Si hace unas semanas se cumplían años de la muerte de Phil Lynott, mañana día 6 de febrero se cumplirán diez de la de Gary Moore. Es una fecha lo suficientemente importante como para dedicarle una entrada a este disco, aunque ya fue subido al blog en 2012 por @bluesluis y en 2013 por @Living at 33rpm, pero es uno de mis favoritos del norirlandés, así que bien merece un repaso completo.
El 6 de febrero de 2011 el corazón de Gary se paró mientras pasaba sus vacaciones en Estepona (Málaga). La noticia cayó como un jarro de agua fría para sus fans y el mundo del rock: tenía solo 58 años y muchos por delante para darnos buenos momentos. Pero no pudo ser. Se fue y con él también su manera única de tocar la guitarra.
After Hours
Tras el éxito de “Still Got The Blues” en 1990 y el viraje que dio del rock del “After the War” (1989) a la vuelta a sus raíces bluseras, en 1992 Gary lanzó este “After Hours”, también metido de lleno en el blues, que ya no abandonaría, aunque tenía una manera especial y muy personal de tocarlo. Era su noveno disco en solitario, y contó con colaboradores de lujo, como B.B King y Albert Collins.
En la portada se puede ver un plano picado (desde arriba) en blanco y negro de Moore tocando una Gibson Les Paul, y estoy casi segura que no es su Greeny, sino otra, y rodeado de instrumentos: un teclado, una batería con sus baquetas y un saxo. En la contra desaparece Gary y se queda la Les Paul, en el mismo plano picado, y los títulos de las canciones se listan en el lateral sobre una mancheta roja a la derecha. Mi edición es la española del 92, encontrada en una de esas tardes recorriendo el centro en busca de tesoros.
En la versión en vinilo falta la versión del “Key to Love” de John Mayall, canción incluida en el disco “Blues Breakers with Eric Clapton” y que, por cierto, dio lugar al nombre de Thin Lizzy. Tin Lizzy era uno de los personajes que salían en el tebeo que lee Eric Clapton en la portada del disco, The Beano, pero el primer guitarrista del grupo, Eric Bell pronunciaba arrastrando la “t” y sonaba más bien como “th”, y así lo dejaron. Se incluyó en la versión en CD.
La cara A arranca con la grandiosa “Cold Day in Hell”, que tiene mucho más de rock que de blues, pero una interpretación muy sentida, y la mezcla resulta una combinación explosiva de los dos estilos, como solo él sabía hacer. Le sigue “Don’t You Lie To Me (I Get Evil), una versión del tema de Tampa Red, un blues clásico con un puente entre estrofas de magnífica guitarra, como no. Se van los pies escuchándola. Sin dar tregua le sigue “Story Of The Blues”, un tema melancólico y en ese estilo tan personal que creó mezclando rock y blues, largos solos de guitarra mezclados con instrumentos de viento. Sigue la versión de “Since I Met You Baby” de Ivory Joe Hunter que hacen mano a mano B.B King y él, ahí es nada. Y para cerrar la cara A, mi canción favorita, que alcanzaría la gloria en la interpretación del “Blues Alive”, pero que en este disco cuenta con unos bonitos coros. “Separate Ways” pone los pelos de punta y arranca lágrimas como puños con esas reflexiones que se hace Moore, mientras habla con su guitarra: “Una y otra vez/Cometeremos los mismos errores/Una y otra vez/No me puedo quitar de encima esta sensación/¿Es el momento de tomar caminos separados?”
La cara B empieza mucho más animada con “Only Fool in Town”, y a esta la sigue otro clásico del blues, versionado por muchos grandes, “Jumpin’ At Shadows” de Duster Bennet. En “The Blues is Alright” Albert Collins y Gary se meten en nuestras cabezas con ese estribillo pegadizo “hey, hey, the blues is alright…” y de nuevo vuelve la melancolía con “The Hurt Inside”, otro tema donde Gary habla sobre el desamor “En el lugar que una vez llamaste corazón/Hay una herida abierta de par en par”. Y el disco se cierra con una estremecedora, “Nothing’s The Same” que incide aún más en la tristeza por la pérdida de la persona querida, “nada es lo mismo sin ti”.
Y así es, querido Gary. Nada es lo mismo sin ti. Nos dejaste huérfanos de tu guitarra y tu talento, pero en este espacio de locos del vinilo te añoramos. Propongo a todos los “vinileros” que pasen a leer esta entrada que hagan un recorrido durante este fin de semana honrando su memoria, desde su paso por Skid Row o Thin Lizzy, su carrera en solitario en el hard rock hasta llegar al blues. Yo, desde luego, pienso hacerlo y disfrutarlo. Feliz fin de semana.
Ameno de escuchar y con momentos deliciosos como Separate ways... pero no me llama, lo siento. Sigue emocionándome mucho más su época hardroquera ochentera. No obstante, siempre va bien recordar a este maestro. Buen finde!
ResponderEliminarSiempre. A mí me encanta en todos sus registros, ya tú sabes, pero también que el blues me mola mucho, así que es un pleno total. En cualquier caso, Gary le daba un toque muy rockero al blues, muy especial. Lo hacía único, aunque comprendo que a ti te llene más su etapa más “hard”. Este finde le pienso dar un buen repaso a esos discos, que también me encantan. ¡Buen finde a ti también!
EliminarDe los pocos que tengo en cedé y vinilo. Una joya. A mí me encanta la época blusera de Gary, aunque a veces se puso demasiado intensito con eso de que le aceptaran en el grupo los bluseros de postín. Debieron ser años raros para él, un poco rechazado por los roqueros y mirado de soslayo por los bluseros. Sus idas y venidas del género también son para comentar. En fin, un buen aporte y queda aquí este resubido como la entrada definitiva de After hours. Un abrazo.
ResponderEliminarCada vez que leo algo de este tipo y vuelvo a escuchar un disco suyo pienso que está demasiado infravalorado, y lo digo yo sin ser ni mucho menos fan suyo, pero las cosas como son: al césar lo que es del césar. Una gozada de entrada, como siempre. Abrazo!
ResponderEliminarFantástico disco. Pero lo tengo en CD y lo he puesto mucho mucho muchísimo, por lo que no soy objetivo. Fantástica entrada.
ResponderEliminarMe superencanta Gary Moore. La guitarra de la nota infinita. Excelente entrada!!!
ResponderEliminarSoy de la opinión de King Piltrafilla, me quedo con sus años dorados de los 80, además de no gustarme su "desprecio" a esos años de gloria personal, aunque es cierto que su incursión en el blues, algo "personal" eso si, fue bastante buena y lógicamente su status de "guitar hero" es indiscutible. Muy buena entrada. Un saludo!
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