Ir al contenido principal

Blackfoot - Highway song Live (ATCO records-1982)


Y hoy le toca a los Blackfoot, reverenciados por algunos de vosotros e incomprensiblemente ausentes aún después de tantos años en la lista de protagonistas de las entradas de este blog (al menos a la hora de escribir estas líneas, todo sea que alguien me los pise). A los Blackfoot los conozco desde los 80, cuando aparecían incluso en revistas dedicadas al hard rock y el heavy metal y eran considerados de culto en algunos círculos. Sin embargo, nunca llamaron mi atención del todo por lo que cuando tuve la ocasión de hacerme con este vinilo vi la oportunidad de conseguir una especie de grandes éxitos de la banda capturados en directo. Así que, aquí estamos. 

El germen de la banda tiene su origen en Jacksonville a finales de los años 60, pero no es hasta mediados de los 70 que graban su primer disco bajo el nombre de Blackfoot con una mezcla de hard rock y southern rock adquiriendo su mayor momento de fama a finales de la década y principios de los 80 con el trío de lanzamientos formado por Strikes, Tomcattin’ y Marauder grabados bajo el sello ATCO gracias al contrato que les consiguió el manager y productor Al Nalli. Y en el momento más dulce de su carrera y en medio de su gira por la Gran Bretaña, los Blackfoot graban este Higway song Live utilizando el Rolling Stones mobile studio, de nuevo con Al Nalli a la producción junto a los ingenieros Mick McKenna y Henry Weck. Al line up, la formación habitual de Rickey Medlocke a las voces y guitarra, Charlie Hargrett a la guitarra, Greg T. Walker al bajo y coros y Jackson Spires a la bateria y coros. 


Con portada de Mike Putland, el disco –del que poseo la edición original para Europa– tenía el siguiente track list

A 
Gimme, gimme, gimme 
Every man should know (Queenie) 
Good morning
Dry country
Rollin’ & tumblin’ 
Fly away

B 
Road fever
Trouble in mind 
Train train
Highway song
Howay the lads 

El disco se inaugura con una festiva y alegre Gimme, gimme, gimme inmejorable como prólogo de la selección de temazos que nos ofrece el álbum. Le sigue Every man should know –también del Tomcattin’– en una versión más extensa que se inicia con unos guitarrazos de Medlocke y que resulta más hard blues que la original. Lo cierto es que, como es natural, todas las versiones del disco suenan más crudas que los temas de estudio. La rapidita y enérgica Good morning da comienzo a los temas sacados de Marauder y es una de esas piezas que le hacen a uno saltar de emoción, lo que en disco music sería un rompepistas. El trabajo de Medlocke a la guitarra es estupendo. Más heavy es Dry country, en su impecable versión en directo sobre atravesar el país a lo largo de paisajes desérticos en el interior de un low rider. Le sigue una estupenda versión power blues de Rollin’ & tumblin’ de Elmore James que popularizó Muddy Waters y que han grabado innumerables guitarristas y bandas. Finaliza la cara Fly away, en una versión más potente y enérgica que la original. 


La cara B, dedicada casi por completo a su álbum Strikes, comienza con la guitarrera Road fever y tiene continuidad en Trouble in mind compuesta por el pianista de jazz Richard M. Jones, interpretada a lo largo de la historia por numerosos artistas y la que Blackfoot aporta un estilo mucho más hard bluesero. Entonces llegan dos temazos, esa Train train con su inicio de armónica y paradigma del southern rock –compuesta por el abuelo de Rickey, la leyenda del bluegrass Shorty Medlocke– y la inmensa Highway song con ese inicio pausado y melancólico que desemboca en una orgía de guitarrazos llenos de fuerza. El disco finaliza con una improvisada y oportuna Howay the lads sacada de Blaydon Races, el himno geordie del Newcastle United FC que Medlocke y compañía utilizaron como fin de fiesta en su concierto en el Mayfair Ballroom de Newcastle, donde se grabaron la mayor parte de las pistas de este Highway song Live

Lo dicho amigos, una estupenda banda y un álbum en directo que le hace justicia y condensa un pedacito de la energía que transmitían por aquella época para la posteridad. Ya era hora de darles un espacio en este blog ¿no? 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla






Comentarios

  1. Ya era hora de que aparecieran por aquí, desde luego. Me encantan estos tipos pero nunca se ha cruzado por mis manos ninguno de sus vinilos (o no lo recuerdo); en cedé algo hay por aquí. Les dediqué una entrada en el blog repasando su discografía https://rockologia.wordpress.com/2019/03/16/lo-mejor-de-blackfoot/ y mostrando mi admiración por este disco. Excelente. Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya había leido tu entrada y por eso sabía que si a alguien le iba a gustar esta era a ti. Sirva para que les des un repaso en directo. Feliz fin de semana.

      Eliminar
  2. Genial, ya tengo una nueva banda que descubrir gracias a este sitio. Empezaré por este directo, que los discos en vivo siempre me han gustado para abrir boca con una banda. Saludoss

    ResponderEliminar
  3. FFVinilo con vocación de servicio público.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura