Ir al contenido principal

León Benavente - 2 (DRO, 2016)

 

 

 


 


Me voy a meter en un charco trayendo por estos lares a una banda de esas que etiquetan como indie patrio. A mí me parece que, como son tan difíciles de clasificar, se les mete en ese cajón de sastre en el que se ha convertido el indie, donde caben desde los soporíferos Planetas a los superventas Vetusta Morla y Love of Lesbian, pasando por los magníficos Sidonie, los rockeros Messura o los inclasificables Standstill, El Columpio Asesino o Nudozurdo (estos ya pasaron por el #FFVinilo). Y sí, es difícil encasillarlos es porque hacen lo que quieren y les da la real gana. Ya sabéis, y si no os lo cuento, que son los músicos de directo de Nacho Vegas: César Verdú a la batería y percusiones, Luis Rodríguez a la guitarra y Eduardo Baos al bajo y sintetizadores a los que se les suma la gran capacidad lírica de Abraham Boba a la voz, órgano, percusión… Y construyen un muro de sonido peculiar, con un armazón electrónico, es cierto, pero con contundencia guitarrera e innumerables intercambios rítmicos entre el batera y el bajista. Todo aderezado por la peculiar manera de cantar/recitar de su frontman.


 

Venían de arrasar con su primer LP del 2013, titulado 1. Bueno, lo cierto es que conquistaron al público en sus directos y festivales, que fue donde se hicieron conocer de verdad. De ese primer disco, con maravillas como “Estado provisional” o “Ser brigada”, un fantástico tema cuyo estribillo no tiene letra, pasaron a editar el EP Todos contra todos, con una gran versión  del “Europa ha muerto” de Ilegales y a asombrar en los festivales por su puesta en escena y frescura. Todo ello los llevó a publicar en 2014 una nueva edición de su LP en versión doble CD, incluyendo el EP.


 

A finales de 2015 decidieron entrar a grabar su nuevo trabajo en los Garate Studios de Andoain. La mezcla se realizó en Estudios Reno de Madrid y se masterizó en UK, por Mike Marsh en The Exchange Mastering Studios ya en 2016. Producido por el grupo, la música también está acreditada a ellos mientras que las letras sólo a Abraham Boba. Las únicas colaboraciones del disco las tenemos en “Gloria”, donde Joseba Irazoki toca la guitarra eléctrica y hace ruido, y los sintetizadores de “Nuevas tierras” a cargo de Banin Fraile. El arte de la portada corre a cargo de Coqué Azcona.

Como imaginaréis, el nombre proviene de la carretera entre León y Benavente que, al parecer, los músicos se hicieron infinidad de veces, incluida una vez que les dejó tirados el coche. Ahora, cuando quieren crear, se recluyen en su cuartel de invierno en el pueblo zaragozano de Mozota, donde incluso han montado un estudio en el que grabaron su tercer disco y han puesto en el mapa musical español a este pequeño pueblo de 60 habitantes, gracias al proyecto ecológico-musical-social El Bosque Sonoro y los conciertos que generan trabajo en esa España despoblada que tan mal cuidamos.



Venga, pasemos al turrón que es lo que se lleva en esta época prenavideña en la que estamos. Y precisamente con esa expresión, “venga”, comienza el primer corte: “California” ritmo guitarrero sobre un colchón de sintetizadores y soltando ya alguna de sus perlas sarcásticas y humorísticas en las letras (“montaremos una fiesta en casa del ministro de exterior”).


 

Tipo D” fue escogida como primer single. Un poco rara esa decisión. Según el grupo, lo hicieron porque era la opción más arriesgada. En mi opinión, metieron un poco la pata. Pero ellos lo tenían claro: “quiero que esto sea un hit. Quiero una tarjeta black. Quiero convencerte de que lo que está sonando es un hit. Es un hit”. 


 

La preciosista “La Ribera” se acerca mucho a sus mejores canciones del primer LP. Bajamos las pulsaciones y me recuerdan más a ciertas canciones de los madrileños Nudozurdo.


 

El cuarto corte es un exuberante tema hipnótico, vigoroso y explosivo con una letra recitada entre irónica y de crítica social, perfecta para corear en directo. ¿Qué es? ¿Un rock? ¿Pinceladas de post-punk? ¿Aquelarre electrónico? Ni idea, pero la de veces que me la he puesto a todo trapo en el coche para animarme de camino al curro mientras creo vislumbrar reminiscencias hard rock en los punteos de guitarra.

Cerramos la cara A con la reflexiva “Nuevas tierras” donde Banin Fraile, de los Planetas, aporta hasta 8 pistas de sintetizador.


 

Le damos la vuelta al plástico y encaramos las últimas cuatro canciones del trabajo. “Aún no ha salido el sol” tiene un buen estribillo con esa percusión electrónica y el recitado de Boba, donde recuerda en su letra a los Smiths, a la Velvet Underground y a los Can. Más claro no te pueden dejar sus influencias. Me gusta el interludio que se marcan en la segunda mitad del tema.

La melancólica “La vida errando” con una estructura más sencilla, mucho más pop, es un respiro y nos permite encarar las dos últimos cortes más descansados, aunque durante el tema me recuerden que me paso demasiado tiempo procrastinando, como lo hace el protagonista de la canción.

Celebración (siempre hacia delante)” intenta retomar el paisaje musical que dibujan con “Gloria”, más vigoroso y directo, pero no funciona igual de bien que aquella.



Y el broche final a los poco más de 35 minutos que dura este LP, lo ponen con “Habitación 615”. Boba recita con feroz honestidad sus andanzas en México DF resumiendo dos semanas extenuantes de su periplo mejicano y las reflexiones de su vertiginosa carrera. A mí me gusta la rola, como dicen por aquellas tierras, y hasta me recuerda a los Rage Againts The Machine, pero entiendo que haya quien le canse esa forma de cantar.

Pues eso, que incluso en la música que menos te esperas puedes encontrar las semillas del rock. Ábrete de orejas y disfrutarás. Por cierto, para terminar su historia hasta aquí, en el 2017 publicaron otro EP, En la selva, que incluía “Maestros antiguos” y “Se mueve”. Y en el 2019 su tercer larga duración, Vamos a volvernos locos, de donde me encanta “una canción de amor”, con Amaral a los coros, titulada “Amo”.

 


 

 

 

 

 

Comentarios

  1. Tú no te cortes: trae la mierda que quieras al blog, que yo traigo la mía también, para eso estamos. Este tipo de sonido no me gusta ¡qué sorpresa! pero es fantástico leerte, el gusto que transmites. He pinchado los vídeos que acompañan tu texto y, para mi sorpresa, no me han roto el cerebro ni nada y, de hecho, algunas me han agradado. California, por ejemplo, o Habitación 615. Tengo mucho prejuicio con eso del "indie" porque se mete mucha basura. Grupos como este y otros que nombras se lo curran muy bien aunque lejos de mi bolsillo, ya te imaginas. Guapo el proyecto-estudio, qué curioso. La estética del vinilo me gusta: sencilla, efectiva, un toque llamativo, juvenil y seria a la vez. Gracias por animarte a compartir tu música por aquí. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro que algo positivo hayas sacado. Está claro que lo mejor es no dejarse influenciar por términos y/o tendencias. Lo que pasa es que estamos tan sobresaturados de todo y con poco tiempo que, por comodidad, hacemos un primer filtro por ahí. Y nos perdemos muchas cosas interesantes. A mi me pasa mucho.

      Eliminar
  2. Pues la verdad es que afrontaba la escucha con mucho escepticismo y no me ha desagradado tanto. De hecho, hay varios temas que me han parecido muy escuchables por un metalhead irredento como el menda. Sin ir más lejos, ese Tipo D al que encuentro sonidos Ktaftwerk justo antes de escuchar ese "Quiero ser alemán" así como una letra a lo McNamara y guitarrazos aquí y allá, resulta que es la que más me ha gustado. Y eso que dices que metieron un poco la pata al escogerla como single. Fíjate. En resumen, que lo importante es que escribas más a menudo y -como dice Manu, yo no he sido- nos traigas aquí "tus mierdas". En el fondo nos une el mismo añor a la música y al formato vinílico. Que tengas una feliz semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Metieron la pata como single, lo que no quiere decir que no esté entre las tres mejores. Y sí, claro que hay influencia Kraftwerk. Ellos dicen que beben mucho en el krautrock, sea lo que sea eso. Tendré que currármelo más la próxima vez que me presionéis jaja

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod