Para mí la música es una cantera inagotable de placer. Por ejemplo. Encontrar una portada en las cubetas de los vinilos, no recordar exactamente el disco, comprarlo por impulso (hoy en día, que en un clic lo sabes todo y lo olvidas todo), llegar a casa, pincharlo. Y ahí está: la magia de la música sonriéndote el día. Esto me ocurrió con este debut de Drive, She Said. Lo recordaba, claro, pero ¿me gustaba? Uno de tantos que alguna vez pasó por mis orejas sin dejar una huella indeleble. Tantos de esos que no acertaron en su momento y que años después aparecieron para sonar repetidas veces. Los hombres modernos tenemos esas cosas: a veces cambiamos de gusto.
El caso. Aquí comparto el debut del grupo que formaron Al Fritsch y Mark Mangold en 1986 y que acabó con un jugoso contrato con CBS. Fristch, fallecido en 2017, canta y toca guitarras y teclados, mientras que Mangold se encarga de más teclados y de las baterías (electrónicas). Mark firma todas las canciones; venía de tocar en los setenta con American Tears y en los ochenta con Touch y acabó ganando fama escribiendo para Michael Bolton, Cher, Paul Rodgers o Jennifer Rush, entre otros. Ambos tipos querían dar el salto a la fama ofreciendo canciones de rock melódico agarradas a la moda de finales de la década. El propio Mangold se encarga de la producción con la ayuda de John Luongo, quien firma, además, como productor ejecutivo. Luongo era un técnico de la casa especializado en mezclas y remezclas que había ganado crédito en el mundo soul y disco; en los ochenta tenía su propio sello dentro de CBS (Pavillion) y su trabajo incluía editar para formato single canciones de gente como Aerosmith, Roxette o Tina Turner, por poner unos cuantos de su larga carrera.
Completan el cuadro artístico diversos invitados. Aldo Nova compone, toca la guitarra y hasta co-produce Love has no pride, Fiona Flanagan compone y canta en Hard way home, Bob Kulick mete las zarpas en I close my eyes, Benny Mardones canta en Don't you know, Kenny Aronoff mete baterías en Maybe it's love y Hold on y, en fin, muchos amigos por aquí (Tony Bruno, Bob Feldman). Del bajo se encargaron Charlie Gregory y Kenny Aaronson.
Con esta variedad de compositores y músicos una de las dificultades podría ser encontrar cierta homogeneidad en el resultado final. Bien es cierto que las canciones resultan diversas, pero la voz de Fritsch y la mezcla final dan un acabado excelente y bastante parejo a los diez cortes del álbum.
Date un pinchazo de insulina y pulsa el botón play.
La cara A comienza con un medio tiempo de la época, vívido de sintes y arreglos de estudio, titulado If this love. Gran línea melódica y excelente estribillo (muy Michael Bolton) para una canción de amor incomprendido: "if this is love oh why do our hearts feel like their breakin' apart". Más roquera suena Hard way home, con un riff cortado y la batería más presente. Fristch engorda la voz, se hace agresivo. Buen estribillo, buen solo. Cuenta con la voz de Fiona Flanagan. Don't you know la rescata Mangold de sus años en Touch y sigue el rollo roquero. La mezcla de guitarra y teclados funciona muy bien, intercambiando protagonismo con las líneas vocales. "Don't you know what love is/let e show you love girl". Después de desmelenarse un poco, volvemos a bajar revoluciones, suben los teclados, los delays y la batería sintética en la megabalada But for you, con Fritsch haciendo una demostración de buen gusto y elegancia. Cierra la cara el tema compuesto y tocado por Aldo Nova, Love has no pride, con cierta reminiscencia pop y, si me apuras, unos arreglos soul. Totalmente eighties, colega.
El lado B comienza con una de mis favoritas, a capella, Maybe it's love, fantástica línea vocal, pegadizo estribillo y sencillas, pero efectivas, guitarras. Para que te hagas una idea, compone con Essra Mohawk, artista que aquellos años había metido sus encantos en discos de Tina Turner o Cyndi Lauper. Y si el azúcar aún no te ha subido lo suficiente, agárrate que viene la explosión AOR de Hold on (hands around your heart) y su coro de estadio "hold on to this feeling/hold on to the way we are/you been too long disbelievin'/someone could put his hands/around your heart". Ahí es nada. Solo fantástico y melodioso de Tonny Bruno (tocó en el segundo de Saraya, se enroló con Joe Lynn Turner años después). El sonido pop (se nota la mano de Luongo aquí) vuelve en If I told you, recordando a lo que hacían gente como Phil Collins, por ejemplo. El sintetizador y la máquina de ritmos toman el mando en I close my eyes que cuenta con otro buen estribillo y la guitarra de Bob Kulick. Cierra de manera elegante As she touches me (why can't believe), donde se luce Mangold en un corte muy Bolton de nuevo.
Un trabajo de rock melódico con poco guitarreo, mucho sintetizador, melodías aterciopeladas y algunos estribillos que al final del recorrido se te pegan en la cabeza.
La edición que traigo es la versión europea, licitada a Music for Nations e impresa en los United Kingdom. La portada, imaginada por la propia pareja musical, la dibujó Sean Daly. Las fotografías corren a cargo de Caroline Greyshock.
Disfrutad del fin de semana.
Pues nada, sabes que a mi me gusta el hard melódico así que escuchar este álbum no me ha resultado desagradable del todo. Pero esto es más melódico que hard, demasiado edulcorado para mi gusto. Además las baterías electrónicas le otorgan una pátina muy de la época, con todo lo negativo que en este caso conlleva. Al menos, Fritsch tiene una bonita voz y I close my eyes podría incluso salvarse del ostracismo al que condenaré este álbum para el resto de mi vida. En fin, ya comentas que para digerir esto tenemos que chutarnos insulina por lo que como mínimo nos has avisado. Y quien avisa, no es traidor jejejeje. Feliz semana, que para desear un buen finde llego tarde.
ResponderEliminarSin insulina se hace pegajoso el disco. No tiene más historia que una escucha agradable, canciones bien producidas y mucha brillantina ochentera. Más allá no hay mucho que decir. Un abrazo.
EliminarPues rock melódico, de los 80, flojito, ¿qué podía salir mal para no entretenerse con su escucha? Muy ochentero eso sí, podría se la banda sonora de cualquier película de John Hughes. Iba a decir que me recordaba a Survivor pero como mucha menos mala leche. Estos son unos Glenn Medeiros con mala leche, lo que no es malo. Eso sí, lo que me ha recordado mucho es a los Chicago de esa época, y me ha recordado que tengo por ahí en vinilo su "19" y que es una buena elección para castigaros con uno de los peores discos de los Chicago. Un rato agradable, sí señor.
ResponderEliminarEso es. Un rato agradable, que no deja mucho poso, sin más historias, para poner de fondo mientras haces algo. Es demasiado eighties y meloso hasta para mí, ya ves. Un abrazo.
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