A veces la música es compleja. Y otras, muy sencilla. Casi insultántemente sencilla. A veces no se trata de tocar más rápido, componer complejos entramados melódicos con arreglos imposibles, desarrollos infinitos o cantar en exageradísimas octavas. A veces no se trata de la técnica, de las teorías musicales ni de orquestas macizas. Pero encontrar el camino de lo simple no es tan simple. Y no hay disco tan simple, sencillo, desprovisto de adornos como este que comparto hoy. Un hombre, una guitarra, una silla.
En los estudios United Sound de Detroit, durante varias sesiones entre finales de 1950 y la primavera de 1952, John Lee Hooker cogió una guitarra, puso una silla encima de una tabla y se sentó. La guitarra era una acústica de la marca Stella con una sola pastilla y conectada a un amplificador. Tocaba con los dedos desnudos mientras golpeaba la tabla con sus pies, marcando las negras con uno y las corcheas con el otro. Tan simple: voz, guitarra y percusión en un par de metros cuadrados. Esta sencillez cuenta personales historias, breves y sinceras. Y resulta curioso: doce canciones hay, doce cuentos sobre la relación entre un hombre y una mujer, entre Adán y Eva. Quizá una serie de prototipos o modelos de amor y desamor clásicos en el blues, el pop y el rock. La recopilación de canciones, muchas ellas inéditas entonces, se editó en marzo de 1961. Cosas de la época.
Comienza esta pareja de enamorados en The journey abandonando la ciudad, fugándose en busca de una vida mejor, juntos. Aunque haya desavenencias o dudas, porque el artista en I don't want your money intenta explicar que él no está por el interés en esto, pero ¡ojo! si te pillo haciendo algo malo, lo vas a pagar. Y si no hay confianza, puede suceder, como en la siguiente Hey, baby, que ¡ya te avisé! y te he pillado engañándome; un poco rudo, afirma que "I'm gonna take you down by the riverside/hag the knot, baby, by your neck". Eran otros tiempos (o no tanto). Esa locura, esos celos, quedan plasmados también en Mad man blues (me ciega la desesperación). En cambio, muestra arrepentimiento en Bluebird, siente la soledad en Worried life blues y pide perdón en Apologize (Yes, I come to you, baby/I want to apologize to you). A estas alturas de la historia, no nos extraña que en Lonely boy boogie se queje amargamente de su soledad y suplique en Please don't go que no le deje así (Baby, please don't go back to New Orleans/because I love you). En Dreamin' blues nos presta una frase lapidaria: "las mujeres sollozan y se deshacen en su pena; los hombres se ríen y se aguantan". De todos modos, la pena le dura poco y en Hey boogie avisa que lo acepta "life is fine, fine as wine" y que, en el fondo, como cierra en Just me and my telephone: "I ain't got nobody but me and my telephone". Un adelantado: hoy casi no importa a quién tienes mientras puedas chatear o llamar a otro/a. Y eso le pasa al bueno de Hooker, que tras tanta emoción, tanta pelea y tanto sufrimiento, puede coger su teléfono y llamar a otra amiga. Para dar la vuelta al vinilo y comenzar la aventura de este Adán de mitad del siglo pasado en busca de su Eva fiel y sumisa.
Hooker nació en una familia de granjeros, muy religiosos, de Clarksdale, Mississippi, en 1920. Pronto se mudó a Detroit, donde trabajó de barrendero, chapuzas a domicilio o en una fábrica mientras actuaba por las noches y componía compulsivamente. Consiguió su primer éxito en 1948 con Boogie Chillen' (llegó a despachar un millón de singles). Es probable que entre 1949 y 1953 grabara más de 70 singles. Y digo probable porque aparecieron de manera compulsiva en, al menos, 24 sellos diferentes y bajo distintos seudónimos. No era de respetar los contratos ni las exclusivas y prefería cobrar en mano y sin firmar nada. Durante esa época, y el resto de la década de los cincuenta, editó la mayor parte de su obra con las compañías Chess, Gone, Vee-Jay y Riverside. Tras este Plays & sings the blues, más por casualidad que otra cosa, fue una estrella en el Reino Unido, tras su actuación en el American Folk Blues Festival. La bandas británicas de aquella década le reclamaron como mentor (The Rolling Stones, The Beatles, no sé si os suenan) y grabó varios álbumes con más o menos éxito (The real folk blues, 1966, I feel good!, 1969, Hooker'n'Heat, 1970, Never get out of this blues alive, 1972) que culminó a finales de los ochenta y comienzos de los noventa con los exitosos The healer (1989), Mr Lucky (1991) y Boom Boom (1992). Falleció en California en el 2001.
La copia que tengo es una re-edición de 1986 a cargo de MCA Records que comercializa la Editorial Planeta DeAgostini (bajo licencia de Universal Music) en una excelente colección de clásicos del blues (y no pongo enlaces ni nada porque ni me pagan ni me regalan nada). Está muy bien acabada, con un sonido fantástico y acompañada de toda la información alrededor del disco y del artista, tanto en el álbum como en una separata, de donde he extraído la mayoría de los datos y las historietas de este post.
Pasad buen fin de semana. Y si os sale una historieta de amor, recordad las enseñanzas de John.
Como sabes, no es este blues desnudo lo que más me atrae pero me lo he puesto acompañado de una copa de Matusalem de 7 años –a falta de bourbon, bueno es el ron– mientras me he leído unas páginas de Ciudad en llamas. Y aunque nada pegaba en esta combinación –la novela va de mafiosos italianos contra mafiosos irlandeses en la costa este norteamericana- lo cierto es que no ha estado mal la experiencia. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarSi acaso tenía dudas por tu característica forma de escribir de quién eras, ese detalle del ron ha sido clave. No es tu estilo, lo sé, pero merece la pena la escucha. Al menos ha sido una buena compañía. Un abrazo.
Eliminar"Característica forma de escribir" jajajajaja... ¡no sabía que tenía una!
EliminarSoy el King.
ResponderEliminarSiempre nos quedará el blues... y sino que se lo digan al rock. No tengo trabajos de estos clásicos y eternos guitarras, ni creo que me pille nunca alguno, pero te mentiría que si en algún bar, en el coche o en casa escuchando alguna emisora errante ponen un temas de Lee o de algún colega, le dedique el 100% de mis sentidos para disfrutarles y si puede ser con una copita... Me ha encantado tu entrada jefe. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEl blues (sobre todo el blues rock) me gusta desde no hace muchos años y hasta hace bien poco apenas tenía unos cedeses y algún vinilo suelto, sin contar los "clásicos comerciales" como Clapton o Gallagher, por ejemplo. Pero con esta colección que nombro me he animado y, la verdad, ir descubriendo clásicos de verdad (esos de los años cincuenta, cuando el blues se electrificó) ha sido todo un hallazgo. Hay que dedicarle tiempo. Y que te encaje, claro. Un abrazo.
EliminarYo tampoco tengo ningún disco de bluesmen legendarios como este que traes por aquí, me cuesta acabar un disco de blues puro entero y gozarlo, aunque leyendo tu entrada desde luego dan ganas de comprarse unos cuantos. Me ha encantado lo de no voy a poner el enlace por aquí porque no me pagan ni me regalan nada jahajajja. Sí señor, aquí nada más promocionamos cosas si se prestan a pagarnos indecentes cantidades de dinero. Un abrazo!
ResponderEliminarPublicidad pagada, qué cojones. Bastante le he hecho ya. Pero es cierto que la colección, por el precio de cada vinilo, está bien acabada y con mucha información (la suficiente, vaya). Gratis, los abrazos. Uno para allá.
Eliminar