Ir al contenido principal

Joe Satriani "What Happens Next?" (2018)

Tres años después de publicar el muy recomendable Shockwave Supernova vuelve el bueno de Satch con nuevo material bajo el brazo. En What Happens Next vuelve a las sonoridades más hard rock con un power trio de verdadero lujo, un súper grupo en toda regla: Chad Smith, su colega en Chickenfoot, a la batería y el legendario Glenn Hughes al bajo. Todo ello producido por Mick Fraser quien lleva junto a Satriani  desde aquel ya lejano Crystal Planet, publicado en 1998.
Energy abre el disco enérgicamente con un riff que es puro Jimmy Page, respaldado por la sólida pegada de Chad y el contundente bajo de Hughes, con un Satriani que rockea como en The Extremist.

Satriani saca a relucir su vena más funk en Catbot. No en vano el funk es un género que tanto Chad como Hugues tan bien practican en sus respectivos proyectos musicales. En Looper también encontramos grandes dosis de funk.
Satriani vuelve a demostrar sus grandes habilidades con el tapping y licks en la épica Thunder High On The Mountain, sustentada por un riff netamente metálico.
Cherry Blossoms es, sencillamente, uno de los mejores temas del disco. Una de esas exquisitas y románticas melodías que sólo Satriani es capaz de extraer de sus inseparables Ibanez. Pura magia.

Smooth Soul y Righteous son típico temas de Satriani, cuyos encantadores fraseos te seducen a la primera escucha. Lo mismo pasa con el tema que da título al disco.
Hughes se desmelena en Headrush con un frenético bajo, desatando la furia de la guitarra más boogie de Satriani.

Se nota que los tres músicos se lo han pasado en grande grabando estos temas y es que la buena química entre ellos rezuma en cada una de las composiciones, como en Super Funky Badass o Invisible, donde Satriani flirtea con el jazz bajo un elegante teclado.
Forever And Ever, uno de esos medios tiempos marca de la casa de bonitos y elegantes arpegios, cierra el disco.

El hecho de que el disco suene más fresco y directo que sus últimas entregas es, sin duda, debido a la pegada de Chat Smith (más preocupado por el ritmo que por la técnica) y a un gran bajista como Hughes, cuya habilidad a las cuatro cuerdas queda a veces escondida tras su portentosa voz. 

A la hora de enfrentarse a un nuevo disco Satriani se preguntó “…y que pasa después? y encontró la respuesta volviendo a los sonidos más básicos en los que priman, por encima de las demostraciones técnicas (a estas alturas de sobras conocidas), las buenas composiciones. 

Sin duda, de nuevo, Satriani lo ha vuelto a conseguir. 

Comentarios

  1. De Satriani me lo compré todo desde Not Of This Earth hasta Time Machine. Luego me resultó aburrido escuchar álbumes enteramente instrumentales. Con Chickenfoot volvió a llamarme la atención pero no lo suficiente como para retomar sus discos. Voy a escuchar este ahora mismo. No creo que me proporcione la misma emoción que sus trabajos de los 80 pero tampoco creo que defraude. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Este álbum lo tengo "por aquí" y apenas le he dado una escucha. Como al King, dejé de seguirle (un poco por que creo que redujo la calidad de sus entregas otro poco por mi cambio de gustos) y lo retomé en el anterior, que no me pareció nada malo pero no me emocionó mucho. Este, como digo, lo he escuchado un par de veces y tiene un punto excelente, en mi opinión más por la calidad de los ejecutores que por las composiciones. En cualquier caso, creo que más digerible para mí que trabajos anteriores. Un crack Satriani, un revolucionario en su momento y un gran músico. Y adoro a Hughes. Así que me lo voy a pinchar otro par de veces a ver si me acaba de reventar las orejas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Como en la anterior entrada que se hacía referencia a Gilbert, comentar que a mi los virtuosos guitarreros, salvo excepciones, se me suelen atragantar, un par de temas y me aburro, lo siento... De todas formas, interesante entrada, le pegaré una escucha a ver que tal. Abrazos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d