restaurante o en casa de alguien, lo disfrutas, pero no vuelves o no lo recomiendas especialmente. A este tipo de trabajos le falta ese punch para volver a darle al play, para volver en un par de semanas a repetir en ese sitio concreto esa paella, ese costillar o lo que sea. De todos modos, muy disfrutables. Un abrazo helado.
EliminarNo los conocía. Muy ochenteros. No consigo localizar el deje que me transmite el cantante. En fin, divertido pero, como diría el King, no entrará en mis listas de reproducción habituales
ResponderEliminarDe eso no me cabe duda. Casi ni entran en la mía...
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