Amigos, en este viernes festivo os traigo un vinilo que si de algo puede calificarse es de eso, de festivo. Con más de cuatro millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, este Look what the cat dragged in de Poison es uno de los álbumes imprescindibles del hard rock de los 80. Sin embargo, no siempre he opinado igual. Lo admito. Con un frontman cuya voz me recordaba a la de Vince Neil y una pinta glam demasiado exagerada y artificial –yo era de los que abominaba de sus morritos hinchados, una de las señas de identidad más llamativas de la banda que rayaba lo ridículo y conseguía mi desprecio–, estos chicos de Pennsylvania que se plantaron en Los Angeles no se convirtieron precisamente en mis preferidos cuando coparon las portadas de revistas como Hit Parader. Durante años, escapé de ellos como de la peste. Pese a todo, esa imagen colorista que consiguió tantos fans como detractores estaba unida a una actitud sleazy, estribillos facilones y coreables y un sonido de guitarra muy flashy que cautivó a las masas ocultando en parte que, bajo su apariencia edulcorada, ni eran tan banales ni insustanciales. Sí, eran canciones festivas, de usar y tirar, pero también eran tan simples como efectivas. Y no lo podemos negar, a su vez la laca, el rimmel y los spandex no dejan de ser el reflejo de una época.
Juntados en 1983 por la unión de miembros de Laser, Spectres y Paris, el line up original de Poison estaba formado por Bret Sychak, Robert Kuykendall, Richard Ream y Matthew Smith o lo que es lo mismo, Bret Michaels a las voces, acústicas y eventuales teclados, Bobby Dall al bajo, Rikki Rockett a la batería y Matt Smith a la guitarra. Pero tras unos años girando por míticos clubs angelinos como el Troubador, el guitarrista original regresó a su Mechanicsburg natal, lo que propició la entrada del neoyorquino Bruce Anthony Johannesson aka C.C. DeVille, dando como resultado la formación clásica del grupo hasta que las adicciones de este último desembocaron en su salida de la banda a principios de los 90. En 1986 Poison firmaron con Enigma records y se pusieron manos a la obra para grabar su debut, un Look what the cat dragged in que los colocó en la MTV, los magazines de la época y se convirtió en el disco más vendido del sello. Producido por Ric Browde en los Music grinder studios de Hollywood y con una portada de Rob Jones que por culpa del exceso de maquillaje, carmín y laca parecía un anuncio de Estée Lauder y que hizo exclamar a los más puristas que Los Angeles tenía una nueva banda femenina de muñequitas follables, el track list final fue:
A
Cry tough
I want action
I won’t forget you
Play dirty
Look what the cat dragged in
B
Talk dirty to me
Want some, need some
Blame it on you
#1 bad boy
Let me go to the show
La potente batería de Rockett inicia el tema que inaugura oficiamente la carrera de Poison, un estupendo y alegre Cry tough que precede a un I want action con regusto a The Sweet que, en el fondo, no es más que un rock and roll clásico con base rítmica asesina y coros marca de la casa. I won’t forget you es una baladita –con los años, Bret demostraría que le iban como anillo al dedo– en la que DeVille aporta su toque distintivo. Play dirty es hard rock cortado según el mismo patrón de las dos primeras, o sea, base rítmica muy sólida, voces ejecutadas con chulería, coros y un trabajo de guitarras colorista. Look what the cat dragged in sigue con ese ritmo casi bailable llevado por los baqueteos de Rockett, un buenísimo trabajo de guitaras y esos coros repetitivos. Sin duda, es mi favorito del disco. Al girar el vinilo, encontramos Talk dirty to me, con un riff inicial que recuerda a los Sex Pistols. Sin embargo, cuando llegan las voces –dobladas– uno ya ve la que la supuesta actitud punk no es más que chulería macarra de Hollywood boulevard. Want some, need some es más batería y bajo machacones para arropar melodías de rock cantadas como si fuese pop. Y la verdad es que con esto ya está dicho todo, porque Blame it on you es más de lo mismo, al igual que #1 bad boy. Y es que la fórmula se repite a lo largo de todo el disco, esa manera de tocar que fue la culpable de que este álbum se convirtiese en un éxito y sirviese de inmejorable primera piedra para la carrera de estos tipos –ya se sabe, si algo funciona no lo cambies– pero que también provoca que Look what the cat dragged in resulte algo plano y sin emoción en cuanto le pillas el tranquillo. El disco finaliza con Let me go to the show, una descarga de adrenalina en la que aumentan la velocidad pero que tiene poca complicación a nivel musical.
Total, que aquí tenemos un vinilo imprescindible para quien se considere amante del hard rock ochentero y que quiera conocer la obra de todos aquellos grupos que una vez fueron grandes. Eso no se les puede negar a Poison. Sin embargo, si hemos de ser sinceros, Look what de cat dragged in es más un punto de partida que una obra meritoria. En mi opinión, quitando dos o tres canciones, la valía musical del disco es bastante limitada. Para que todos podáis comprobar si compartís mi visión o no, aquí tenéis los temas del álbum.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Le tuve mucho gato a este disco por la imagen y la producción, pero mi amigo "Poison" (es fácil saber el porqué del nombre) se puso pesado y acabé dándole una oportunidad. Yo ya había escuchado el "Open up..." y, la verdad, merece la pena pinchar esta joyita digno ejemplo de su época, con poca calidad en lo compositivo pero un petardazo en la estética sonora. Y tres (cuatro) canciones geniales. El resto, pues está por ahí. Un abrazo.
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