Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot.
En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.
En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promocional de conciertos, el programa radiofónico Disco Cross y el sello de discos Barrabás. De hecho, entre 2003 y 2009 fundó la primera emisora dedicada exclusivamente al rock bajo el nombre de Rockservatorio FM. Mariano atrajo al sello Barrabás a Jose Carlos Molina y sus Ñu y comenzó a bichear la escena buscando al nuevo maná. Grabó los primeros pasos de Leize, Porretas, Boikot o Shalom en los pocos años que estuvo en activo. Cuando falleció en el 2012, el colega (¿dónde estás?) Vodevil Vargas le dedicó este homenaje.
Así, como decía, el disco que hoy comparto, Los ojos de la calle, marcó el debut de Boikot, banda que se ha mantenido ininterrumpidamente en activo desde 1987. Estos madrileños tienen un historial curioso. Arrancaron con este rollo rock urbano ecléctico para ir derivando primero a sonidos punks y algo de ska; después introdujeron sonidos más variados, sobre todo un rollo hardcore y composiciones algo más trabajados, especialmente en cuanto a ritmos y arreglos. Tras cuatro discos de estudio y muchos cambios, siendo habituales de festivales a ambos lados del Atlántico, se metieron en una trilogía que titularon La ruta del Che (1997-99) que llenaron de ritmos y temas latinos y caribeños sin ningún tipo de vergüenza. Esa mezcla volvió a repetirse unos años después cuando, tras la Guerra de Los Balcanes, grabaron en Mostar (Bosnia) el álbum Amaneció (2008) con músicos locales, incluso reinterpretando canciones populares de Bosnia y Serbia. En fin, unos tipos que durante más de veinte años movieron su culo musical por todos lados. No muchas bandas madrileñas pueden presumir de haber girado por Japón, Estados Unidos o la Europa del Este.
Volviendo a este primer ladrillo, nos encontramos diez canciones variopintas que van del blues más descarado, al “machaca” roquero o al tufillo seventies (lo podríamos denominar rocanbluesdistorsionado o algo así), con cierta preocupación por las letras, casi siempre describiendo la realidad de un joven en una gran ciudad. Aunque la producción es regulera, una cosa buena de Los ojos de la calle es el sonido y la mezcla, bien conseguida, donde todos los instrumentos pueden seguirse sin problemas, la voz está equilibrada y las guitarras no dejan de sonar sucias (como debe ser) en ningún momento. No esperéis virtuosismo y sí mucho sudor. La banda la formaban los guitarristas Alberto Pla y Pedro Tirado (guitarrista después de La Cabra Mecánica), el baterista Xabi Flores, el bajista Juankar Cabano y de cantante ejercía Juan Carlos Cortés "Ronko". Lo produjo el propio Mariano García.
Arranca el invento con Esperando en el metro, su carta de presentación. Inicio acústico "en la calle, chaval, hace frío y es de noche" que rompe en un rocanrol urbanita para hablar de los jóvenes sin oportunidades. "Qué bien se ve en televisión". Intento de single que peca de falta de pegada, aunque el estribillo es pegadizo. La noche más larga nos arrastra al lado sucio del grupo, con una batería machacona que recuerda a los primeros Barricada "esta noche otro recuerdo/despedido, vas muy lento". Sin embargo, al llegar al estribillo nos sorprenden con una buena construcción, muy al estilo de lo que por entonces hacía gente como Leize o, a su estilo, Esturión. Sin pena ni gloria ahonda en el "estilo Rosendo" hasta sonar sospechoso. La canción, la verdad, se pega con unas estrofas sencillas y un estribillo "muy del Maestro", de esos que, aunque lo odies, acabas tarareando lo. Sin embargo, Carretera cuela un rollo más oscuro y hard roquero (igual me he venido arriba). Historia de adicción y noches de olvido "carretera hacia el cielo/con el último bar". Los ojos de la calle cierra la cara A con más rock leñero. En este caso, recordando que las calles siempre están ahí, hagamos lo que hagamos son el espacio donde luchamos "dando consejos de ministro de bienestar".
El tema de la prostitución se cuela, cómo no, en el primer corte de la cara B, Carne de alquiler: “moviendo el bajo vientre para despertar/(…)/otro viejo que se empalma en esta carne de alquiler”. Algo anárquico, con un extraño juego de ritmos, es, quizá, el más flojo de todos, y el que más le emparenta con los “orígenes” de todo esto (esos Leño).Incluso en la forma de cantar y en el solo de guitarra me imagino al maestro Rosendo. Tras unas trompetas, arranca el tema más hard del álbum, La mosca (Lágrimas amargas), con una primera parte instrumental (buen solo, varios cambios de ritmo) y una segunda donde Ronko nos describe “un día lloraste lágrimas amargas que reflejan/historias absurdas, charlas y mentiras que marean”. Resulta de lo más curioso. El rollo más setentero se cuela en Fuera del círculo con una letra anticlerical “basta de rezar/credos de pastel/que me dejen en paz de una vez”. Las guitarras aquí suenan geniales y la línea de bajo es pegadiza también. En aquellos años era habitual escuchar una balada o un medio tiempo blusero, y esta costumbre la recoge Boikot en El blues del desheredado. “Sus pies anduvieron las sendas prohibidas/ya no tiemblan sus manos encallecidas” en un homenaje al trabajador que está al final de su vida. Buena dupla de bajo y batería, destacando también los dos solos de guitarra. Cierra Tal vez con un poso rocanrol de vieja escuela, de ritmo machacón y riff a dos guitarras que dice “otro día para vernos las caras en Madrid/sin trabajo sin dinero sin un sitio a donde ir /y no saben que yo hago rocanrol/(…)/alimentas aun estado fascista y con disfraz”. Acaba el tema y el álbum con una armónica en fade off. Resulta curioso que la cara A mantenga una sonoridad demasiado parecida y, sin embargo, la cara B contenga más variedad, como si hubiera dicho el productor "en un lado lo que le mola a la chavalería y en el otro las cosas de los músicos".
El disco en sí dejó de tener valor para la propia banda: ninguno de los cortes aparece en los dos directos oficiales que han editado hasta ahora. De hecho, hoy en día ni siquiera aparece en su página oficial. Les dio para girar "a dos horas de Madrid" y editar una continuación con el mismo equipo.
La edición que tengo fue comprada en la época. La portada no sé si es fea o una genialidad, pero no me gusta. Aunque la estructura de los rollos de película tiene su aquel, tanto los dibujos como la composición me parecen de medio pelo. Con respetos máximos a su firmante, Aitor Flores. La edición está bastante bien, con su separada de letras. Aún hoy puedes subir el volumen a tope sin problemas.
Disfrutad del fin de semana, barriobajeros.
La forma de cantar del tal Ronko me ha recordado a Yosi, de los Suaves en el primer tema, mientras que el segundo es –como dices– más Barricada y el siguiente recuerda mucho a Rosendo, como apuntas. La verdad es que no me ha parecido un mal disco en general, está bien ejecutado y la producción –sin florituras– es como mínimo mucho mejor que otras cosas presentadas en este espacio de mano de Paco, por ejemplo. Lo que sí parece es que no tenían un estilo propio demasiado marcado, al menos en este debut. Pero claro que si después les dio por el ska o las melodías latinas, pues nada más que hablar. Tampoco entiendo que renieguen del disco. En resumen diré que conocía al grupo, de nombre, pero no recuerdo haberle prestado la menor atención. Hoy los he podido disfrutar –sí, me han entretenido agradablemente– pero no me han venido ganas de ahondar en su discografía. Un abrazo y feliz finde. KING
ResponderEliminarCon los años se convirtieron en otra banda con el mismo nombre. Para el cuarto disco habían cambiado al cantante y a los dos guitarristas y empezaron otro camino. Entiendo que eso les hizo renegar de estas primeras obras. No sé si habría razones de derechos, dinero, etc, de por medio. Me alegra haberte hecho pasar un rato agradable. No las tenía todas conmigo. Un abrazo.
EliminarDe todas las bandas que aparecen en la reseña, Boikot seguramente sea la que menos he escuchado en los últimos años aunque tuve mi época con ellos y los he visto en vivo alguna vez. Recuperaré el disco y otros de la banda, tampoco conocía en profundidad los datos biográficos que aportas. Gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Como digo en la entrada, creo que son una banda para una época, según cuándo te pillen. Me admira esa capacidad de ir cambiando a lo largo de los años aunque, sinceramente, no les seguí. De vez en cuando en algún festival he ido a verles (hace ya) y nunca me defraudaron. Un saludo.
EliminarCreo que has descrito muy bien una época muy concreta de la historia del rock madrileño (rockservatorio, Discos Barrabas, …). A Leize si los escuché en su momento. Pero a Porretas o Boikot confieso que no les seguí demasiado. Gracias a mi pareja, si que he ido escuchando sus discos posteriores (hablo de Boikot), y los he visto en directo alguna vez. Pero los Boikot que tengo en mente no son los que suenan aquí, mucho mas punkarras / urbanos. Estoy más acostumbrado a un sonido más cercano al ska-punk (“Ines”, “Kualquier día”, …), así que me ha sorprendido. Si es verdad que tiene un aroma a los primeros Barricada, el aroma “barriobajero” de Burning, o un claro tinte punk. Un descubrimiento para mí. Buena entrada. Saludos.
ResponderEliminarSiempre es una alegría descubriros música. A veces, cuando enganchamos a una banda en una época nos sorprende, como te pasa a ti, sus historias anteriores y al encontrarlas parecen otra banda. Porque, en realidad, Boikot se convirtió en otra cosa, más ska, más racial. Gracias por la parte que me toca. Un saludo, compañero.
EliminarSi Boikot no hubiera existido, habría que haberlo creado. Pues que te voy a contar, que no suene a "rockero ochentero" como dicen mis hijas, vamos a abuelete cebolleta, que "Esperando en el metro" es una de los temas que más escucho, que no tengo ni un disco de ellos, si varios cds, y que los he visto en directo cinco o seis veces.... La verdad es que musicalmente tras "con perdón de los payasos" los dejé de seguir, pero siempre que he tenido la oportunidad de verlos en directo no me los pierdo, os recomiendo lo mismo... El resto, pues no tenía ni idea, pero muy bien contado Manu, larga vida a Boikot. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por la parte que me toca. Coincides entonces, más o menos, conmigo: tienes a los Boikot de "una época" y no les seguiste el rollo. En mi caso, paré en La ruta del Che. Demasiado ska y ritmos rarunos para mí aquellos años. De todos modos, aunque hace años que no les veo, siempre que me he cruzado con ellos (usualmente en festivales) he sido público fiel y nunca han defraudado. Abrazo de vuelta.
EliminarSiembre asocié a los Boikot con su época ska-punk que, generalmente, no suele atraparme en ningún grupo. Por lo que me ha sorprendido agradablemente este disco, aunque peque de copy-paste de otros grupos. Perfecto para esta tarde de domingo. Un abrazo.
ResponderEliminarLo has resumido a la perfección. Salvo que los pillaras "por el barrio" en aquellos años a la mayoría les llegó más su época ska/latina de finales de los noventa, cuando se pusieron al frente de festivales y conciertos a pachas con Reincidentes, Porretas, Barricada o quien fuera. Me alegra haberte entretenido y descubierto un disco "nuevo". Un abrazote.
EliminarBoikot, qué recuerdos...
ResponderEliminarCuando empecé a escuchar música dura hace unos 30 años, escuchaba todo tipo de bandas y me encantaba el punk rock. Algunas de aquellas bandas me acompañan todavía (como Bad Religion) y otras se quedaron atrás en mi camino (como Boikot). Hacía mucho que no los escuchaba y sinceramente, no lo hubiera hecho si no los hubieras traído.
Boikot empezaron con el rock callejero con letras macarras de éste disco y fueron evolucionando hacia un punk rock comercial con toques ska y letras reivindicativas y combativas. Es en los discos intermedios de ese viaje en los que me engancharon. Cuando empezaron con "La ruta del Ché" empezó a caer mi interés. Es una gran banda y a partir de ese disco tuvieron un mayor reconocimiento y yo me alegro. Pero ya no eran para mí.
Lo que comentas de la portada es cierto, es rara. Y no queda claro el concepto. Me gustaba algo más la portada de la cinta cassette, que tenía en la parte de arriba el nombre de la banda y título del disco y más abajo esas tiras de carrete.
En definitiva, un buen disco debut de una banda que estaba definiendo su sonido y que dejaba entrever sus influencias directas en cada uno de los temas.
Gracias por los recuerdos!!
¿La entrada? Genial, como siempre.
Un abrazo, crack!!
Gracias por la parte que me toca. Lo has explicado bien y coincido contigo: fue una banda de un momento de mi vida. Nos perdimos. Quizá porque ellos evolucionaron hacia un sitio en el que yo no estaba o porque me alejé del rollo "calimochero" en el que, lamentablemente, les metieron. Gracias por comentar. Un abrazo.
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