Ir al contenido principal

Nashville Pussy - From Hell To Texas (SPV, 2009)





No, no es el nombre de una página web porno o similar (aunque si lo googleas es posible que termines en alguna). Son un grupo americano radicado en Atlanta.

Es el típico vinilo que te compras por la portada. Seguro que por muy purista y melómano que seas, estoy convencido que alguna vez has pecado. Y con ese estilo comic que bien podría pasar por la carátula de una película de Tarantino y que está en la misma línea que luego explotaron The Black Keys en su video “Howlin´ for you”, la tentación era muy grande. Lo vi en una tienda y tardé cinco minutos en convencerme para comprarlo: busqué canciones en las plataformas musicales que todos conocemos y decidí hacer caso al impulso de llevármelo tras corroborar que la música estaba acorde con el envoltorio. Y no me arrepiento, la verdad.

Como estamos en verano y apetece poco escribir o leer ladrillos, en esta ocasión no voy a explayarme en exceso (también puede que sea que no tenía pensado escribir nada para este viernes de vinilo y estoy improvisando bastante). Estos tipos no hacen nada nuevo, sólo se dedican a tocar rock, ya lo denominemos rock sureño o hard rock. Es más, mi impresión es que son unos Mötorhead madurados en una barrica de bourbon. Pero joder, ¡qué bien suenan! Suelen ser canciones cortas, directas, que inmediatamente te sitúan en un bar lleno de humo y con alguna pelea de fondo.



El primer corte es “Speed machine”. Y el tema es lo que promete el título. Desde el latigazo para azuzar a los caballos, enlazando con la temática spaguetti western a los riffs y solo de guitarra. Quizás el tema más Lemmy.


From hell to Texas” sigue en una estela macarra parecida: “Nací para morir en una banda de rock & roll”.


Drunk driving man” es más clásico, más Stones. Si seguimos buscando referencias, la siguiente canción, “Lazy Jesus” es puro ZZ Top. Siempre he sido reacio a comparar bandas o canciones con otras. Pero es que este disco me evoca tantos estilos y grupos y me hace disfrutar tanto, que lo estoy haciendo casi como homenajes a todos estos artistas.

 “I’m so high” es más hard blues rock y los coros de la bajista dando aire al tema.  En “Ain’t your business” desafían a todos en poco más de dos minutos. Directo y al cuello. “Dead men can´t get drunk” me recuerda a Turbonegro mezclado con Mötorhead, no suena tan sureño. “Late great USA” sigue la estela rockera punkarra y cuando le estás pillando el gustillo se acaba. Seguimos con “Pray for the devil”, macarra total, guitarrero (aún más) y con un cambio de ritmo que me parece genial.

En “Why Why Why” se me aparecen los Slade más glam con esos coros femeninos que le pegan genial y le dan un aire más festivo que al resto de temas. De hecho, los coros de las dos integrantes del grupo aportan mucha frescura en todos los cortes donde disfrutamos en ellos.


Como dije antes en “Speed Machine”, en la penúltima canción titulada “Stone cold down”, también tienes la sensación de que suena como dice el título y que no podría hacerlo de otra manera: y sí, suena muy stoniano y no es casualidad que su duración sea más larga. Y el cierre del disco “Gimme a hit before I go” también muy Stones.



En definitiva, parafraseando a los Platero, no han inventado nada nuevo pero tampoco es su intención. Y tocan con el corazón y a cualquier amante del rock le llega. Dadle una oportunidad que se merecen varias escuchas.

Comentarios

  1. Yeah!... ahí estás, al pie del cañón para que no decaiga.

    Buena elección. La verdad es que son una buena opción para pasar el rato. Suenan a demasiados grupos -todos los que has dicho- y no son técnicamente magistrales, pero nunca defraudan a la hora de difrutar de esa mezcla de hard rock, blues, sudor, bourbon y mucha actitud. Por cierto, ¡y tanto que he comprado discos por la portada!

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Te dije que el próximo te iba a gustar. A mí no me molesta que un grupo suene a otros siempre y cuando no lo quieran ocultar o lo nieguen... Si casi todo está inventado.

    ResponderEliminar
  3. Pues para no tenerlo preparado, improvisar y no querer enrollarte te ha quedado una entrada lucida. Y el disco es muy chulo, la verdad que yo también lo hubiera comprado. Como todos y todas por aquí, creo, comprar algo por la portada (y no digamos por "el boca a boca") era algo habitual. Para mí, hasta lo sigue siendo. En esta vorágine de tanta música imposible de escuchar suelo fijarme en las portadas o las fotos de las bandas para decidir por dónde empiezo. Un abrazo veraniego.

    ResponderEliminar
  4. No me lo puedo creer. Los dos jefazos aprueban el disco jeje (hablo del disco, no de los textos). Cuando digo que no estaba preparado es porque no he metido casi nada de esa parte inmaterial que tiene la música y que intento reflejar en lo que me recuerda un vinilo. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Quiénes somos nosotros para aprobarte un texto, amigo mío? Se sobreentiende que está perfecto, a no ser que a) contenga inexactitudes o b)faltas de ortografía. En el primer caso, seguramente sí haría algún comentario. En el segundo creo que por vergüenza ajena no diría nada. Así pues, bien está lo que cada uno escribe jejejeje.

      Eliminar
  5. Por eso hacia hincapié en la aprobación del disco. Lo de las inexactitudes, en mi caso cambia el seguramente a siempre me hagas correcciones. Hay que aprender siempre.

    ResponderEliminar
  6. No los conocía y suenan bien, no todo va a ser Deep Purple o Led Zeppelin. Y quién no se ha comprado, aunqie sea una vez, algún disco por la portada... saludoss

    ResponderEliminar
  7. Efectivamente, no son la hostia pero suenan lo suficientemente bien como para darles alguna escucha. Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo