Tener un estilo único, reconocible, en cualquier trabajo resulta muy difícil. Y que ese estilo personal, además, sea eficaz, adecuado, que guste, más difícil aún. Si nos referimos a la música popular, en mi caso el rock en todas sus vertientes, conseguir eso conlleva un enorme trabajo detrás. Cuando eres cantante, tu propia voz ya te define, no en vano los humanos estamos muy preparados para reconocer voces y distinguirlas, pero cuando eres guitarrista la cosa cambia. No hablo de ser un buen instrumentista, ni siquiera saber componer melodías magníficas o estar en un grupo de éxito. Hablo de conectar con ese subconsciente de la persona que permite ponerle tu nombre a esas primeras notas, aunque nunca haya escuchado esa nueva canción. Y eso, amigos, amigas, lo logró Gary Moore. Un tipo con maravilloso gusto por la composición y la estructura melódica, con una técnica muy trabajada y, sobre todo, capaz de hacer hablar a las seis cuerdas en un tono, timbre y aroma únicos.
Si oyes su guitarra, lo sabes.
El álbum que comparto hoy tiene, además, una historia curiosa. Oficialmente este álbum se editó en Europa y Estados Unidos en el año 1986, pero hubo una primera edición tres años antes en Japón. Gary andaba de gira por el país y registró las dos noches en el Tokyo Kōsei Nenkin Kaikan en enero de 1983. Presentaba el Corridors of Power editado unos meses antes. La banda, ojo, de aúpa: Don Airey a los teclados, Neil Murray al bajo, Ian Paice a las baterías y Jon Sloman como cantante principal y de apoyo y dando caña a algunos teclados también. Bandaza, de lo mejor de la época. Lo produce Nigel Walker, que ya participó como ingeniero en Corridors of power.
Y este disco, precisamente, es el protagonista de la cara A. Rockin' every night abre con la voz de Sloman y la banda a toda velocidad, un rifazo clásico y oscuro y un solo rápido para continuar con Wishing well (versión de Free), ahora con Moore a la voz; qué feeling tenía el tipo. Estas dos gemas acaban dando paso a los doce minutos de I can't wait until tomorrow (en el disco se iba a casi ocho), una delicia de balada donde ese sonido característico de Gary comienza a posarse y, cómo no, a engancharnos.
Aquellos primeros ochenta resultaron algo caóticos en la vida de Moore. Así como este disco apareció con una diferencia de tres años en el mercado nipón y en el anglosajón, otro de sus discos (Dirty finger) se grabó en 1980 y no se editó hasta 1983 en favor de otros proyectos (G-Force, 1980). Esto no evita que la cara B abra, precisamente, con un tema de ese disco no nato por entonces, Nuclear attack. La canción sí había sido editada por Greg Lake en su álbum debut de 1981 con el propio Moore a las seis cuerdas. Sloman vuelve a la voz principal para darle un rollo hard excelente. De ese proyecto llamado G-Force rescata la instrumental White knuckles y Rockin and rollin (en el original formaban un solo corte). Si ya de por sí este tipo se sale en las canciones con voz, en el instrumental te rompe la cabeza con un punteo y una forma de hacer protestar al instrumento como pocos podían hacer. Sigue una versión rápida de Back on the streets (parte de su disco homónimo de 1978), con la voz del irlandés, y cierra este breve resumen de sus actuaciones de aquella gira con Sunset, joya instrumental que grabara para el álbum de Cozy Powell de 1981 titulado Tilt (y que aquí os comenté). La canción aparece dedicada a Randy Rhoads, fallecido poco antes.
Este fue el setlist completo de las noches del 24 y el 25 de enero de 1983.
La edición que comparto es la japonesa de 1983 y viene con carpeta doble, muy chula. Una pena que el concierto no se editara completo en un doble vinilo. Las fotos las hizo Kohichiro Hiki y el diseño, incluido el logo, corrió a cargo de Talayuki Minechisi. Ahí es nada.
Disfrutad del fin de semana, gentuza.
Un tío discreto con una carrera impecable. Guitarrista virtuoso e influente, supo fusionar como nadie el blues, hard y heavy. Me gusta mucho más su última etapa blusera. La edición japo muy chula, éstos saben hacerlo. Saludos jefe. P
ResponderEliminarUna edición muy bien acabada. Siempre han destacado los nipones por cuidar al comprador. Te sacan la viruta, pero no te duele tanto. No sabría bien con qué época o disco quedarme, porque me encanta (casi) todo lo que ha tocado. En cualquier caso, pinchar un disco donde suene su guitarra siempre es un subidón. Saludos de vuelta.
EliminarOtro álbum guapo de tu colección... y además tienes la edición japonesa. Sabes que a mi me gusta mucho más la época hard rockera de Moore que la bluesera de sus últimos tiempos y aunque a principios de los 80 arrastraba un sonido hard bluesy alejado aún de obras como Run for cover, Wild frontier o After the war, también es muy interesante. En cuanto a los temas, además de esa Nuclear attack que grabó con Greg Lake, I can't wait until tomorrow es impresionante y, como dices, es una pena que ya puestos no se publicase la grabación del set list completo de la gira. En fin, Es Gary Moore, qué más se puede decir. KING
ResponderEliminarSabía que apreciarías este disco. Tengo la japonesa porque me la regaló un colega de su propia colección cuando decidió venderla. Le pillé alguno más, pero no compraba vinilos ni casi música por entonces. Si le pillara ahora... A mí también me gusta más la etapa ochentera de Gary, aunque disfrute la posterior y, en ocasiones (se lo decía a Paco) no lo tengo tan claro. Siempre hay "algo" en cualquier disco en el que meta su guitarra. Y en este disco suena brutal, áspero y delicado a la vez. Hay un pirata con los conciertos completos que se titula "Hurricane". No suena mal. Un abrazo.
EliminarPara mí, Gary fue la puerta al blues. Pero también lo conocía, por los discos de mi hermano, de los tres anteriores al blues, el Wild Frontier,run for cover y after the war. Justo me falta meterme a fondo en todo lo previo a aquello, por lo que este directo me viene genial.
ResponderEliminarGary, uno de los grandes, sí señor
¡Esa es la actitud!
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