Ir al contenido principal

Led Zeppelin - Houses Of The Holy (Atlantic, 1982)

 

El putísimo Houses Of The Holy sopló cincuenta velas el pasado 28 de marzo, y aprovechando que es un disco que todavía no habíamos traído por este lugar me he decidido por él, como si fuera necesaria una excusa para hablar de Led Zeppelin.

A pesar de que en el titular de la entrada ponga 1982, este disco de los dioses salió en el 73, lo que ocurre es que mi edición es del año del naranjito. Extrañas manías que tengo por aquello de no querer desembolsar uno coma cinco riñones, negándome así a adquirir una primera edición. Qué vergüenza. En fin, lo que de verdad importa es que esta maravilla está de aniversario, y como estamos en semana santa voy a comenzar por confesar mis pecados.


 El diseño interior, precioso

Señorías, confieso que he pecado. Resulta que hubo un tiempo en el que a mí no me gustaba este disco. Que si vaya puto coñazo, que si en este LP John Bonham, John Paul Jones, Robert Plant y Jimmy Page se habían pasado de sustancias, que si se les había ido la puta cabeza... Me pasé un buen puñado de años sin escuchar Houses Of The Holy más allá de The Song Remains The Same, que siempre me gustó mucho, hasta la pandemia. 

En aquellos meses de encierro, entre otras cosas, me puse a ver conciertos como un animal. El caso es que uno de esos días descubrí que iban a colgar el Celebration Day enterito en el canal de YouTube de Led Zeppelin. Yo llevaba tiempo sin verlo, y pensé: de puta madre, ya tengo concierto para verme luego. Los haters dirán que el pobre Robert Plant canta una décima parte de lo que cantaba, pero a mí siempre me ha gustado mucho el Celebration Day. El caso es que algo pasó entre No Quarter y yo en ese directo. Básicamente, me voló la puta olla la canción que pensaba que me iba a gustar menos, y según acabó el concierto me puse a escuchar el Houses Of The Holy. Joder, recuerdo esa sensación de pensar algo del palo de: ¿qué coño he estado haciendo con mi vida hasta ahora?

Lo que sucedió a esa experiencia reveladora fue sencillo: al cabo de unos meses de reposar en la lista de deseos, una tarde en Escridiscos me marqué un veni vidi vici en toda regla. Cada vez que lo escucho no puedo creer cómo pude estar tanto tiempo sin disfrutarlo, pero supongo que todos tenemos alguna cuenta pendiente con algún disco momumental que, simplemente, no nos entra en un momento determinado de nuestra existencia.

Letras de las canciones de la primera cara, con los títulos en español.

Hablando de la existencia: canciones. The Song Remains The Same es un jodido cañonazo que no avisa, dispara a traición y hace contigo lo que quiere. Es un riff que muchos de los que hemos agarrado alguna vez un trozo de madera con seis cuerdas hemos intentado destrozar sin piedad. Curioso que un disco poco continuista comparado con los anteriores diera comienzo con una canción de semejante título. La calma tras la tempestad viene patrocinada por The Rain Song, una canción preciosa con el mismo número de pretensiones comerciales que estribillos. Detrás de una aparente inofensiva canción de amor hay una atmósfera maravillosa que te atrapa primero y pregunta después. Over The Hills And Far Away, mi favorita en estos momentos, arranca con unos arreglos acústicos apabullantes, de los que no tienen piedad con nada, al tiempo que recuerdan que Jimmy Page no necesita electricidad para poner tu mundo del revés. Hay algo mágico en ese transcurso de la tranquilidad del inicio a ese torbellino que es el estribillo, concebido única y exclusivamente para ser vociferado a pleno pulmón.


Y las canciones de la cara B, con todas sus letricas también. Así da gusto

La cara B es bastante más experimental. Cualquiera que escuche los dos primeros discos de Led Zeppelin, para continuar acto seguido con D'yer Mak'er seguramente flipe bastante. Igual, hasta ponga en duda que se trate de la misma banda. Pero así son las cosas, las bandas evolucionan. La propia Dancing Days, que abre esta segunda cara, no es el prototipo de canción que se te viene a la cabeza cuando piensas en Led Zeppelin. Seguramente, pocas canciones de este disco encajen en esa idea. En medio de esos pensamientos llega esa joya mayúscula que es No Quarter, enorme canción, de esas que catapultan a una banda a lo más alto, de las que ayudan a distinguir entre los grupos muy buenos y los putos dioses. Lo mejor es que en directo incluso alcanza otra dimensión. Y para finalizar, llega esa preciosidad que es The Ocean, que yo personalmente asocio mucho al verano. Cuando Robert Plant canta eso de "sitting round singing songs 'til the night turns into day" me recuerda a esos días de verano escuchando canciones todo el rato, cantando y sin más ambición que cantar el siguiente estribillo hasta la afonía. Un broche dorado para un discazo que está de celebración, un disco que no me entró ni mucho menos a la primera, pero un disco que, cuando llega a tu vida, lo hace para quedarse. ¡Viva Houses Of The Holy!


Comentarios

  1. A todos os ha pasado con algunos discos, que tardamos en entrar en ellos. Con los Zeppelin me pasa que soy fanático de sus dos primeros discos. Por eso, el resto de su discografía también me ha costado, y tengo que encontrar el momento adecuado para escucharlos. Ahora si que disfruto escuchando este disco, sobre todo porque, musicalmente hablando, hay muchísimos detalles interesantes, sobre todo, en esas capas de guitarras de Jimmy Page, y, por supuesto, todo lo que hace John Paul Jones en este disco. Un disco de escucha obligatoria.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Musicalmente, este disco es muy completo. Tiene de todo y de una calidad increíble, pero está claro que hay que saber llegar a él, no es un disco "fácil" digamos. En cuanto al nivel musical de los señores, pues qué vamos a decir a estas alturas. Una puta maravilla

      Eliminar
  2. Anónimo8/4/23 11:35

    Los himnos del Led Zeppelin II, las escaleras del IV o Kashmir acostumbran a ensombrecer el resto de trabajos de una banda sobrevalorada según algunos -o bastantes- a la que sin embargo no se le puede negar el inmenso valor que tiene. Y en este disco The song remains the same o No quarter son joyas imprescindibles de la historia del rock. De acuerdo contigo en reivindicarlo y también en el valor de John Paul Jones, sin duda el mejor músico de la banda con permiso del carismático Page. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que Led Zeppelin es mucho Led Zeppelin, estamos hablando de un grupo que en sus primeros seis discos no tiene desperdicio alguno. Y lo de John Paul Jones... lo de John Paul Jones es para mencionarlo aparte, un tipo que te tocaba mil cosas y todo lo hacía bien. Qué gozada de grupo. Feliz domingo!!

      Eliminar
  3. A mí me sigue costando el LedZep III, ya ves. No le niego su valor, pero me parece un flojeras. A este le inqué el diente con mucha curiosidad cuando defendía que los Zep eran una banda sobrevalorada. Qué sabría yo. Bueno, lo sigo pensando: se murieron pronto y eso dejó un bonito cadáver. Y cuatro (o cinco) discos imprescindibles. En fin, que este disco me gustó mucho desde el principio, salvo D'yer Mak'r, que aún hoy me rechina un poco; coincido en que No quarter es de lo mejorcito en este disco. Y, para rematar, esa portada y ese workart son mis favoritos de toda la discografía de la banda. Pues ahí lo dejo dicho. No tardes tanto en volver por aquí, please. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uff, el tercero justo es de mis favoritos, ahí me has dado donde duele jajaja. Yo la verdad es que soy de los que piensan que si sobrevaloramos a Led Zeppelin estamos siendo injustos con el resto de bandas del planeta, porque ¿cuántos grupos son capaces de hacer un disco como cualquiera de los seis primeros de estos tipos? No te voy a negar, eso sí, que un cadáver musical va a quedar más bonito con ocho discos de estudio que con veinte, está claro. ¡Abrazoss!

      Eliminar
  4. Disco ensombrecido por los mega hits que han mencionado en otros comentarios, pero sin duda, un discarral!! Gran entrada, muy personal y sentida!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura