Ir al contenido principal

B.B.King - Live At The Regal (MCA Records, 2021)

 



Ya os he comentado en alguna ocasión mi debilidad por este enorme señor de Misisipi, por ejemplo, aquí. Que su concierto en Villalba ha sido uno en los que mejor me lo he pasado. Y eso que era un concierto con sillas: tanto el artista como los oyentes. Pero dio igual, la conexión eléctrica a 220v fue tan increible que todos volvimos a casa con las piernas temblando, quizás no de cansancio pero sí de tensión...o quizás de intentar llevar el ritmo con los pies. Así que, cuando el otro día pasé por un kiosko de esos de los de toda la vida, en plena acera, con revistas, fascículos varios y chucherias (que sí, todavía quedan, aunque ya no vendan cigarrillos sueltos) y vi este vinilo, que forma parte de una colección sobre discos de blues, me vi en la obligación de llevarlo a mi casa. Y más al precio de derribo al que estaba, 7,90 euros. Y ahora, lo comparto con vosotros. Rápido, eso sí, que se me ha hecho muy tarde.

De B.B. King poco más que añadir a lo que todo el mundo sabe: un orondo señor que se ha pateado junto con su Lucille los escenarios de todo el mundo durante más de 70 años tocando blues, el rey del blues. Por decir algo nuevo, el otro día leí que tenía reconocidos más 15 hijos pero que, más que problablemente, era esteril. Eso sí, su bondad y la fama de virilidad que eso le proporcionaba en los entornos bluseros, serían las causas de dicho reconocimiento. 

De este disco, ya se han dicho muchas cosas. Está ampliamente reconocido como unos de los mejores discos en directo de blues  de todos los tiempos. Según a revista Rolling Stones, ocupa el lugar 141 en su lista de los 500 albumes más grandes de todos los tiempos, en su edición del 2003. Luego cayó al lugar 299 en la revisión del 2020. En el famoso libro "All time top 1000 albums" de Colin Larkin, aparece en el número 604 de la lista general y el sexto en el top 50 de albumes de blues. También forma parte de la lista de disco a escuchar antes de morir que Rober Dimmery confeccionó en su libro "1001 discos que hay que escuchar antes de morir". Aparte de listas, todas subjetivas, existe un hecho que confirma la grandeza objetiva de este disco: en 2005, Live at the Regal fue seleccionado para su conservación permanente en el National Recording Registry (Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso en los Estados Unidos). Y todo ello teniendo en cuenta que no aparece ninguno de los temas que han engrandecido la leyenda del rey, las canciones más conocidas, como "Guess who" o "The thrill is gone".

Pasando a los datos técnicos, el album fue publicado originalmente en el año 1965 pero se grabó el 21 de noviembre de 1964 en el Teatro Regal de Chicago. El ingeniero de sonido encargado de registrar la grabación fue Ron Steele Sr. Además de B.B. King en la guitarra y la voz, aparecen acreditados Leo Lauchi en el bajo, Duke Jethro en el piano, Sonny Freeman en la bateria, Bobby Forte y Johnny Board en los saxos, Kenny Sand en la trompeta  y, curiosamente, los presentadores, E. Rodney Jones y Pervis Spann. La fotografía de la portada es de Don Bronstein. Productor, Johnny Pate.

La versión que venden en esta colección es una de 180 gramos. Bastante espartana, sin encarte y con muy poca información adicional. Es una edición italiana, por cierto, que todo lo concerniente a esta edición viene en italiano.

Un disco corto, interesante, que no va a gustar a los amantes del blues, pero que recomiendo escuchar, a ser posible, como un buen trago de whisky o bourbon y la luz tenue. Más o menos como lo voy a escuchar yo ahora mismo en cuanto le de al botón de publicar.

https://www.youtube.com/watch?v=Su9eI4-3jyQ&list=PLowQCq3Ss89gIvZYl2xUx2nZbiFBtPCgX


 

Feliz fin de semana.


Comentarios

  1. Yo también he comprado este vinilo (a ese precio). Y estoy haciendo la colección: tienen buena calidad, de materiales y sonido, a pesar de no contar con la información interior, aunque, supongo, tampoco la tendrían muchos en su edición original. En cualquier caso, calidad-precio más que buena. Y del contenido musical, una flipada si te gusta el estilo, directo, simple, intenso. Blues de la verdadera vieja escuela en directo. Gran aporte. Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Yo soy un tacaño para comprarlos todos. Y tampoco tendría tanto espacio. Me gustaría pillarme el de Gary Moore, eso sí, pero va a ser complicado saber la semana que le toca para ir al kiosko a por él....
    Aporte musical, sí es bueno. La entrada es casi un copia/pega de Wikipedia jaja. Abrazo de vuelta.

    ResponderEliminar
  3. Respecto al autor de la obra, un mito de la historia del blues. Sin embargo, aunque siendo un musicófilo parece que quede mal el decirlo, honestidad obliga y te diré que este estilo de blues puro siempre me ha aburrido bastante. Como el jazz puro. Quizás es problema mío, que no entiendo esos sonidos... o a lo mejor es que, como siempre decimos, la música es arte y el arte –por muy elevado que esté– subjetivo. hTotal, que pese a no negarle el valor al caballero, Dios lo tenga en su gloria, prefiero otros géneros. En cuanto a la entrada, otra piedrecita de colores más en este gran mosaico vinílico que nos está quedando variado y bonito. Saludos chavalote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues era lo que quería, poner otra tesela más. Y te voy a contar un secreto pero no lo cuentes por ahí: el blues puro tampoco lo disfruto demasiado. Y este disco está en el límite... Pero quería tener un vinilo de este estilo. Un saludo

      Eliminar
  4. Yo también confieso mis pecados: me aburro con un disco de puro blues del estilo del King of the Delta Blues Singers, el famoso directo en Newport o este mismo. Son discos legendarios evidentemente, pero no son para mí, para qué negarlo. ¡Un abrazo Dani!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod