Así es, amigos del vinilo, si sois de los que seguís mis colaboraciones en los diversos blogs por los que aparezco, quizá alguno recuerde una entrada en zeppelinrockon.com en la que aparecía este álbum y se dé cuenta de que –para poner fin a mis reseñas vinílicas de este 2014- he escogido un disco que se me resistió muchos, muchos, muchos años. Me refiero, como a estas alturas de la entrada ya sabréis, a The sign of the jackal, de los norteamericanos Damien Thorne.
Formados en 1983 con un nombre que no es más que una variación del que tenía el protagonista de La profecía –mítica cinta de Richard Donner-, después de pasarse unos años girando por el circuito de clubs de Chicago, firmaron con Cobra records para editar este debut titulado The sign of the jackal. Aún así, hay que decir que existen diversas versiones del álbum, ya que en Europa apareció bajo Roadrunner records y en los mismos Estados Unidos también lo editaron Grudge records, que es el sello al que pertenece mi copia. Por cierto, que según qué biografías de la banda encontremos, nos dirán que disfrutaron del éxito en Canadá, Estados Unidos y vendieron mucho en Europa. Sin embargo, en las últimas décadas del siglo pasado el menda era ferviente lector de Hit Parader, Rip o la edición británica de Metal Hammer y, o sufro de demencia prematura o no recuerdo haber leído artículos sobre esta banda en mi vida.
Total, que regresando a lo que ya dije en la mencionada reseña, la decepción tras comprar este disco –al que llegué atraído por la portada, como llegábamos casi todos a los nuevos descubrimientos en la era preinternet- fue mayúscula. No sé realmente lo que me esperaba, pero estoy seguro de que no era precisamente esa pobre producción ni la exasperante voz de Justin Fate, un tipo que abusa de los chillidos agudos y que -supongo que al igual que pasa con Jim Gillette de Nitro- o amas u odias con todas tus fuerzas. En su día ya os conté que tenía el tocadiscos estropeado y estaba intentando retomar mi relación afectiva con The sign of the jackal via YouTube. Pues bien, ya hace meses que tengo nuevo tocadiscos y amigos, no sé si es la edad, la nostalgia por un sonido que se marchó hace años o el influjo de la aguja pero –sin parecerme unos grandes maestros- los Damien Thorne me han vuelto a hacer “tilín”. Y es que, si en su momento me pareció cutre –sobre todo, a causa de su pésimo sonido-, en la actualidad, después de rescatar el vinilo de la estantería, este álbum me parece un respetable exponente del speed metal ochentero facturado en los States que hay que guardar como oro en paño, al menos por estos pagos, ya que –me corregiréis si voy errado- nunca he encontrado a alguien que fuese seguidor o siquiera conocedor de la banda.
Con portada de Ken Kariott e infame producción de la banda y David DeFeis –cantante, teclista y fundador de Virgin Steele-, The sign of the jackal lo grabaron en los Remington road studios Justin Fate a las voces, Ken Starr a la guitarra, Michael Monroe y Sanders Pate a la guitarra y bajo respectivamente –ambos ya fallecidos- y Brian Michael Hurak a la batería (aunque en la foto de contraportada aparezca Pete Pagonis).
El track list era:
A
The sign of the jackal
Fear of the dark
The ritual
Grim reaper
B
Hell’s reign
Escape or die
Siren’s call
Damien’s procession (march of the undead)
De entre todos los temas, destacan en mi opinión Fear of the dark –nada que ver con la Doncella-, The ritual, Grim reaper, y sobre todo el pelotazo Hell’s reign –con ese inicio protagonizado por Rudolf Hess- y la extensa Damien’s procession, que hubiesen podido convertirse en clásicos del speed/thrash de los 80, si no fuese por el resultado poco diáfano de la producción (y los excesos vocales de Justin).
Es por todo lo mencionado, además de por haberse convertido en un ejemplo de la resistencia vinílica -al permanecer casi treinta años en la estantería sin salir de su funda pero sin que se me ocurriese regalarlo-, que aún no siendo un disco redondo, este vinilo estaba obligado a constar entre los de las entradas de este blog del que hoy me despido hasta el año próximo.
¡Felices navidades, amigos!
@KingPiltrafilla
Ni idea de estos tipos, pero si propones "este álbum me parece un respetable exponente del speed metal ochentero facturado en los States que hay que guardar como oro en paño" yo firmo. No es mi estilo preferido pero se deja escuchar. La producción es más de lo que suele traer Herr Paco por aquí, curiosamente. Un abrazo y buen finde.
ResponderEliminarJajajaja... sí, la producción es muy "nuestra".
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