Me declaro fan de los bootlegs, los piratas, los discos llenos de música robada a los artistas en sus conciertos. En ellos encuentro la realidad de su arte, sin retoques, sus aciertos y sus errores, sus glorias y sus miserias. El arte sin control, vaya. El primer bootleg se lo debemos al mismo Edison, el inventor del fonógrafo: una de las primeras grabaciones la registró (sin permiso) durante los primeros diez minutos de una ópera. La vida comercial del disco pirata moderno, podríamos decir, despegó a finales de los sesenta por culpa de Bob Dylan. Tras su accidente en moto allá por 1967 se vio obligado a recluirse una temporada; con sus colegas de The Band registró, más o menos terminadas, un sinfín de canciones y tomas de las mismas. Algunas de ellas acabaron en manos de otros artistas (había que ganar dinero), pero muchas aparecieron en un disco no autorizado de título The great white wonder, que fue un éxito de ventas (ilegales). El fanatismo por los artistas llevaba a muchos fans a grabar los conciertos con cualquier medio disponible, bien para consumo propio, bien para distribuirlo bajo falsos sellos discográficos y ganarse unas perrillas.
La calidad de los bootlegs siempre estaba en entredicho. En el siglo pasado cruzabas los dedos cuando comprabas uno, usualmente caros: llegabas a casa, lo pinchabas (casi siempre eran vinilos, después cedés) y en ocasiones sonaba a gloria y en otras deseabas no haber tirado el dinero a la basura sonora que tenías en las orejas. Porque no era lo mismo una grabación de la audiencia, aunque estuviera ecualizada y tratada después, que una grabación sacada directamente de la mesa de mezclas del concierto, que muchas bandas guardaban para posteriores ediciones oficiales o para su propio regocijo. A veces pillabas un pirata sacado de una grabación en la radio, con su locutor y todo.
Con los años los propios artistas comenzaron a lucrarse con este negocio. De nuevo Bob Dylan aparece como protagonista: en 1990 decidió editar sus propias Bootleg Series tirando de su catálogo en estudio y en directo. En el cambio de siglo encontramos otros dos curiosos casos de autopirateo. Pearl Jam decidió vender "por correo" o directamente en sus conciertos el audio de los mismos, de tal manera que te llegaba a casa un doble o triple cedé en una envoltura de cartón con el audio sin retocar; llevan vendidas más de tres millones de copias. El segundo caso surgió de la unión de Jimmy Page y The Black Crowes: estuvieron de gira a lo largo de 1999 y grabaron dos noches en The Greek; previa a la edición oficial del disco, los fans podían pedir por correo su cedé con las canciones que quisieran, así, personalizado.
El mundo internet nos ha dado acceso al enorme catálogo musical de nuestros artistas, sobre todo desde que se graban con móviles todos los instantes de la existencia. Las compañías de discos y los artistas independientes aprendieron a compartir sus actuaciones y su música para poder recaudar algo del dinero que perdían antes con estas acciones heroicas de pirateo.
¿Y por qué cuento todo esto hoy aquí? Porque este vinilo de Thunder no es más que un bootleg oficial, lo que no deja de ser una contradicción en sí misma. Stage viene a ser la grabación sin retocar de un solo concierto, en este caso el acontecido el 24 de marzo del 217 en The Motorpoint Arena de Cardiff. El concierto pertenece a la gira del décimo primer disco en estudio de la banda británica, titulado Rip it up (2017) y basa su repertorio en las canciones de este y el anterior Wonder days (2015) más seis temas de su debut Backstreet symphony (1990), el que les lanzó a un efímero estrellato. Por cierto, no aparece ninguna canción de mis dos álbumes favoritos de la banda; fan de pacotilla soy, me temo.
El caso es que ya no suelo comprar este tipo de discos. Los disfruto en Deezer o Youtube o los descargo. Pero, en fin, mirad las fotos: ¡un triple vinilo! ¡Con carpeta doble! ¡Con fotos y todo! Entended mi debilidad. Porque, en el fondo, esto está aquí porque mezcla de manera imperial mi pasión por los bootlegs y por los vinilos.
Si no conocéis a la banda os dejo este enlace con un pequeño artículo sobre su historia musical.
Para terminar, unas canciones del concierto (también se editó en vídeo, claro). Pasad buen fin de semana.
Nunca he sido fan de Thunder y no conozco su discografía, excepto el Laughing on Judgement Day del que me gustan varios temas.
ResponderEliminarSin embargo, siempre que he intentado acercarme a ellos hay algo que no me acaba de cuajar. Qué le vamos a hacer. De todas formas, ya sabes que no dejo pasar un vinilo sin escuchar así que me lo pongo en la lista.
Un abrazo, feliz fin de semana y a cuidarse.
Cuidándome estoy con buena música y, quizá, demasiado alcohol en casa. Thunder no es una banda que entre fácil, la verdad, entre otras cosas porque han desarrollado un estilo personal, aunque plagado de influencias. La voz del cantante, los temas que trata, la forma de arreglar las canciones. Pero a mí me gustan mucho. Ya sabes que todos tenemos esos grupos que adoramos a pesar del resto del mundo. Un abrazo de vuelta.
EliminarEste es uno de esos grupos que cada vez que los oigo me pregunto: "con lo que molan, ¿porqué no los escucho mas?"...y así siempre hasta la siguiente vez. Por cierto si uno de los dos discos preferidos a los que te refieres es el segundo...ya somos dos.
ResponderEliminarUn saludo!.
Evidentemente ese "Laughing..." es una bomba. Se atrevieron a editar un disco doble en pleno 1992. Y no les fue mal. Thunder acabarían gustándote si les dedicaras unas buenas escuchas, creo. Un saludazo.
Eliminarjajaj, lo sabia. Si Thunder me encantan, pero la historia es que no los oigo tanto como a otros grupos...
EliminarSiendo honesto, nunca he escuchado ningún disco de ellos, a pesar de tenerlo en el debe. Sólo conozco un par de temas de su primer disco, LOVE Walked in y Dirty Love. Por lo que dices, seguro que están en este bootleg. A día de hoy, no me compraría un bootleg así, pero te entiendo. Un abrazo y buen finde.
ResponderEliminarYo llevaba mucho tiempo sin comprar uno, pero este se cruzó a buen precio y, al fin y al cabo, es un disco en directo a la antigua usanza. Como hoy en día puedes escucharlo antes de comprar, fui sobre seguro. En cuanto se puso a un precio razonable, cayó. Dale un par de escuchas a los dos primeros discos del grupo, que son los más mainstreem quizá. Un abrazo de vuelta.
EliminarTe entiendo perfectamente, sale uno similar a este de los Kinks y lo estoy pillando con los ojos cerrados. Lo he intentado algunas veces con estos tipos, pero no lo he conseguido, al menos de momento.
ResponderEliminarLo que más me ha gustado, eso sí, ha sido la entrada. Qué gozada de lectura porfavó, y eso que como te digo el grupo me resbala muchísimo. Mérito tuyo, evidentemente. Abrazo!
Pues sí tiene mérito engancharte con un disco que no te gusta ni te va ni te viene. Yo creo que acabarían gustándote. Es cuestión de encontrar el disco o las canciones adecuadas. De todos modos, no pasa nada. Ya estoy yo para sostener la economía de la banda. Un abrazo.
EliminarNi idea de quiénes son. Pero me identifico mucho con eso de ser coleccionista peculiar (así somos, y así nos va) a cada uno de nosotros nos gusta una cosa y a mí no me extraña que te dejaras llevar por este triple disco, es una bonita edición. Abrazo tardío.
ResponderEliminarQué maravilla aprender cada viernes de todos vosotros. Los caminos de la música son infinitos. Brutal!!
ResponderEliminar