Adams consiguió el éxito masivo con su álbum Reckless de 1984. Tardó tres años en componer y grabar la continuación, Into the fire, producido por él en su propia casa. No logró el mismo nivel de ventas que el anterior. Eso y, supongamos, cierta intención de cambiar el ritmo de su carrera o la orientación musical, una crisis de confianza, de avaricia bien entendida, quién sabe, le llevó a colaborar con uno de los productores hiperventas del momento: Robert John "Mutt" Lange. De paso, su colega de armas, su mano derecha compositiva, Jim Vallance, caía en este proceso, quedando en mínima su aportación al álbum, aunque conservó a varios músicos (Keith Scott, Mickey Curry). Y Bryan Adams volvió a ser número uno y alcanzar las ventas y la popularidad de 1984.
El cambio ahondó en una producción más procesada, en arreglos muy "Def Leppard" (quizá muy "Mutt"). La esencia de Adams se conserva, sobre todo, en los medios tiempos Though I'd die and go to heaven, Do I have to say the words? y Depend on me, estas dos últimas aún compuestas con Vallance. Los ritmos más clásicos asoman en There will never be another tonight y en el fantástico riff de House arrest (una versión de AC/DC estaría bien). El resto suena más influenciado por la mano amiga de Lange, con claros ejemplos en If you wanna leave me (can I come too?), Touch the hand, Not guilty, Don't drop that bomb on me o Can't stop this thing we started. Añadid la pesada y empalagosa, pero millonaria (dieciseis semanas número uno en los unaited quingdom), (Every thig I do) I do for you al conjunto.
Imagino que para un fan ochentero del canadiense encontrarse con este disco, con este sonido, debió hacerse duro; pero fue mi "descubrimiento" de Adams. Gracias a este álbum empecé a tomarle en serio y a escuchar sus trabajos anteriores. Así que debo decir que me gusta Waking up the neighbours, mucho más los temas hard que las baladas (odio el hiperexpuesto tema megahit).
Además de Bryan Adams (voz, coros, guitarras) escuchamos a Keith Scott a las guitarras, Mickey Curry a la batería, Dave Taylor al bajo, Tommy Handel y Robbie King al órgano y el piano y el propio "Mutt" a los sintetizadores. Se grabó a medio camino entre Inglaterra (Battery Studios) y Canadá (Warehous Studios) a lo largo de 1990 y principios de 1991.
La edición que traigo hoy es de época, con dos vinilos pero en carpeta sencilla.
Pasad buen fin de semana...
Al Bryan este no es que le haya seguido mucho la pista, pero me gusta mucho más el Reckless que este álbum. Quizás sea por culpa de la innombrable tonada que has mencionado y que lo hizo sonar hasta la extenuación. Sin embargo, un tipo que ha contribuido con dos temas -junto a su amigo Vallance- en un discazo como el Creatures de KISS merece todo nuestro respeto. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarYo creo, de hecho, que se hicieron famosos gracias a esa colaboración con KISS ;)) No me cabe duda que Reckless es mejor que este álbum; de hecho, es su mejor disco. De todos modos, merece una escucha. Las baladas me cargan un poco en realidad. Un abrazo.
EliminarReckless es uno de mis discos favoritos, tal cual, y el Into the Fire me gusta mucho también. Con este disco nunca he podido sin embargo, pero ahora que lo traes voy a aprovechar para darle otra oportunidad. RnR!!
ResponderEliminarDecía antes, también, que Reckless es, posiblemente, su obra más perfecta. Quizá Into the fire quedó un poco cojo, pero también es muy recomendable. De este que traigo, tiene que encajarte, pues, como digo, tiene una producción diferente, casi no parece Adams en algunos cortes. A mí me gusta porque "me pilló" y gracias a él le perdí el miedo y curioseé en el resto de su catálogo. Un saludo.
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