¿Qué hacía falta para triunfar en el rock a finales de los ochenta? Exacto: unos chicos guapos con mucha peluquería, un productor de renombre y una compañía poniendo dinero. Aquí tenemos a los melenudos: Dicki Filszer a la batería, Oliver Scholz al bajo, Ricolf Cross a las guitarras y Tom Bellini a la voz. Tres alemanes (de Bonn para más señas) y un cantante yanqui. El productor: Tony Platt, quien había trabajado a la sombra de «Mutt» Lange para AC/DC y Foreigner y se había curtido en singles y discos de Iron Maiden, Saxon, Motorhead o Gary Moore, entre otros. ¿Y la compañía? No podía ser más grande: Atlantic.
Además, estos muchachos parieron una joyita de hard rock que puede rivalizar con cualquiera. La voz de Bellini, sin destacar del conglomerado de cantantes de la época, resulta fantástica, muy bien trabajada en el estudio y con unas interpretaciones de altura. Cross juega con el shredding, claro, pero sin abandonar la melodía y dejando unos riff estupendos. La pareja rítmica suena siempre contundente y en especial Fliszar tiene sus momentos de gloria. Salieron de gira con Bonfire por Europa y llegaron a vender unas 30000 copias. En el Reino Unido y en Estados Unidos apenas sonó, perdido en la marabunta de discazos del género aquellos años. El mercado local tampoco les fue favorable, demasiada laca ya en la radio y la televisión. La compañía no tuvo paciencia y rompió el contrato, dejando a los músicos con un segundo disco a medio hacer. Tras esto, el único que tuvo cierto recorrido en la escena musical fue el batería, Dicki Filszer, quien acabó uniéndose a los británicos Skin.
Quizá también influyó en el desastre las caprichosas decisiones de Peter Price. Había conseguido el contrato con Atlantic y manejaba a la criatura (de hecho, en las dedicatorias del álbum aparece un "Hail to Peter Price!!). Decidió que Andy McPherson remezclara la canción Renegade para editarla como single y el trabajo le gustó tanto que le pagó para volver a mezclar todo el disco. La banda acabó rechazando el resultado final, por lo que Price buscó una tercera persona, Kenny Jones. Al final, en el disco se escuchan canciones remezcladas por Platt, Jones y MacPherson. Además de suponer un retraso para la salida al mercado y un aumento de los costes, rompió la relación entre manager y banda, por lo que tampoco recibieron mucho apoyo en la promoción. Y la imagen del producto también puede ponerse en ese debe, como la portada. O el título del disco. O el single elegido. Y la ausencia de un videoclip potente. Todo mal. Menos la música.
Rompe la pana la intro de batería de Heartbreak, heartache, sigue un riff setentero, una línea vocal excelente, un buen estribillo y un estupendo solo. Vamos, un hard rock cojonudo. Like I want tiene un rollo más fiestero, casi del mismo Sunset Blvd., con la ayuda en la composición de Bernie Marsden. Estribillo jugoso. The rich don't rock es una queja sobre las pocas oportunidades "my generation got a critical case of going no place" que se resuelve con un poco de evasión y odio a partes iguales. Estupendo tema muy bien resuelto con Bellini mostrando sus tonos altos. No puede faltar el desamor en un disco de melenudos eighties: "I've been beat again/pushing me down/using your old ways". Love games suena contundente, muy germana en esta ocasión; lo mejor, las excelentes guitarras. Cierra la cara con calidad y sentimiento Renegade, tema que comienza suave y evoluciona con un pequeño crescendo hasta el estribillo. Un estupendo teclado de Steve Glover, sonando como un clavicordio al principio y después como un Hammond, mezcla con la guitarra de Cross. Muy sentido y efectista. Sí que hubiera sido un buen single, Mr. Price.
El filo heavy asoma en All nite, tema rápido con cierto recuerdo a Pretty Maids, para reclamar "we ain't no lawbreakers/ain¡t no choir boyz/just need that daily dose of noise". Solazo de guitarra y ¡de batería! Siguen rotundos en Lonely nights (qué riffazo), una canción que también debió ser single y tener un buen vídeo. El estribillo y la melodía se pegan. Stand by me funciona muy bien con esa mezcla melódica y jevilorra donde Bellini se muestra enfadado, agresivo, y, de nuevo, Fliszar aporrea con toda su potencia. Colman los oídos más duros con Bleeding, cercanos a unos Accept o incluso a Judas Priest por momentos, sin perder el rollo melódico "love is a desire/that I cannot hold/Oh, I feel that fire/burning in my soul". Bajan algo de revoluciones en la final Talk is cheap, la más cercana a unos Mötley Crüe vitaminados. Aquí Bellini y Cross son los amos.
En enero de 2013 la discográfica Divebomb Records reeditó el álbum en formato de doble cedé con esas maquetas perdidas del segundo disco (One smack killer iba a llamarse) y dos temas extras que aparecieron como cara b del primer y único single.
La edición que comparto es la europea de la época. Supongo que es una especie de joya, de las que no tiene que haber muchas, pero no creáis que cuesta pasta: nadie lo quiere. Bien acabado, con sus letras y créditos. La extraña portada es de Dirk Rudolph y las fotografías de la banda las firma Frederyk Gabowicz.
Disfrutad del fin de semana, gente.
Como dice el del anuncio, si le quitas todo lo que no importa, al final queda la esencia, la música y las letras. Ni idea de esta banda, pero suenan bastante bien y la portada mola. Saludos Manu.
ResponderEliminarLo de las portadas, ya sabes, siempre es cuestión de gustos. A mí me parece que no tiene mucha relación con lo que vas a escuchar y eso siempre me chirría un poco. En lo musical, a veces nos complicamos en exceso: totalmente de acuerdo contigo en que lo importante es la música. Un abrazo.
EliminarOtro de esos discos de segunda que tienes, que parecen rescatados de la basura por la poca o nula repercusión que tuvieron pero que gozan de una calidad más que aceptable y resultan –¿será la nostalgia viejuna?– tan amenos de escuchar. Quién sabe si Wagener –que no convenció a Mustaine– hubiese hecho aquí mejor trabajo. Una obra en general muy reivindicable aunque sin ese “aquel” que la haga especial. Pero tuvieron su oportunidad... y por lo menos hoy nos acordamos de ellos por estos lares. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta esa basura ochentera, ya sabes. Todavía tengo unos cuantos que iré soltando por aquí. Disfruto mucho rescatándolos, porque sin ese "aquel" de las producciones míticas que han sobrevivido a los años siempre encuentro buenas canciones. Y salgo de "lo de siempre" para qué te voy a engañar. Uno de los logros de este blog, precisamente, es poner en las pantallas todas estas mierdecillas para que no caigan en el olvido. Abrazo King.
EliminarPues un heavy ochentero de lo más amigable y escuchable. No los conocía pero pasas tres cuartos de hora muy rockeros y agradables. Hay que rescatar más basura de esta jeje
ResponderEliminarEntre los que voy rescatando alguno bueno va saliendo. Este disco sí o sí merece la pena. Me alegra haber acertado esta semana contigo. Un abrazo.
EliminarA esta banda los vi tocando en vivo en el desaparecido y mítico Marquee de Londres en 1989, no en Wardour street, sino en su última ubicación , Leicester square.
ResponderEliminarAl día siguiente a la HMV a por el vinilo de cabeza, que tiempos…..
La de conciertos guapos que tuviste que ver entonces. Envidia insana.
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