Amigos del vinilo, hoy os traigo el To hell with the devil y con esta son ya tres las entradas que le he dedicado a los californianos Stryper por lo que queda claro el respeto que les tengo. Soy de los que piensa que la música es sólo eso, música, una manifestación artística que puede revestirse de otros aspectos que le aporten un enriquecimiento estético pero que no deben alejarnos de la enjundia, el meollo, lo que importa. De la misma manera que Tom Araya canta temas de lo más escabroso y ha declarado ser cristiano y creyente en numerosas ocasiones, me importan bastante poco las creencias de los miembros de Stryper. Vamos, que me parecen irrelevantes. Así pues, obviaré el tema del metal cristiano, el lanzamiento de Biblias en sus conciertos o sus mensajes evangelistas en las redes y en sus letras y me centraré en la valía instrumental y compositiva de Michael Sweet y compañía.
Así, estamos ante el tercer vinilo de la banda, el que supuso su afianzamiento en el mundo del metal a mediados de los gloriosos ochenta y les otorgó un puesto en la historia. Producido por los hermanos Sweet y Oz Fox junto a Stephan Galfas en los estudios Master Control, tuvo una vez más a los mencionados Michael a la voz principal, coros y guitarras –nunca se ha dado suficiente crédito a este hombre y es un guitarrista estupendo–, Robert a la batería, Oz Fox a las guitarras y coros y a John van Tongeren a los teclados. Y pese a mostrar a Tim Gaines como bajista, en realidad las pistas de ese instrumento las grabó el músico de sesión Brad Cobb.
La portada original me parece estupenda e ilustra perfectamente el título del álbum. Ideada por Robert Sweet e injustamente acusada de falta de gusto –los integristas estadounidenses es lo que tienen–, fue cambiada en ediciones posteriores por una anodina cubierta con el logo del grupo. Para mi, la primera edición –la que poseo– siempre será la buena, aunque como en muchas otras ocasiones en la historia de los lanzamientos musicales, nunca se hizo constar el nombre del artista responsable de la ilustración de la portada.
El track list era:
A
Abyss (To hell with the devil)
To hell with the devil
Calling on you
Free
Honestly
The way
Sing-along song
Holding on
Rockin’ the world
All of me
More than a man
La primera cara comienza con una
Abyss enigmática y evocadora,
una instrumental de teclados y sintetizadores que sirve de preámbulo a
To hell with the devil, un temazo con un riff inconfundible, estupendas guitarras, una
base rítmica machacona y el vozarrón de
Michael Sweet como protagonista.
Calling on you es del mismo
estilo, con unos arreglos de guitarras muy trabajados, un sólido trabajo de
batería y bajo y unos bonitos coros que arropan la gran voz del menor de los
hermanos Sweet. Para mi, es otra de las imprescindibles del álbum. Le sigue
Free, con un buen inicio y un solo que me encanta, aunque su desarrollo no me
ha atrapado nunca al nivel de sus precedentes.
Honestly es una baladita con
muchos teclados, ñoña y demasiado empalagosa para mi gusto aunque no se
puede negar el magnifico trabajo que hace una vez más
Michael Sweet a las voces. Por
suerte se acelera el ritmo con la última de la cara,
The way, la más rápida de las escuchadas hasta el momento con un estupendo solo y
que podrían haber grabado perfectamente los alemanes
Helloween.
Ya en la cara B, Sing-along song es otra de mis favoritas del disco, pesada, arrastrada, con cierta crudeza aunque con unos coros muy bien puestos –como ya anuncia el propio título, el típico tema para cantar en los conciertos con el público– y una batería que conduce el tema. Holding on tiene un inicio que sin ser igual del todo me recuerda sin remedio al de Mystery de Dio y es otro tema resultón con bonitos coros y poco más. Más fuerza y energía tiene Rockin’ the world, todo lo contrario que All of me, que es la segunda balada del disco y en este caso carece del encanto de la primera, por lo que en mi humilde opinión resulta de lo más prescindible. Menos mal que More than a man finaliza con más arrestos y pasión guitarrera este álbum con el que Stryper pretendian devolver a Satán a los abismos del averno y que le deja a uno con buen sabor de boca.
Y es que como ya he dicho al inicio de la entrada, obviando el mensaje
cristiano de sus letras que en el fondo no hacía daño a nadie, musicalmente
siempre consideré a los Stryper como una estupenda banda de
hard rock con unos buenísimos intérpretes.
To hell with the devil, junto con el
Soldiers under command (comentado
aquí) –que me gusta mucho mas, todo hay que decirlo– y el
In God we trust (comentado
aquí), suponen para mi la Santisima Trinidad de la banda en los 80.
Luego empezaron a desbarrar y nunca más fueron lo mismo, al menos hasta su
más que digno renacimiento de la última década.
Eso es todo por este año. ¡Feliz viernes y felices fiestas!
@KingPiltrafilla
Este lo he escuchado bastante, lo tenía mi hermano y era muy accesible para mí. Las baladas entraron en mis cintas de lentas y los vídeos me hacían mucha gracia, con esos informes amarillos y negros. Lo del tema cristiano pasó tiempo hasta que lo supe, aunque lo intuía. Gran entrada.
ResponderEliminarAsí que esta vez he acertado con el regalo de Navidad jejeje. Pues nada, a disfrutar. Como has leído, a mi las baladitas estas me parecían melífluas a más no poder.
EliminarDISCARRAL. Stryper me encanta en general y creo que este disco es su ibra máxima. Nunca se valora lo suficiente a Michael Sweet ni como cantante ni como compositor ni como guitarrista. Un bicharraco. Te doy la razón con la portada y una vez más con el buen hacer de los últimos discos. Además, en muchas canciones las letras, teniendo ese trasfondo cristiano, hablan de valores universales y del amor "en general". Ya depende de cómo lo interprete cada uno. Un imprescindible que ya vive en nuestro blog. Un abrazo.
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