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Alain Barrière – Ma vie (RCA Victor – 1964)


Hace unos días encontré en un cajón de casa de mis padres un pequeño tesoro, el archivador de singles de mi madre. Los imberbes del lugar –¿hay alguno, en realidad?– quizás no sepan qué es eso, pero guarda relación con los guateques, fiestas caseras de gente joven que en los 60 estaban de moda y a las que cada invitado solía llevar su música, generalmente en singles que era el soporte en uso de la época. De hecho, para ser estrictos, el formato era de 7 pulgadas aunque también era común meter ahí tres o cuatro canciones por lo que hablaríamos de EPs. Así pues, si juntamos el amor que siento por la memoria de mi madre con el que profeso por el soporte vinílico, era obligado que su pequeña colección que tristemente he heredado –podía habérmela regalado en vida ya que ella hace décadas que no tenía tocadiscos– pasase a formar parte de las entradas de este blog. En resumen, que hoy inicio la serie “Los singles de mami”, que iré alternando con las habituales reseñas dedicadas a mis propios vinilos. Ya os aviso que la mayoría de los temas de estos pequeños vinilos los he escuchado a lo largo de mi vida, pero otros no los he oído nunca y en algún caso desconocía incluso la existencia de los interpretes que los grabaron, por lo que la experiencia también me (os) servirá para conocer músicas alejadas de mis gustos. 
 

Inaugura la serie este Ma vie del francés Alain Barrière, uno de los regalos que mi padre le hizo a mi madre a lo largo de su noviazgo y que ella guardaba como un tesoro. Como si la viese ahora. A lo largo de mi vida en su casa, cada vez que esta canción sonaba en la radio, ella llamaba a mi padre y subía el volumen del aparato. Él sonreía en el comedor, mientra leía y ella sonreía en la habitación de enfrente de la mía, la que llamábamos “del armario” por ser la que tenía un enorme armario, en la que acostumbraba a escuchar música mientras planchaba. Estaban separados por el espacio y cada uno a sus cosas, pero en ese momento sus mentes se unían en el recuerdo de juventud y en un mismo sentimiento. En fin, cincuenta y siete años llenos de amor que pudieron disfrutar siempre juntos, antes de que la muerte de mi madre acabase con esa felicidad. C’est la vie... et c’est la mort, amiguitos. 
 
Y después de las emociones, los datos. Alain Barrière fue un cantante bretón que, tras estudiar ingeniaría en Angers, se estableció en París para buscar trabajo. Sin embargo, Alain –que sabía tocar la guitarra y también escribía canciones– no tardó en actuar por las noches en clubs de la capital francesa para sacarse unos francos extra. Defensor del género que se dio en llamar la chanson francesa, en 1961 consiguió un contrato discográfico y dos años más tarde su tema Elle était si jolie fue elegido para representar a Francia en el Festival de Eurovisión. Alain no ganó, pero la canción fue todo un hit y le permitió grabar su primer álbum al año siguiente, cuyo primer single y tema homónimo se convirtió en un éxito internacional masivo. En España fue uno de los 26 singles más vendidos de 1965 y uno de sus compradores fue mi padre, un enamorado barcelonés empleado de banca que quiso impresionar a su novia regalándoselo. 
 

El track list del EP era el siguiente: 
 
A 
Ma vie 
 
B 
Adieu la belle 
Un été 
 
La cara A está dedicada al TEMA, la mítica Ma vie. Se me hace difícil comentar esta canción porque –obviando la carga emocional que también me provoca– se trata de un estilo que me parece aburrido y poco interesante. Así, de Ma vie puedo deciros que se trata de la típica balada lenta que en los guateques servía para arrimar cebolleta –lo sé, ha quedado poco romántico– y que en su grabación participó la orquesta del italiano Armand Migiani
 

En la cara B, tenemos la algo más movidita Adieu la belle, aunque el estilo cultivado por Barrière no era para nada proclive a que la juventud menease el esqueleto. Un pelín más alegre es Un été, que tiene unos coros femeninos que taladran el cerebro. Ambos temas de esta cara cuentan con el apoyo de la orquesta del compositor y arreglista francés Jacques Denjean, todo un referente en la época que tocó con casi todas las estrellas de la canción francesa de los 60, desde Françoise Hardy a Johnny Hallyday, entre muchos otros intérpretes. 
 

En definitiva, una pequeña muestra de musiquilla ligera sesentera que si no fuese por que proviene de la pequeña colección de singles de mi madre, no hubiese reseñado aquí en la vida. Ya os podéis ir preparando, que habrán muchos más. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Canción clásica que también ha sonado en casa de mis padres. Mi madre tenía varios singles de este estilo de cuando estuvo trabajando en París, como muchos españoles en aquellos años.
    Bienvenido a mi reino blandengue (ponle una coma en medio o no, lo que prefieras).
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Lo que te gusta malmeter ;))

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    2. Sí que le gusta, si. Se le están pegando cosas de Rafa jejeje. Pero no pasa nada. Podría ser sarcástico y entrar al trapo... pero no lo haré. Paz. Ommmmmmmmm. Espero que hayas escuchado todos los temas y me hayas leído con atención. Si es así, puedes llamarme como quieras, que sé que no hay maldad. Una abrazo Dani.

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    3. Aquí el que malmete es el Manu, que a mí me ha gustado. De hecho he estado recordando y esta precisamente no estaba en los 45rpm de mi madre, pero si en una colección de cassettes que recopilaba este tipo de temas. A mi me resulta gratificante escuchar canciones de este estilo de vez en cuando. Por eso me gusta ver el programa de Cachitos, por ejemplo. Lo de blandengue no era por meterme con él, bueno, sólo un poco.

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  2. He hecho los deberes escuchando el vídeo que adjuntas. Tampoco me he muerto y no creo que la pérdida de neuronas sea significativa. En mi descargo debo decir que eso de la chanson francesa no me es ajeno. Si bien mi padre fue poco musiquero, mi madre atesora aún una dignísima colección de vinilos y casés que abarcan un par y medio de décadas de música. A ella le encantaba poner los vinilos a todo trapo mientras hacía la casa (o lo que fuera) y las casés en un pequeño reproductor en la cocina, que alternaba con las noticias de la radio y algún folletín. Y solían sonar las versiones españolas (las más de las veces) de estas canciones transalpinas. Además, un amigo de mi padre de tanto en cuanto venía con su guitarra e interpretaba, junto a Serrat y similares, a algunos de estos cantantes franceses (traducidos por él, supuestamente): le recuerdo ahora cantando Isabel o Venecia sin ti de Aznavour, por ejemplo. De todos modos, no es ni mi estilo ni se acerca. Pero agita recuerdos también. Y da un toque distinguido y arcaico al blog. Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Hombre, se nos llena la boca con el eclecticismo y la variedad de estilos ¿no? -pero si hasta dejamos que Dani nos comente esas cosas que trae-, pues toma eclecticismo. Además, ya he explicado que si bien se aleja de mis gustos, tiene una componente emocional que me evoca numerosos recuerdos. Y de eso se trata aquí, de dar a conocer material diverso y de explicar nuestras mierdas al personal. Así que, misión cumplida. La próxima entrada será otro vinilo actual, es decir, ochentero jajajaja... pero la siguiente vuelve a estos años y, atención que al documentarme me he encontrado con sorpresas. Un abrazo y feliz semana.

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