Fan reconocido como soy de estos alemanes, para quien casi cualquier disco parido bajo su nombre en el siglo XX es una gozada, traer este disco lleno de polémica y buenos recuerdos resulta complicado y sencillo a la vez. Complicado porque siempre tendemos a compararlo con sus "obras maestras". Sencillo porque me encanta, porque en su momento me lo empapé entero una y otra vez. Y eso te deja huella. Valga decir que no creo que esté, por supuesto, entre sus mejores discos, pero, por otro lado, resulta un gran álbum de rock.
Curiosamente, el álbum más vendido de Scorpions, así como suena. Y eso gracias a la coincidencia, el buen ojo y el marketing. Tras su megaconcierto en el Moscow Peace Festival, Klaus Meine (cantante) entendió que "las cosas están cambiando" y hay que contribuir... o aprovecharse. Así que compuso una balada sobre los cambios y las emociones que vivió aquellas jornadas. Wind of changes, con un vídeo adecuado, sonó por todo el mundo como un himno de los nuevos tiempos, del adiós a la Guerra Fría, del "hola" a la democracia y el capitalismo atravesando la estepa rusa. Y se convirtió en el single más vendido de Scorpions (número uno en 21 países) y aupó a Crazy world al doble platino en los Estados Unidos en apenas unos meses. Un acierto musical, porque la canción lo merece, y comercial.
Amparado bajo este éxito, el álbum se completa con una estupenda colección de riffs y estribillos: Tease me please me, Hit between the eyes, Crazy World, Don't believe her o Kick after six. Juegan en ese espacio entre la canción rock y la balada ruda con To be with you in heaven o Restless night.Y redondean con otra buena balada, algo empalagosa, de título Send me an angel.
Considerado el primer disco "americano" de la banda, contó con la ayuda de Jim Vallance en las letras y puso a Keith Olsen a los mandos de la producción. La banda estaba aún formada por el line up clásico: Klaus Meine a la voz, Herman Rarebell a la batería, Francis Buchholz al bajo, Matthias Jab y Rudolph Schenker a las guitarras. La portada y el concept art corresponde a Storm Thorgerson (Hipgnosis).
La edición que traigo es la original de época. Buen encarte, con letras y créditos, y bien conservado. Aunque parezca mentira es una compra reciente. Primero compré el cedé (era la moda).
Pasad buen fin de semana y disfrutad de la vida.
Tienes razón, es difícil compararlo con sus predecesores porque no hay comparación posible. Pierde por goleada en carisma y sonido. Sin embargo es un punto de inflexión en su carrera que no resulta del todo vergonzante. No obstante, pese a tener canciones muy válidas, en mi opinión supone el inicio del declive y en mi relación de fan con la banda supuso el principio del fin.
ResponderEliminarEstá claro que Scorpions a finales de los ochenta cambió hacia un sonido más "americano" con la idea de seguir vendiendo más y más. Con este dieron el pelotazo y perpetuaron su búsqueda en los noventa. A mí me gusta sin más, y de vez en cuando lo recupero. Claro, que yo soy muy de Scorpions. Eso cuenta. Un saludo.
EliminarEh, que yo soy también muy de Scorpions... pero de los que van entre el inconmensurable Tokyo Tapes y el Savage Amusement.
EliminarNo es un Lovedrive o un Blackout evidentemente, pero siempre me ha parecido un disco muy escuchable, con mucho más que decir aparte del Wind Of Change. Muy de acuerdo con lo que dices de gran disco de rock. Saludoss
ResponderEliminarPues me alegro que te parezca bien. Un buen disco, no un imprescindible en cualquier caso. Saludos.
EliminarEste lo tengo en casete y lo queme mucho. Lo pillé en mi etapa madrileña de curro en una tiendecita de discos que había en la calle Illescas en Aluche, que òjala zún siga abierta aunque no creo. Un abrazo
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