Amigos del vinilo, muchos años antes de que este que os escribe se convirtiese en seguidor de la carrera de Udo , Wolf y compañía, una joven banda tomaba cuerpo en la población de Solingen, que casualmente es la ciudad natal de una de mis sobrinas –su hermana es de Köln-, precisamente de la que soy padrino y esta primavera tendré que ir a visitar para acompañarla en – oh my god! - el día de su primera comunión. Pero eso son anécdotas que no interesan a nadie, por lo que me ceñiré al guion. A Accept llegué un verano –supongo que el de 1984, no me acuerdo- al escuchar en la radio su Balls to the wall . Como podéis imaginar, la impresión fue fantástica y me llevó a comprar rápidamente ese elepé que –por supuesto- precedió a la adquisición de su hermano cuasi gemelo, Metal heart . Atrapado ya en el embrujo de los alemanes, Restless and wild y Breaker no tardaron en llegar a mi colección antes incluso que Russian roulette y el controvertido Eat the heat . Objection overruled sería