Ir al contenido principal

Accept "Staying A Life" (1990)


En 1985 Accept se encontraban en la cúspide de su carrera. Los alemanes podían rivalizar, sin ningún tipo de rubor, con las grandes bandas del género del momento. Acababan de publicar Metal Heart, uno disco repleto de futuros himnos con el que intentaron (sin excesivo éxito) conquistar el mercado americano. De todos modos el disco funcionó muy bien en Europa y acabó convirtiéndose en uno de sus discos más emblemáticos. Para presentarlo se embarcaron en una monumental gira mundial dando unos conciertos enormes. Uno de ellos vio la luz, cinco años más tarde, en este doble Staying A Life.
En 1989, y tras la marcha definitiva de Udo DirskchneiderAccept reclutaban al norteamericano David Reece para intentar, una vez más, dar el gran salto al mercado americano. Suavizaron su estilo, llenaron los temas de melodías y de teclados, una producción más limpia y el resultado fue ... un desastre total. Epic, viendo el desaguisado y el inminente fin de la banda, decide tirar de archivos y rescatar las cintas de los conciertos de la gira de 1985. Nada mejor, para salvar los trastos, que editar un verdadero greatest hits con un directo de los Accept de 1985, aquellos que reinaban por todo lo alto junto a ScorpionsJudas Priest o Iron Maiden.

Los seguidores de la banda ansiaban, desde el imprescindible aunque escueto Kaizoku-Ban, un doble directo en toda regla. Así que en 1990, ya con la banda desintegrada, se edita Staying A Life, un disco a la altura de los clásicos double live de bandas afines como ScorpionsUFO o MSG.


Staying A Life se grabó íntegramente el 18 de septiembre de 1985 en el Festival Hall de Osaka, Japón, con una audiencia entregada y hambrienta de metal. El impecable setlist se basa en el disco que presentaban, Metal Heart, y en temas de sus tres anteriores discos, obviando los dos primeros. Algún tema de I’m Rebel (1980) tampoco hubiese desencajado ahí, pero ya se sabe que no existe el setlist perfecto.
La foto de la portada, con un desafiante Udo en primerísimo primer plano con sus clásicos atuendos militares y con la banda detrás dándolo todo, no deja lugar a dudas: aquí está la formación más clásica de Accept dispuesta a repartir himnos colosales revienta estadios como Metal HeartPrincess Of The Dawn Balls To The Wall.

El sonido, potente y directo, plasma perfectamente lo que debería ser un concierto de la banda durante esa mítica gira y hace que te sientas ahí, entre la multitud, moviendo las greñas al ritmo de Son Of A BitchLove ChildLondon Leatherboys o Screaming For A Love Bite

Todo encaja a la perfección: la pétrea base rítmica de Peter Baltes (bajo) y Stefan Kaufmann (batería y productor del disco), las guitarras milimétricamente sincronizadas de Jörg Fischer y Wolf Hoffmann y la afilada voz del pequeño gruñón Udo. Siempre fieles a su eterno lema "unidos somos imbatibles", y es que pocas bandas podían rivalizar con su directo. 

Mención aparte merece Wolf, un guitarrista brillante y nunca suficientemente reivindicado. Su trabajo aquí es colosal, con punteos elegantes y riffs titánicos. La influencia de la música clásica europea se dibuja en cada una de sus composiciones (como muestra más representativa el mítico fragmento de Für Elise en Metal Heart). Cómo él mismo ha dicho en más de una ocasión: "Soy un fan total de Peter Tchaikovsky. Aparte de sus obras, apenas hay otros discos en la estanteria de mi casa, excepto quizás un poco de Bach y de Beethoven". 

Muchos de los temas alcanzan en este directo otra dimensión, sonando mucho más duros que en estudio como BreakerFlash Rockin' Man o ese vertiginoso Fast As A Shark, que es como un Panzer que arrasa con todo. 





Staying A Life es, para mí, uno de los mejores discos en directo del género, junto al Live After Death de Iron Maiden. Ambos discos son documentos indispensables para entender el Heavy Metal en la década de los 80s. Las 15 canciones de este directo, un repaso desde Breaker (1981) hasta Metal Heart (1985), muestran a unos Accept en el zénit del metal Teutónico: cinco personalidades que, durante casi diez años, moldearon y escribieron una parte de la historia de la música metal.

Comentarios

  1. Como dices, un greatests hits live en toda regla. Uno de mis grupos favoritos de los 80 sin duda y otro de los pocos que he visto en directo -en la misma gira, si no recuerdo mal- con Dokken de teloneros.

    ResponderEliminar
  2. Tengo desgastados I'm a Rebel, Balls to the Wall y el Metal Heart. Como dices, imprescindibles para entender el heavy metal de los ochenta. Entretenida entrada, un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Pues a parte de felicitarte por la entrada, que me ha gustado mucho, poco más que añadir. Firmo tus palabras. Amén y larga vida a Accept. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

CJ Ramone "Last Chance To dance" (2014)

En 1989 poco después de la publicación de   Brain Drain ,  Ramones  se encontraban en un momento de crisis interna. El bajista y principal compositor del grupo, el carismático  Dee Dee Ramone , abandonaba el combo definitivamente. Para cubrir su plaza  Johnny  reclutó al joven  Chris Ward , rebautizado para la ocasión como  CJ Ramone . Al principio, como es normal, costó que los fans del grupo lo aceptasen pero a lo largo de los siguientes siete años  CJ  llegó a tener un fuerte rol dentro del grupo, llegando a grabar hasta cuatro temas en  Adiós Amigos  (1995), el disco póstumo de  Ramones.

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo