El día 19 de enero se cumplieron 40 años de la publicación de este LP. Es el décimo de la banda y el cuarto consecutivo que logró ser triple platino. Estos chicos se hartaron de vender discos en su Estados Unidos natal. Para situarlos musicalmente, podríamos decir que entrarían dentro de la calificación AOR. Bueno, quizás un AOR blandengue, el arena rock.
Nunca había sido seguidor de ellos (ni lo soy hoy) pero este disco fue una de mis adquisiciones de este verano en una tienda de Santander a precio de derribo, como ya os he explicado en alguna otra entrada. Me lo llevé porque alguna vez leí que era su mejor disco y porque me terminó de convencer el vinilo grabado a láser…si no me había ya convencido lo barato que estaba, aunque la carpeta mostrase los desperfectos que causa un clima tan húmedo como el cántabro si no dedicas un mínimo de mimos a tus cosas.
Este LP es uno de los que inauguraron la década de los 80 pero, como es lógico, seguía teniendo reminiscencias de la gran década de los 70. Styx ya estaban consagrados y podían hacer lo que quisieran y decidieron currarse un álbum conceptual que iba a tratar del nacimiento, auge, opulencia, decadencia y muerte de un teatro de Chicago, el Teatro Paradise. Quién sabe si no intuían que eso mismo iba a pasar en su país en los siguientes años con Reagan y Bush padre y su ultraconservadurismo que llevó al país a cotas ínfimas de creatividad en los 80, si lo comparamos a la década anterior…que también tuvo lo suyo políticamente pero, artísticamente, muy superior. El caso es que les salió un disco bastante redondo en el que sólo sobra la última pieza y en el que, hasta metieron pinceladas del sonido disco que lo petaba en aquellos años. Reconozco que el disco se escucha bien y es bueno, sin fisuras. Pero me pasa como con mucho AOR de estos años: me termina cansando y, al final, me quedo con tres o cuatro temas.
Pasemos a la portada doble. Un lado presenta la infografía del teatro Paradise en su apertura, con todo el glamour y, a la vuelta, su cierre y decadencia. En el cartón central, las fotos de los componentes y las letras de las canciones. Muy bonito a pesar de que la copia que tengo yo está muy mal cuidada. El plástico en si, está muy logrado pues una de sus caras está grabada con láser y según le da la luz, obtienes unos reflejos muy guapos. Fueron pioneros en usar esta tecnología. Por cierto, mi versión es la europea hecha en Holanda.
Apoyados en la base rítmica de los hermanos Panuzzo (John a la batería y Chuck al bajo) tenemos a los teclados a Dennis DeYoung, Tommy Shaw y James Young a las guitarras (preciosa la Gibson Explorer de Shaw que es la que le da el puntillo rockero a las interpretaciones). Las voces principales se las reparten entre los tres, ya sean alternándose en la voz solista o combinándose en los coros. Los integrantes del grupo también se encargaron de la producción y arreglos. Y no vamos a negar que eran excelentes músicos y que dieron con la tecla para vender discos como churros gracias a canciones pegadizas y con gancho. ¿A quiénes les podríamos equiparar? Pues, salvando las distancias, porque para mí estos grupos son la hostia, a Boston, Foreigner, Journey y a los grandiosos Toto. En mi humilde opinión, Styx están uno o dos escalones por debajo.
Comienza el disco con una pequeña introducción, “A.D. 1928”. Ojo, que este primer minuto lo repiten casi clavado en un par de temas más del disco. Sin pausa da paso a “Rockin’ The Paradise”, uno de los más rockeros del disco. Energía para comenzar la aventura del teatro Paraiso. Las dos canciones enlazadas, cantadas por DeYoung, fueron el cuarto single del LP.
“Too much time on my hands” lleva el sello de Tommy Shaw, tanto en la voz principal como en el solo de guitarra. Cuando quisieron aprovechar el tirón de este disco y sacaron 15 años después un “Return to Paradise”, este tema suena muy heavy. Fue el segundo single del disco y entró en el top 10 en USA.
El tercer single fue el siguiente corte, “Nothing ever goes as planned”. Tiene cierta reminiscencia disco, un ritmo un poco reggae y una buena sección de metales. Gana con las escuchas pero es el más flojo de la cara A.
Y acabamos este lado del vinilo con la canción más famosa del disco: “The best of times”. Fue el primer single y, aunque no llegó al número 1, si tiró del álbum para que ocupase ese puesto y volviese a ser multiplatino. El comienzo es exactamente el mismo que el de “A.D. 1928”. Y como el gran éxito de su anterior trabajo, reseñado por don Manu en el blog (aquí), “Babe”, es una power ballad muy de la época. Los coros le aportan enjundia y el punteo muy limpio me recuerda a alguno que hoy en día hacen los castellonenses Dry River.
La cara B comienza con “Lonely people” y su introducción de ruido de lluvia y saxo de jazz de fondo mientras llaman a los artistas en sus camerinos. Muy teatral todo. De nuevo arreglos de metales y muy AOR.
“She cares”, es una melodía muy fácil de escuchar, también en la estela del AOR americano, quizás tamizado por influencias del Boss y con un gran solo de saxo, al más puro estilo E Street Band.
El siguiente tema tuvo polémica en su día: los Styx fueron acusados por la PMRC, Parents Music Resource Center (o sea, Grupo de Padres Preocupados Por Lo Que Sus Hijos Pueden Escuchar En La Radio), fundado por la parienta de Al Gore, de incluir mensajes satánicos al revés. En realidad, “Snowblind” es un tema muy blusero que trata sobre la droga, la letra más comprometida de todo el álbum, alternando en las voces a Young y Shaw y un gran solo de Young. De lo mejor del vinilo, sin lugar a dudas.
“Half-penny, two-penny” quizás sea el tema más rockero al mismo tiempo que progresivo. Mi preferida del disco. Un solo de guitarra bestial y una estructura final que desemboca en el epílogo “A.D. 1956”, que repite la misma melodía ya escuchada al inicio y en “The best of times”.
Y cuando debía haber terminado el disco nos encontramos con otro corte más, “State Street Sadie", que es un organillo o pianola tocando unos 20 segundos, totalmente prescindible.
Pues eso, un disco muy escuchable y disfrutable a pesar de todos sus defectos y que marcó el punto más alto de la carrera de estos señores que aún siguen en la carretera. Personalmente, no me ha impactado tanto como otro de esos vinilos que compré de saldo este verano, el totalemente setentero Time Passages, de Al Stewart que ya os reseñé en esta otra entrada. Pero aguanta el tipo decentemente.
Aaaaadiós..
Estupenda banda y estupendo disco. Aunque es cierto que no son muy guitarreros que digamos, sabem crear buenos ambientes y melodías. Mucha calidad ahí, amigo. Y si además es a buen precio, el disco suena bien y tiene ese diseño a láser... estupendo a más no poder. En una cosa no estoy de acuerdo contigo, el último tema creo que enriquece y redondea el álbum otorgando ese cierre melancólico que pone fin perfectamente al concepto de la obra. En fin, un fantástico aporte para este viernes. Buen fin de semana.
ResponderEliminarPues el caso es que prácticamente no les conocía y la compra fue impulsiva y de "creo que estos son..." No me arripiento de ello. Ya digo que pienso que no llegan al nivel de Boston y compañía pero son muy escuchables.Un abrazo.
EliminarTodos tenemos nuestros grupos preferidos pero es mencionas a Toto, Boston o Journey y no incluyes a Van Halen ... Eso es un pecao !! ;-P
ResponderEliminarHe nombrado esos grupos como ejemplos de AOR super famosos. Los van Halen son más jebis jeje. Pero mira, ya que sacas el tema, no soy demasiado fan de Van Halen, la verdad.
EliminarPrecioso disco. Una compra estupenda. Los álbumes con esas portadas y un workart tan cuidado siempre merecen la pena, a poco que conserven parte de su pátina original. Todos tenemos discos más o menos machacados por nuestra culpa o por la de otros. Pero no podemos evitar comprarlos. Ninguno marcado a fuego tengo, por cierto, y me parece una chulada. En cuanto al contenido musical, no soy muy fan de la banda, aunque también traje por aquí uno de sus discos. Las producciones de finales de los setenta, además de exitosas, son muy recomendables y, en cierto modo, ayudaron a que otras bandas consiguieran "imitarles" y lograr éxito, como las que nombras. Un buen aporte. Como siempre. Abrazo.
ResponderEliminarY, sinceramente, todas estas bandas le deben la vida económica al debut de Boston. Así de claro.
EliminarPues sí, no me arrepiento para nada de la compra. Es un disco muy escuchable. No van a formar parte de mis grupos de referencia, pero hubiese sido una pena habérselos perdido para siempre. Un saludo.
EliminarOtro grupo que nunca había escuchado nunca, toma ya, pleno hoy. Me encanta sentirme ignorante por este glorioso sitio, lo añado a la cola para después del que ha subido el King de Sammy Hagar.
ResponderEliminarHay que joderse con las asociaciones esas de padres tan terribles, en qué hora se permitieron. Menudo infierno. Y qué bueno eso de conseguir de vez en cuando discos a precios de risa, sí señor. Hala, ya me están entrando ganas de irme a comprar discos, asco de virus... un abrazo Dani!
Pues dales la oportunidad. Yo tampoco los conocía demasiado y no están mal.
EliminarLa verdad es que conseguir siete vinilos que te gustan por 20 euros, es toda una ganga.