Goodbye June nacieron en Nashville (Tennessee, Estados Unidos) a mitad de la década pasada. La banda está compuesta por los primos Landon Milvourn (cantante), Brandon Qualkenbush (guitarra) y Tyler Baker (guitarra), quienes se juntaron en homenaje al hermano de Baker, fallecido un mes de junio (de ahí la inspiración del nombre de la banda). Editaron un EP en 2016 (Danger in the morning) y un debut al año siguiente (Magic Valley) que llamó la atención de Earache Records. Este Comunity Inn es el segundo largo (a punto está de salir el tercero). Para grabarlo, contaron con Bobby Huff en la producción, quien, además, mete percusión, programación y coros. Cuentan con músicos de apoyo: Nathan Sexton se encarga de la percusión y la batería y The Hendersonville Strig Quartet meten los instrumentos de cuerda. Una banda sin batería ni bajista llama de por sí la atención.
En este álbum suenan a revival moderno (si esto existe) con un deje de southern rock y sonidos con regusto a The Black Crowes, Free, Jefferson Airplane y, sobre todo, Led Zeppelin. Y, aunque no ofrecen nada nuevo, lo que ofrecen tiene frescura, inteligencia y buen gusto. Si se puede decir, resulta innovador dentro del estilo, aportando, en muchos puntos, una personalidad de la que otros grupos del mismo palo carecen. En cierto modo, el disco parece hecho en un garaje en mitad de la nada, en cualquier año, en un día sin nombre, donde llueve, hace sol, es de noche, amanece todo a la vez. Y hay bourbon, cerveza y una barbacoa al final de la sesión de trabajo. Milvourn suena a una mezcla de Tom Keifer con el Paul Rodgers más arenoso para girar con estilo al rollo Robert Plant de los medios tiempos.
La cara B vive más orgánica, más ambiental y menos directa. Joan and Dyan pasaría por un single de finales de los ochenta, un medio tiempo brillante sobre fugarse con quien amas, huir del día a día y refugiarse en las viejas canciones, donde una guitarra al fondo de la voz marca la pauta especial del tema con su figura repetitiva ("I need you near me/and if you are willing/we can ride the open road"). Buen solo tambíen y gran final. Anywhere the wind blows rezuma, también, libertad, anima a no preocuparse por el mañana, a dejarse llevar de motel en motel "I'll go anywhere the wind blows". Canción de mecheros (perdón, móviles) al aire, brazos de derecha a izquierda y sonrisas en la cara. Otros tiempos. Switchblade heart es un poprock con toques funkies, chasquido de dedos y algo de introspección que cambia el paso al resto del disco. La gran labor de Landon y el puente/estribillo le dan un aroma agradable y bailongo, con un parte central donde guitarras y voz juegan gustosamente. Live in the now (de mis favoritas) vuelve a la senda zep manteniendo esa reivindicación del carpe diem, del no procuparse (mucho) por el pasado o por el futuro, del buscar el modo de disfrutar del "ahora" pase lo que pase. Bárbaro el trabajo de Brandon y Tyler. Bajan las pulsaciones en I don't mind, lo más parecido a una balada que hay en el disco, con percusión y guitarras, un slide puntual, todo con un rollo de noche alrededor de la hoguera y tener la vida por delante (puta juventud) para que te impore todo una mierda: "you know we can do this easy or/the hard way/when you turn on someone else/I don't mine/when you are putting me through hell/I don't mind". El cierre con Free child vuelve a tener cierta influencia The Cult para reincidir en la libertad, con un bonito solo: "I keep an open mind/it's fine if you die living free child".
La edición que traigo viene muy completa, diga de Earache. El detalle especial del vinilo rojo translúcido redondea una carpeta y una funda interior muy trabajadas, donde la mezcla de colores con el blanco y negro y el fotomontaje redondean una presentación destacable. Materiales excelentes y buen sonido. Editado en Europa, perdón UK, en el 2019. En la foto portada se observa una púa, que ahí dejo; da un aire chulo al conjunto y, total, no la voy a usar.
Saludos, buen fin de semana y feliz 2022.
Una entrada currada, como es habitual en ti, para un grupo del todo desconocido para mi y que -pese a ser de escucha agradable- no soy capaz de que me transmita emoción alguna. Al menos no se me hace bola. Un abrazo y a continuar con nuestra pasión, entre musicófilia y síndrome de Diógenes.
ResponderEliminarLas emociones son muy personales (y más a nuestra edad). Si ha servido para que escuches música "nueva" y pases un rato agradable, me conformo. Como puedes observar, aquí seguimos los dos mano a mano. Al menos en los comentarios. Espero que este año sea más participativo el blog. Yo, durante un tiempo, seguiré dando caña con mis cosas. Algunas más de tu agrado que otras. Un abrazo diogénico.
EliminarPues a mí me ha gustado. A veces, me ha parecido que mezclaban el rock con el soul, sobre todo en algunos dejes a la hora de cantar, además del más obvio blues. Tendré que seguir escuchando. Aunque no sé, que parece que no queréis a nadie en vuestro pisito del amor, jaja
ResponderEliminarTú puedes venir al pisito cuando quieras, que nos hace falta sangre fresca. El disco está muy bien. Por eso lo traigo y lo tengo en vinilo. Es cuestión de que aprecies el estilo, supongo. Sí tiene dejes soul en algunos momentos, sí, no creo que destacables en cuanto a que marquen algún tema, pero dejan cierta querencia de vez en cuando. Buen oído. Un abrazo.
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