Amigos, una cosa está clara: cuando algo se pone de moda, sube su precio. Así pues, estando los vinilos de vuelta al mundo de los tocadiscos tras regresar de su particular Hades del plástico, convendréis conmigo en que se están poniendo por las nubes. Esa es la razón por la que, a la hora de gastarme los dineros, lo hago en escogidísimas obras nuevas y –sobre todo– material de segunda mano. Y es que no me van las reediciones. No me atraen demasiado, es pagar por una copia y en ese aspecto prefiero tener el disco en soporte digital o el original –bien cuidado, eso sí– con su pátina temporal de autenticidad. Sin embargo, alguna reedición ha caído en mis manos por voluntad propia –Faith no more, Slayer– o porque me la han regalado. Es el caso del álbum que hoy me ocupa. Andaba el amigo @RockologiaTwit a finales de noviembre dedicando unas líneas al que también fue mi dealer, @ViniloRockodium –un estupendo tipo que tuve la suerte de conocer en persona–, quien tuvo a bien regalarme en su día este Glory road nuevecito. Y como ya sabéis lo que dicen de los dientes de los caballos regalados, me hace mucha ilusión poder disfrutar en vinilo de uno de los mejores discos de la banda de Ian Gillan. Tercer elepé lanzado bajo el nombre Gillan y segundo con Bernie Tormé a la guitarra, el original británico se acompañaba de un álbum de regalo llamado For Gillan Fans Only que desgraciadamente no se incluye en la reedición de 2012 de Music on vinyl que tengo. Apenas un detalle sin impor... apenas un detalle.
Total, que grabado en los Kingsway recorders studios con John McCoy y Chas Watkins a la producción, Ian Gillan se rodeó del mismo line up que había dado forma a su anterior Mr. Universe consistente en su fiel John McCoy al bajo, Bernie Tormé a la guitarra, Colin Towns a los teclados y flauta y Mick Underwood a la batería, para dar forma al siguiente track list:
A
Unchain your brain
Are you sure?
Time and again
No easy way
Sleeping on the job
B
On the rocks
If you believe me
Running, white face, city boy
Nervous
Sobre los temas del disco, Unchain your brain es rapidito, una estupenda composición con la voz de Gillan y el bajo de McCoy llevando el ritmo. De nuevo, el bajo da entrada a Are you sure?, bastante purpleniano, con la guitarra y los teclados doblándose. En Time and again destaca un teclado que nos recuerda a un Hammond y una melodía vocal que se aparta del sonido clásico Gillan, lo que convierte a esta canción en la más extraña del disco para mi gusto. Una larga intro de Tormé da inicio a No easy way, un tema muy hard rockero. Y Sleeping on the job finaliza la primera cara del disco con otra andanada purpleniana. Esa manera de cantar, ese ritmo, ese riff, los teclados de apoyo... en definitiva, el sello que identifica lo que Gillan –sin despreciar su carrera en solitario– siempre fue y será, al menos para mi, el vocalista de Deep Purple. De hecho, Ian explica que por esa época un periodista le dijo que hiciese lo que hiciese y tuviese el éxito que tuviese, siempre estaría a la sombra de Deep Purple a lo que el vocalista le respondió que lo que sentía en realidad es que estaba alumbrado por el brillo de Deep Purple. Es una buena manera de aceptar –los años pusieron las cosas en su sitio– que no es negativo tener consciencia de aquello que le hace a uno grande. Pero me estoy apartando del tema.
La cara B no podía comenzar mejor que con On the rocks, un temazo con mayúsculas desde su fascinante intro de teclados de Town a lo Tony Carey, pasando por las voces de Gillan, la guitarra de Tormé y la base rítmica, con una melodía que me recuerda levemente a los Whitesnake de Don’t break my heart again. Es mi preferido del disco sin duda. Con If you believe me Gillan nos regala una canción firmada por toda la banda excepto Town –quien, pese a ello, se luce– en la que encontramos al vocalista mostrando sus raíces bluesy, en un tema que desprende aroma a tabaco y bourbon. El siguiente Running, white face, city boy me resulta repetitivo, alegre y resultón, siendo otro de esos temas a lo Rainbow en los que imagino la guitarra de Blackmore encajando en él como un guante. Finaliza el álbum con Nervous, otro fantástico tema con un Tormé que cumple sin destacar sobre el resto de la banda, y con John McCoy llevando el ritmo preeminentemente y finalizando en solitario el disco.
En resumen amigos, Glory road no me parece una obra genial –creo que Mr.Universe era más compacto–, pero en su conjunto es disfrutable y muy recomendable. Y con esta entrada me despido de otro año más en el que hemos podido disfrutar de la música y –gracias a este blog– aprender un poquito. Que 2018 os traiga salud, felicidad y algunos vinilos.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
No he seguido la carrera de Gillan pero algún disco tengo por aquí y ciertos momentos excelentes tiene, sobre todo en los primeros ochenta. Un abrazo y que 2018 traiga a partes iguales vinilos y salud... o lo que sea que necesitemos para ser felices.
ResponderEliminarGracias amigo. Lo cierto es que sólo necesito salud y amor. De momento tengo lo segundo y una mala salud de hierro (ya sabes, hipertensión, colesterol, azúcar, sobrepeso... y no visito un médico desde hace décadas, no sea que me encuentren algo más). Lo de los vinilos es un vicio, como el alcohol (del tabaco me quité hce años por suerte). Precisamente hace cinco minutos he ordenado una transferencia a un vendedor de vinilos todocolección. Mi mujer ya me ha dicho que no hay espacio en casa y que para qué los quiero. Le he dicho que para tenerlos y que es como una enfermedad, así que no me pida argumentos jajajaja... una santa es lo que es. Por supuesto, verán la luz en este espacio. Abrazo de vuelta.
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