¡Vaya!. Siempre me pasa lo mismo. No
consigo encontrar el dvd de El día de la bestia. Me apetecía volver a
disfrutarla. Espero que no sea otra de las bajas de la última mudanza,
donde misteriosamente desaparecieron algún libro y un vinilo de Pearl
Jam. Y es realmente misterioso, porque mientras los muebles si que los
trasladó una empresa especializada en mudanzas, los discos, libros y
películas corrieron de mi parte. De mi espalda para ser más exactos, que
fue la que sintió el peso de las cajas repletas. ¡Que mis libros,
discos y pelis no las dejo en manos de nadie!. Faltaría más. Bueno. Me
lo apunto en películas a comprar. En este caso, en el de volver a
comprar. Allí tengo anotadas sobre todo muchas que poseía en vhs. Tanto
las originales como las grabadas de la tele. Entre ellas un buen puñado
de la Hammer. Aún tengo en el garaje guardadas muchas de aquellas
cintas. Títulos que vi una y otra vez. Películas ochenteras. Infinidad
de cintas de terror, Alguna de las que programaba Canal + los viernes
noche, camuflada bajo el nombre de algún clásico. -Tíralas hombre. Si ya
no las puedes ver-. Me dice mi mujer. -Calla, calla. Si han vuelto las
cintas y lo harán los walkman, quien quita que no vuelvan de nuevo los
vídeos vhs-. Esa es siempre mi respuesta. Yo miro orgulloso aquel buen
montón y pienso que es un tesoro. Mi mujer me mira junto a las cintas de
vídeo apiladas, y se acuerda de Diógenes. ¿A qué viene todo este rollo
que estoy soltando?. Ah, ahora recuerdo, que no encuentro el dvd de El
día de la bestia.
Mi
parte preferida es cuando le pregunta Álex Angulo a Santiago Seguro
aquello de: -¿Tú eres satánico?.- A lo que este responde: -Si, y de
Carabanchel. A fin de cuentas todos los heavys eramos satánicos. ¿No?. O
eso pensaba mucha gente. Recuerdo en el instituto, una compañera de
clase diciéndome aquello de que era satánico. ¿Yo?. Pues claro, como
todos los heavys. Que tiempos. Se quejan algunos en las redes sociales
de que en estos días la policía les pare por la calle y les pregunté a
donde van o que hacen. Así me he pasado yo media vida. Con el D.N.I. en
la mano cada vez que salía. Miradas de reojo. Por entonces dábamos
miedo. Ahora... Volvamos a la historia. Reconozco que si no era tan
adorador del diablo como aquellos energúmenos del black metal noruego
-yo más que quemar iglesias, me dedicaba a quemar hierba. Y fumármela
luego-, siempre me atrajo todo aquello rollo pseudo satánico, como
diversión que no como vocación. Molaba mucho -y lo sigue haciendo- leer
alguna novela de Stephen King o Clive Barker mientras sonaba el
"Abigail" o el "Them" de King Diamond. Junto a Mercyful Fate uno de mis
favoritos del viejo heavy metal. Junto a los británicos Venom.
Estos
tres eran unos cafres. Y al final lo suyo era postureo. Coño. Lo mío
también. Ya lo he contado más arriba. No pretendía sacrificar niños ni
tomar peyote con un macho cabrío. Venom fueron un shock para mí. Lo
reconozco. Comencé a escuchar heavy metal. Los mismos grupos que la
mayoría de coetáneos. Y de pronto me topo con Motörhead y Venom. Wow.
¡Vaya tralla!. Lemmy era potencia por la cara. Mantas, Abadon y Cronos
además tenían portadas molonas como aquella de "In league with Satan".
¡Y no digamos los títulos de sus discos!. Es curioso porque de Venom me
fui comprando sus discos en cassette. A pesar de no ser muy fan yo de
este tipo de formato. No tiene ninguna explicación. Siempre aparecían en
aquellas listas que hacía a final de año la Heavy Rock, el Rockferendum
creo que se llamaba. Si. Siempre figuraban. Como la peor banda junto a
Europe y Bon Jovi. ¡Hijos de puta!. -pensaba yo- ¡No tenéis ni puta
idea! mientras ponía a todo volumen sus discos. Vayamos a 1985. Trece
años contaba aquí este que escribe. Un año y medio llevaría escuchando
heavy metal como si no existiese otra cosa en el mundo.
Ojeaba
una revista. La Heavy Rock o Metal Hammer. O Kerrang. O algún fanzine.
Vete a saber. Mi madre también se acordaba de Diógenes. Casi se me para
el corazón. En blanco y negro veo un anuncio de un catálogo en el que
destaca un disco de Venom, donde el trío calavera, con caras de malos,
posan en el centro de una bandera francesa. Hice cuentas. En aquellos
días, tenía calculado lo que tardaban en llegar los discos que mandaba
pedir al B.I.D. Discoplay. Desde el mismo momento que echaba el sobre al
buzón. Para así ir reuniendo la pasta. Como en este caso el pedido era
al extranjero, supuse que tendría al menos una semana más. Sin saber que
canciones eran las que aparecían. Solo por la jodida portada. Y el
nombre. "French Assault". Recortar de la revista para poner el número de
referencia. Bolígrafo para apuntar la dirección en el sobre. No sé los
días que tardó en llegar. Bastantes. Incluso llegué a temer que me
hubiesen timado. Que aquel apartado de Correos de una ciudad europea no
fuese más que la hucha que llenaba algún tipo a base de incautos
melómanos impulsivos. Pero llegó.
6
canciones componían este "French Assault". Conocidas. Una en directo,
el imprescindible "Countess Bathory". Las otra cinco en estudio. Puro y
duro Venom. Sin más. Aún no me habían roto el corazón con "Calm before
de Storm". Eso sería un par de años después. Justo el día posterior de
mi cumpleaños. Pero bueno. Esa es otra historia. Estos eran mis Venom.
Los de aquellas cintas que tenía casi quemadas de pasarlas del walkman a
la mini cadena y viceversa. Ahora además los tenía en vinilo. Más tarde
supe que este "French assault" formaba parte de siete lanzamientos. Los
otros seis tenían como protagonistas a América, Cánada, Japón, Alemania
y los países escandinavos. Editado este por el sello francés New
Records y aunque el nombre de Neat Records también aparecía en la
contraportada del disco, vete a saber. El pirateo discográfico era algún
muy común en aquellos años. Sellos que se dedicaban a editar
recopilatorios mientras miraban por la ventana que les trajesen la
citación judicial correspondiente si hacían demasiado ruido. Los propios
Venom nunca los han reconocido como un lanzamiento oficial. Lo que
traducido resulta que no vieron un chelín por los mini lps vendidos.
Hace unos años se editó un cd que recopilaba a los siete assaults.
Imagino que ahí si que trincarían. O eso espero.
Maravillosa entrada. Te lleva a las adolescencia, sustituyendo Venom por el grupo que te gustase en aquel entonces. En Discoplay tienda llegué a comprarme algo. Ventajas de vivir cerca de Madrid.
ResponderEliminarMe olvidaba que aquí conté lo de comprar en Discoplay en una ocasión, subiendo un disco de Tears for Fears: https://ffvinilo.blogspot.com/2019/08/tears-for-fears-seeds-of-love-1989.html
EliminarMe gustan los Venom y aún así nunca me compré ningún disco suyo. Hace pocos años estuve a puntito de comprar el -casualidad- Calm before the storm, pero al final no pudo ser. Además, siempre me acuerdo de Gigatron cantando eso de "El del medio de los Venom, Mariscal y el pirata me bendecirán" de su canción Quiero Rock.
ResponderEliminarTotal, que los sigo escuchando de tanto en tanto pero ni vinilos ni cedés hay por casa de estos tipos.
En fin, viva el heavy y los recuerdos ochenteros. Un abrazo.
Enhorabuena, consigues que incluso los que no somos fans acérrimos del heavy como yo tengamos ganas de escuchar los discos que pones por aquí. Una gozada de entrada, pasional y satánica jajaja.
ResponderEliminarAbrazos!!