Ir al contenido principal

Queen - Sheer Heart Attack (EMI, 1976)

 

 

La primera vez que entré en discos Bangladesh tenía diecisiete años recién cumplidos y un puñado de euros en la cartera. Al abrir la puerta de ese templo, sinónimo eterno de felicidad, recuerdo intentar encontrar sin éxito palabras capaces de describir lo que yo estaba sintiendo en ese momento. Salí con una copia del Number of the Beast, el bolsillo vacío y mi alma alcanzando esa temperatura que solo se consigue a 33, 45 o 78 revoluciones por minuto. Desde ese momento las compras se sucedieron en la medida que la precaria economía de un adolescente lo permitía, y así llegaron discos capitales a mi vida como el Cosmo's Factory, Help, Something Else, Court and Spark, Todos Están Muertos, On the Beach... y muchos otros que en estos momentos prefieren seguir habitando en el verso de Bécquer. Por supuesto, este disco que traigo hoy también es otra de mis compras favoritas de Bangladesh, publicado originalmente en 1974 aunque mi edición sea del 76 según discogs.

Todo esto tiene su razón de ser, desgraciadamente, en la putada con mayúsculas que supone el fallecimiento de Antonio, a quien no veremos más tras el mostrador. Basta ya de eufemismos que corrompen la realidad sin descanso, de esos menesteres ya se encarga buena parte de nuestra "clase" política: la muerte de personas como Antonio es una gran putada, ya que cuando el lado humano ya de por sí enorme abraza una causa tan noble como la musical, la eternidad está garantizada. Creo que una bonita manera de recordarle es sin duda la de escuchar esos discos que le compramos en algún momento, incluso por otros discos que no pudimos: recuerdo una mañana de compras donde, inevitablemente, pasé por Bangladesh. Nada más entrar me llamó la atención un grupo que estaba sonando como una apisonadora, olía a Faces y a Sticky Fingers pero ni Rod ni Mick eran los que cantaban. Al preguntar descubrí una banda de la que yo no había oído hablar por aquel entonces: los Raspberries. Guau, aquello me voló los sesos. Necesitaba aquel disco. Al pedirle el disco para comprarlo no tuvo ningún pudor en contestarme que hacía tiempo que no tenían una copia a la venta, pero que le preguntase a Pepe de Escridiscos, ya que seguro que tenía alguna. Podría tirar de tópicos y soltar una lista de razones por las que Antonio era tal o cual, pero creo que lo que acabo de contar lo define a la perfección.

 
 
 
He elegido este disco con la intención de esbozar una metáfora entre lo que suponen en mi opinión este Sheer Heart Attack y Antonio. 
Sheer Heart Attack es un disco tremendo a caballo entre el glam y el hard rock, porque no conviene olvidar que Queen fueron una gran banda de hard rock. Canciones como Brighton Rock constituyen un fiel testimonio de lo que estos tipos eran capaces, arrancando el disco de manera bestial para rematar en un estribillo muy sólido y mordaz: "If my lady should discover how I spent my holidays..." Killer Queen, seguramente la más famosa del disco, es un buen ejemplo de la facilidad de Freddie Mercury para componer melodías pop. Aunque los puristas se echen las manos a la cabeza porque no queda bien decir esto, me encanta esta canción. Flick of the Wrist viene a evidenciar que Freddie no solamente sabía hacer baladas y medios tiempos. De hecho, mi balada preferida del disco, Dear Friends, la compuso Brian May. Aunque como digo, el LP está repleto de temas afilados. Now I'm Here, con ese inconfundible riff que explota en un estribillo marca de la casa, cierra la primera cara por t
odo lo alto. Stone Cold Crazy es un ciclón con r de rock and roll compuesta por los cuatro miembros del grupo, es decir:
 

Misfire es una gozada de canción de un Deacon siempre infravalorado, que supone una prueba más de su crecimiento como compositor disco a disco, mientras que las dos partes que forman In the Lap of the Gods siempre me han encantado. La versión que tocan en el legendario concierto de Wembley es, como todo lo que hacen estos tipos en directo, simplemente brutal.
Conclusión: hablamos de un disco sin fisuras, imprescindible y con canciones enormes. No obstante, se suele hablar más de A Night At the Opera, A Day at the Races, Jazz o Innuendo cuando se buscan opositores al mejor disco del grupo. Yo, que no creo en la objetividad al servicio de la música, pienso que este discazo tiene poco o nada que envidiar a otros grandes LPs del grupo.
 
Bien por las fundas con letras y compositores
 
Con Antonio, con el vendedor de discos, creo que en no pocas ocasiones ha sucedido algo similar a lo que ocurre con este LP. Normalizamos el hecho de que haya seres humanos vendiendo felicidad de siete, diez y doce pulgadas, y no siempre nos damos cuenta de que les necesitamos como respirar. Rob Sheffield escribió un libro muy recomendable titulado Vives en las cintas que me grabaste. Creo que Antonio vivirá siempre en todos aquellos discos que nos vendió.
 


Comentarios

  1. Madre mía, la de veces que he ido yo a Bangladesh, que estaba cerca de mi casa, y a Escridiscos. Además de buenos discos y buenos dependientes tenían unas bolsas preciosas, eran obras de arte en sí mismas, del tamaño ideal para llevar los discos. Me ha encantado recordar esos momentos gracias a tu entrada. Queen… pues hay poco que decir. Rock en estado puro, y este disco no es de los más conocidos de su carrera, pero buenísimo. ¡Buen fin de semana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Conservo una bolsa de Bangladesh como una auténtica reliquia, la guardo con un cariño enorme. Lo que me ha dado esa tienda es impagable. Efectivamente, este disco es tremendo. De momento ha estado repleto de música, buena gente y Atleti, no me puedo quejar. ¡Igualmente para ti!

      Eliminar
  2. Precisamente hace dos semanas estuve de picoteo y en Bangladesh compré el que traigo la próxima semana. Enorme homenaje el que brindas no ya a Antonio, si no a todos los que alimentan nuestra voraz necesidad de plásticos. Respecto al disco: uno de mis imprescindibles de Queen. May enfermó de hepatitis durante aquellos años y por poco no lo cuenta; cuando se hizo la foto de la portada aún estaba convaleciente, mira qué cara y qué color. Como dices, no hay un tema malo y no desmerece ni un centímetro a lo que vino después. Este aún no lo tengo en vinilo. Bienvenido de nuevo al blog y no tardes tanto en aparecer la próxima vez. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabía yo que se me olvidaba algo, el dato de Brian. Qué cabeza, porfavó. Con el disco es que no puedo ser objetivo, es uno de mis favoritos. Mil gracias por la bienvenida y los mensajes, no tardaré tanto en aparecer la próxima. ¡Abrazos Manu!

      Eliminar
  3. Pedazo disco, sí señor. Pues molan las historias de tiendas de discos. Por mi origen mostoleño poco he frecuentado las tiendas pequeñas de Madrid, solía ir a las grandes para asegurarme lo que iba a buscar. Ahora, a la vejez viruelas, empiezo a entrar en esas otras tiendas pero no me ha dado tiempo a visitar Bangladesh, lástima.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En Móstoles tenéis Citadel que no está nada mal, yo la conocí por una feria en Madrid hace unos años y luego visitándola la verdad que ni tan mal. Por lo que sé Bangladesh seguirá abierta con un nuevo dueño, ojalá dure muchos años porque la necesitamos como el respirar

      Eliminar
  4. Me encantan estas historias. Yo también compraba en diversas tiendas de discos alejadas de los grandes almacenes, tiendas especializadas y míticas. Sin embargo, nunca tuve una relación así con los vendedores. Soy de aquellas personas que, si viene un dependiente a preguntar si deseo algo, contesto que si quisiera algo lo habría pedido. Vamos, que siempre he ido por libre, lo que sin duda me ha impedido disfrutar de recomendaciones e información. Pero soy así y me temo que poco puedo hacer ya.
    Respecto a Queen, opino que no tienen disco malo, mucho menos en los 70. Son unos putos mitos del rock y de la música en general, músicos e intérpretes alucinantes que pese a ser muy conocidos internacionalmente, en contra de lo que pueda parecer no creo que sean respetados como corresponde más allá de su icónico frontman. Freddie era genial, pero Queen eran mucho más que Mercury, así como su obra mucho más que la recargada Bohemian Rhapsody, que por cierto no es ni de lejos su mejor obra, por mucha floritura que tenga.
    En fin, una estupenda entrada y un estupendo álbum de uno de los grupos más geniales y completos de la música del siglo XX.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que a todos nos encantan estas cosas. Yo si el vendedor es buena gente y puedo aprender me pongo en modo esponja, he conocido muchos grupos así y es que encima hablar de música es una puta gozada. De Queen creo que está todo dicho ya, su década de los 70 es increíble. A mí, eso sí, Bohemian Rhapsody sí me parece su cima musical, pero ya se sabe: ahí entran factores no siempre al alcance de lo estrictamente racional

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura