Eso del one-hit-wonder no es ningún invento moderno. Max Bruch compuso el Concierto para violín nº 1 en sol menor, op. 26 a mediados del siglo XIX, cuando acababa de cumplir 26 años. A pesar de una dilatada carrera (murió a los ochenta) y ser un reconocido personaje, se le recuerda, precisamente, por esta obra. Tal fue el hastío del propio músico, que su hijo recordaba a su padre diciendo “¡Otra vez el concierto en sol menor! ¡No lo soporto! ¡Tocad el Concierto número 2 o la Fantasía escocesa, por favor!”. No había manera. Su gran éxito. ¿Y qué relación tiene esta anécdota con el vinilo de hoy? Cherry pie no es solo el título del segundo disco de Warrant; también del single más famoso del grupo, del vídeo más ochentero de todos, es el título de la bendición y, al mismo tiempo, la maldición de la banda. La polémica con la canción es eterna. En algún momento el propio Jani Lane (compositor y cantante) maldijo haberla escrito: “preferiría haberme pegado un tiro en la cabeza” dijo en un mal momento. Porque no le valoraban más allá de esos cuatro minutos, de ese one-hit-wonder. Sin embargo, años después se arrepintió de sus propias palabras: “he compuesto un himno que ha sonado en los grandes eventos deportivos y que sonará siempre, no puedo ser tan injusto”. Porque una canción de éxito de verdad es una bendición, y, en este caso, el cheque que pagó la mayoría de las facturas de la corta vida de Lane. Y hasta un tipo con una carrera tan brillante como Beau Hill (productor) se siente feliz de haber contribuido a poner en el aire su canción más escuchada. Qué pensaría Max Bruch de todo esto.
Lo curioso del tema es que Cherry pie nunca habría sido compuesta de no ser por la búsqueda del “famoso éxito”. Beau Hill presentó el disco terminado a los directivos de la compañía, que le miraron con cara de pocos amigos. “Aquí no hay ningún single”. “Claro que sí, escucha esta y esta otra”. “No, no. Nosotros queremos una canción mojabragas, una para esas chicas y esos chicos púberes que pasan del heavy metal y del rock y que solo quieren saltar y beber y follar”. “Ah, bueno de eso no han grabado nada los chicos”. “Pues vuelve con una canción de esas si quieres que editemos esta mierda”. Más o menos así fue la conversación. Beau llamó a Jane y le pasó la tostada: “la próxima semana tenemos que grabar una canción nueva que sea un himno mojabragas, hijo”. Jane, que se creía mejor compositor que Bruch, utilizó el patrón de la canción de Def Leppard Pour some sugar on me y un cartón de pizza que tenía delante para escribir la letra y los acordes, y así se la llevó al estudio. La banda ya estaba de vacaciones, por lo que fueron apareciendo por allí para grabar sus partes entre partido de golf y baño en la playa.
Por otro lado, no es del todo cierto que el álbum careciera de un himno follador. La cara B abre con Love in stereo, donde Lane narra una supuesta aventura que le sucedió en su primera visita a Los Angeles. De fiesta, conoció a una muchacha de buen ver que tenía una amiga de mejor ver y ¡vaya! se montaron un trío, el sueño húmedo de cualquier picha brava compradiscos. Ese “amor en estéreo” no les pareció a los capos suficientemente guarro, por lo visto. Y la canción podría haber sido un buen single, pues comienza con esos “quince segundos” pegadizos y el estribillo no tarda en aparecer, bien resultón. De regalo sexual, Sure feels good to me, para cerrar la cara A, explica muy clarito que “paid on friday and i’m ready to go” y nada mejor que gastar mi tiempo y mi dinero contigo “it might be bad, but it sure feels good to me”. Un tema rápido y corto (apenas supera los dos minutos y medio) con buenas guitarras.
Más allá del megasingle, o precisamente por él, I saw red fue otro éxito, alcanzando el puesto número 10 en listas. La canción narra la experiencia de Lane (lo que le gusta hablar de sí mismo) al encontrarse a su novia con un amigo común en la cama. Cerró la puerta y entró en una crisis nerviosa que le llevó a un hospital psiquiátrico durante varias semanas. Y de eso es de lo que habla: “I feel you breathe your love so deep inside of me”, pero un día llegué por sorpresa a casa “when I opened up the door/my heart jus spilled onto the floor/and I didn’t need to see his face/I saw you/I don’t think I’m gonna love you anymore”. Las malas lenguas dicen que ese “amigo” respondía al nombre de Richie Sambora. Un vídeo que quiere ser elegante, pero que peca de un puntito hortera. La canción se desarrolla sobre una coda de piano que se repite a lo largo de todo el tema y sobre la que arreglaron una sencilla estructura rítmica. La verdad es que la excelente interpretación de Lane hace que la canción valga más de lo que, realmente, hay.
En el lado opuesto escuchamos la letra de Blind Faith (cuarto single), la confesión de quien ha encontrado alguien en quien confiar, alguien que “make a lifetime out of every day”. Comienza con una guitarra acústica y la voz de Lane y en el puente arranca toda la banda hasta un estribillo sensible y sencillo, pero contundente. En el vídeo, esa parte acústica está grabada de manera íntima y en blanco y negro introduciendo el color en el cambio de volumen, resaltando la dualidad de la canción. Una prueba de que una idea sencilla puede convertirse en una gran canción. El solo, de lo mejorcito también. “With you and faith beside me/I’m feeling stronger every day”.
El tercer single y aquel en el que Warrant había depositado todas sus esperanzas (de hecho, iba a titularse así el disco) sale un poco de la temática coital. Uncle Tom’s cabin comparte una historia que Lane escuchaba en su juventud en Akron, Ohio: dos cuerpos encontrados en un pozo de madrugada y dos amigos que saben el secreto “me and Uncle Tom were fishin' it was gettin' pretty late” y observan a alguien arrojando los cadáveres “to the bottom of the well where they'd never be found”. Y ese secreto lo ha guardado hasta ahora porque entonces Tom le pidió “keep your mouth shut, that's what we're going to do/unless you want to wind up in the wishing well too”. La canción está muy bien estructurada e interpretada.
¿Qué tenemos más allá de estos cortes? En la cara A, junto a Cherry pie, Uncle Tom’s cabin, Sure feels good to me y I saw red, escuchamos Bed of roses, un medio tiempo pegajoso, acelerado en la parte central, con inicio acústico y excelente trabajo de guitarras. En la cara B, suena Train, train, versión de Blackfoot, donde los chavales viajan a los sonidos sureños con un lavado de cara muy chulo. Song and dance man comienza como una baladita moña y en seguida se acelera para dar otro estribillo brillante. Esa mezcla rudo-algodón de azúcar funcionaba como recurso en muchísimas canciones de aquellos años. Más hardroquera You’re the only hell mama ever raised, con buen riff y patrón rítmico; quizá en esta ocasión el estribillo desentone un poco con el resto. Oscurecen (un poquito) su sonido en Mr. Rainmaker con una letra optimista: “I found a girl who is permanente sunshine”. Aceptable.
El álbum se grabó en los estudios The Enterprise de Burbank (California) con el nombrado Beau Hill a los mandos. Los músicos que formaban la banda, además de Jani Lane: Joey Allen y Erik Turner, guitarristas, Jerry Dixon, bajista, y Steven Sweet, baterista. Y digo que forman la banda porque, posiblemente, no tocaron o lo hicieron poco. Ya en la pre-producción del anterior DRFSR, Beau Hill llamó al capo de la compañía para explicarle que “vamos a competir ahí fuera con los Van Halen’s y los DeMartinis’s y estos no dan la talla”. Mike Slammer fue el sustituto elegido. Beau le conoció durante la producción del segundo álbum de Streets (Crimes in mind, 1985) y se convirtió en una especie de recurso habitual en el estudio cada vez que una producción necesitaba una “mano extra” con las guitarras (Fiona, Kix, Twisted Sister). Además de hacer el trabajo sucio, Slammer se encargó de enseñar a Erik y Joey las partes de guitarra. Al final, la banda ganó, el público también. En el álbum aparece la frase “Erik & Joey would like to thank Mike Slamer & Tommy Girvin for their wielding G string inspirations”. Añadamos a Steve West tras las baterías y a Bruno Ravel empuñando el bajo, ambos miembros de Danger Danger. Juzgue usted.
Última curiosidad para ir cerrando esto. Existe una copia “sucia” y otra “limpia”, que es la que yo tengo. La “sucia” incluye un corte final titulado Ode to Tipper Gore (famosa por aquello de las etiquetas de Parental Advisory que te explico en este enlace) donde recopilaban insultos diversos de sus actuaciones en directo. La copia “limpia” no contiene este arrebato y censura con un pitido al inicio de Train, train la frase “all a-fucking-board”. Cosas de la época.
La versión que tengo está editada en Madrid (Martín Artes Gráficas) en la época. Contiene una separata con las letras y los créditos. La portada y el workart los firma el famoso Hugh Syme (tampoco se rompió la cabeza) y las fotografías Scarpati.
A disfrutar del fin de semana con un buen pastel calentito…
Admito que en su momento acabé hasta las narices del “Cherry Pie”, y acabé aborreciendo la canción y también al grupo. Este blog me ha servido para comprobar que se me ha curado definitivamente esa tontería juvenil que hace que tus prejuicios no te permitan ver más allá de un mega hit, que además no es quizá la canción mas representativa de la carrera del grupo. Como siempre, las historias que hay detrás hacen que la escucha sea mas interesante. Y este es el caso. No va a ser el disco de mi vida, pero lo he escuchado con agrado, cosa que cuando salió la citada canción habría sido del todo imposible. Si, definitivamente estoy curado, gracias a #ffvinilo y a tu entrada. ¡Un saludo!
ResponderEliminarOlé! A mí también me ha pasado por aquí, recuperar discos que no había escuchado o a los que directamente había negado la oreja, como tú en este caso. Labor curativa y educativa del blog 😝. Un saludom
EliminarPedazo entrada. Este grupo/canción me lo descubrió una novia que le molaba el heavy(bueno,Bon Jovi y similares pero gracias a eso nos conocimos) porque mi hermano el heviorro creo que los odiaba. Hasta con el tiempo me bajé en mp3 algún disco más suyo aunque nunca escuché más de un par de canciones de cada disco. No me parecen malos pero les falta algo, pero no soy yo el más entendido ni el más indicado para juzgar está música. Sea como sea, merecen estar en este blog. Un abrazo
ResponderEliminarSiempre han quedado en esa segunda decisión roquera. Tienen sus momentos. Al menos ha servido para que recuperes viejos recuerdos. Un abrazo.
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