Finalizo hoy mi breve repaso a Sabbath iniciado hace un mes en este mismo espacio con una entrada dedicada a la época Ozzy y una posterior reseña dedicada a Gillan al que se sumó mi colaboración en ZRS dedicada al álbum con Hughes en cedé. Por supuesto que no me he olvidado del mítico Dio, pero el disco que poseo y que documenta inmejorablemente esa época es el maravilloso Live Evil... y el compañero Rockologia Twitt ya lo comentó, mientras que el Dehumanizer lo tengo en CD y –por tanto- no cabe en este blog. Así pues, obviando lo del pobre Ray Gillen, me queda el gran Tony Martin, el cantante que ha participado en más álbumes de la banda por detrás de Ozzy y al que injustamente no se ha respetado lo suficiente. Y es que Ozzy fue el original y Ronnie James tenía un chorro de voz, pero tras el paso breve de mitos como Gillan y Hugues, Martin es el genuino receptor de la herencia de Dio, con un tipo de voz muy parecido que resultaba estupenda para temas épicos. Este Tyr es una muestra.
Así, en su tercera colaboración como vocalista con un grupo que más que Black Sabbath –como ya he expresado en otras ocasiones- era una especie de Iommi & friends, una panda de amiguetes en la que entraban y salían músicos que nada tenían que ver con las –digamos- formaciones clásicas de la banda (si obviamos al eterno Geoff Nicholls). En esta ocasión, Tony Iommi y Cozy Powell se erigieron nuevamente en productores y se metieron en los conocidos Woodcray studios –en donde habían grabado el anterior Headless cross- para dar forma al que oficialmente se convertiria en la decimoquinta obra de la banda de Birmingham con Tony Martin y Geoff Nicholls nuevamente a la voz y teclados, pero con la adición de Neil Murray como bajista. Y después de pasar por los Rockfield studios para acabar de pulir el álbum, en verano de 1990 y con portada de Andie Airfix vio la luz con IRS Records este Tyr del que hoy os hablo.
A
Anno mundi
The law maker
Jerusalem
The Sabbath stones
B
The battle of Tyr
Odin’s court
Valhalla
Feels good to me
Heaven in black
Estamos ante un estupendo álbum de hard rock con el sello Iommi, con algunos riffs que son evoluciones de otros oídos anteriormente –no me diréis que el de Anno mundi no es una variación del de Zero the hero- y un sonido en el que esa guitarra junto a la poderosa batería de Powell, la ronniejamesdiana –más que nunca- voz de Martin y los fantásticos teclados de Nicholls llevan el peso de otra de las obras imprescindibles de Sabbath.
Amigos, esta vez no os voy a analizar el disco tema a tema ¿para qué? Con una línea similar a lo largo de todo el álbum, me es difícil destacaros alguna de las canciones, aunque –si os he de nombrar alguna- os diría que, si aún no conocéis esta obra, no podéis iros hoy a dormir sin haber escuchado Anno Mundi, The law maker –vaya solo y vaya batería-, Jerusalem o Feels good to me.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Muy buen disco de la era Martin. Es curioso com, un cantante con tan buena voz, ha sido simepre ninguneado y olvidado, tanto por la banda como por los seguidores más clásicos de Sabbath. Creo que nunca tocan temas de la época Martin en directo (ni lo hacia Dio, que hubiese podido, ni lo hace Ozzy, que dudo que pueda) y hay unos cuantos!!. Precisamente estaba pensando en dedicarle unas lineas a uno des mis preferidos de Sabbath con Tony Martin, el Eternal Idol.
ResponderEliminarTanto Tyr como Eternal Idol son dos discos muy buenos. Yo conocí a Sabbath en los ochenta y los discos con Martin me encantan. ¿Mejores o peores que con Ozzy o Dio? Qué más da. Buena música. En el caso de Tyr, que nos ocupa, menuda banda.
ResponderEliminarTenía olvidado este disco y la verdad es que siempre me gusto, este fin de semana lo recupero, mañana a sonar antes de comer.
ResponderEliminarBuen fin de semana...
Eran los 90, no me acuerdo de este disco. Le daré un repaso.
ResponderEliminarLe voy a volver a dar una oportunidad a este disco, pero no hace mucho (relativamente), lo intenté de nuevo y seguía sin conectar. Siempre que Geezer Butler andaba implicado con Iommi en las diversas versiones del grupo, para mí seguían teniendo ese 'qué' que los hacía seguir siendo Black Sabbath pese a ser solamente dos componentes originales, pero esos discos donde solo estaba Iommi acompañado de mercenarios, aparte de ser simplemente discos en solitario, y pese a que me gustan (The Headless Cross, The Eternal Idol), pierden bastante fuelle, en mi opinión, ojo. Tony Martin era un gran vocalista pero en directo las pasaba canutas para subir los tonos (en Neon Knights al pobre le daba algo), no obstante siguen siendo discos respetables y nada indignos. Prometo retomar la escucha con otros 'oídos' :-)
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