Los años ochenta fueron, sin duda, y como también atestigua este blog, una época dorada para el hard rock, tanto en lo comercial como en la calidad artística. Entre la pléyade de músicos que levantaron sus cabezas buscando ganarse bien la vida en el mundillo, el mercado Alemán tuvo su cuota de éxito; de hecho, hubo una especie de "deutsche rock" al final de la década con bandas como Bonfire, Pink Cream 69, Victory o estos que hoy traigo, Axxis.
La banda estuvo dando tumbos con diferentes nombres y formaciones varios años, hasta que un golpe de fortuna llevó una de sus maquetas a la mesa de un directivo de EMI Electrola. La maqueta contenía una sola canción, pero fue suficiente para que recibieran un contrato por cinco discos. Aquella banda, que por asuntos legales acabó cambiando su nombre al definitivo Axxis, la formaban Bernhard Weiss a la voz, Walter Pietsh a las guitarras, Werner Kleinhans al bajo y Richard Michalski a la batería. Juntos grabaron el debut Kingdom of the night en 1989 bajo la producción de Rolf Hanekamp. El álbum se convirtió en un éxito en el mercado centroeuropeo, alcanzando el disco de oro en Alemania. Ese éxito les empujó a grabar este segundo disco, titulado simplemente II, al año siguiente. Vendieron incluso más que su predecesor y tuvieron una mordida en el mercado yanqui, pequeña, pero suficiente para que la compañía les trasladara a grabar su tercer largo hasta los estudios de Joey Balin en Pennsylvania e intentar dar el saltito atlántico. The big thrill (muy recomendable) se publicó en 1993; volvió a vender en Europa como sus predecesores, pero el mercado yanqui ya no estaba para hard rock. Tras dos discos más (Matters of survival en 1995 y Voodoo vibes en 1997) finalizaron su contrato con EMI y se desbandaron. Bien es cierto que dos años después Bernhard Weiss retomó la historia de Axxis, pero ya sin los miembros originales.
La cara A empieza con dos trallazos. The world is looking in their eyes habla de la libertad y la esperanza de una generación que acababa de ver caer el muro de Berlín: "the dream of freedom/tat is yet unknown/is bursting out of their hearts". El riff y la batería suenan de muerte y el estribillo se pega en seguida. La propuesta se endurece en Save me, con un rollito power en la construcción y las armonías y un toque de delay en la voz de Weiss. Buen teclado además. "Save me/my life is your life/and your life is mine/we belong together/since the beginning of all time". Bajamos el tempo para Touch the rainbow, con un ritmo cercano al reggae y una melodiosa guitarra, nos animan a volar lejos, a buscar nuestro futuro, a ser optimistas: "Touch the rainbow/and all dreams come true". La batería que introduce Rolling like thunder nos devuelve a la senda hard rock con un ritmo cortante, guitarras dobladas y una de las mejores interpretaciones vocales en esta canción de concierto: "I feel the sweat/and I'm trembling all over/minutes before the show". El temblor previo al concierto, el griterío de la muchedumbre "exhausted every night/my heart is beating". La entrega y la emoción del directo. Uno de los mejores solos de Pietsch incluido. Cierran esta parte con la balada (semi)acústica Hold you, única canción de amor hasta el momento, y nada empalagosa, ni por la letra ni por la melodía. "When the wind turns to you/you feel a fresh breeze hits your sails/the voice of life whispers and sings/I wanna hold you in my arms". La canción tiene un crescendo lento hasta el apoteósico final.
El tema de la libertad y el final de las barreras vuelve al inicio de la cara B en Ships are sailing, que nos sitúa en la noche que cayó el muro: "The wall has fallen down tonight/I can't believe this dream/tears of joy everywhere". El protagonismo de la voz y el mensaje es innegable, con una efectiva pero discreta instrumentación y un estribillo que pretende ser himno a las nuevas oportunidades: "ships are sailing across the water/all the white lights shinning bright". Pietsch vuelve a meter un solo excelente, ahora más técnico, más lucido. Uno de los mejores cortes del álbum se escucha justo después, Little look back, de magnífico trabajo armónico y una melodía de guitarra preciosa. Las estrofas repiten el título de la canción en el último verso creando una rítmica distinta al resto de canciones y se remata con un buen estribillo "what I need I'll never get/all that you've left me/is just a little look back". El juego de voces al final junto con la repetición de la melodía en guitarra y teclado remata el tema. Face to face intenta traer la cara amarga de las guerras a través de la memoria de un soldado superviviente que reflexiona sobre los amigos muertos: "face to face with their death/and with only memories left/in this moments full of pain/you feel like you are goin' insane". La forma en la que alternan las estrofas sobre el fondo de guitarras y teclado con el estribillo más rudo vuelve a dar personalidad a la canción, y la repetición de la figura principal en la guitarra funciona como hilo conductor. De hecho, el corte es el más largo del disco y en la mitad cambia de tono, creando una atmósfera algo melancólica unos instantes para volver a estallar con el estribillo final. Para el cierre nos dejan dos pelotazos roqueros. Get down suelta un estribillo de directo "get down/from the throne in the light/get down/to stay right by my side" y permite lucirse de nuevo al guitarrista. El tema juega con los cambios de tempo también. Gimme back the paradise recrea la vida en la carretera "every day another town/every night another gig" donde "you giv everything/tonight in the show". Rocanrol del bueno, con un piano setentero al fondo "this is a rock n'roll paradise/and I hope it will never end". Así sea.
El vinilo es original de la época, copia española. El artwork no es la bomba, con el número romano en grande y el logo de la banda en pequeño. Contiene una separata con las letras y los créditos.
Disfrutad del fin de semana a golpe de buena música.
Bueno, por poco no es ochentero, pero aún guarda ese espíritu. Una de esas bandas alemanas de la época que seguro que he escuchdo alguna vez pero nunca con atención ni interés por hacerme con sus vinilos. Estupenda manera de comenzar el sábado -extremadamente lluvioso en mi ciudad- mientras degusto mi bocadillo de sardinas en escabeche picantes y una Guinness. Feliz finde.
ResponderEliminarBuen y contundente desayuno. A mí los tres primeros de Axxis me gustan bastante, dentro del tipo de grupo que es. Los disfruto. Espero que haya sido una escucha satisfactoria también. Un abrazo.
EliminarNo los conocía. Tres cuartos de hora agradables. No podría asegurarte de que les diera otra oportunidad pero si tuviese que apostar, sería que sí. A veces un deje a Scorpions, resulta un heavy de lo más fácil para escuchar, al menos en mi caso. Como siempre, gran entrada.
ResponderEliminarHay muchos productos "de segunda" que tiene escuchas agradables y entretenidas. Algunos de ellos acaban enganchando, a poco que te guste el género, porque, como este, suenan muy bien, están bien compuestos y producidos y encuentras canciones que enganchan. A Axxis le sobró un poco de agudos y le faltó algún pequeño éxito en formato single para dar el siguiente saltito. Un abrazo hardroquero.
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