No es frecuente en los tiempos que corren, que ante la aparición de un disco deseado de forma intensa, se tenga la paciencia de esperar a que éste se encuentre en casa en formato físico, teniendo ocasión de escucharlo con anterioridad a que este hecho se produzca por los innumerables cauces de que se dispone. Si como en este caso, el disco ha sido solicitado por internet, en vinilo, y tarda varios días en llegar, el esfuerzo de disciplina es mayor aún si cabe.
Pues por una vez y sin que sirva de precedente, un servidor ha acometido tal hazaña ante la primera escucha de este: "What Kind of Love", el esperadísimo nuevo trabajo de Danny Wilson, tras el maravilloso "Stay True" que a tantos encandilo hace dos ejercicios.
Y es que a pesar de las grandes expectativas depositadas en él, que estas se venían convirtiendo en realidades a tenor de lo comentado por amigos que ya lo habían escuchado y que lo elogiaban sin amago de duda, y que los temas (excelentes) adelantados hacían mas lujurioso el deseo de echarse el artefacto a los oídos, termina venciendo en mi el oscuro interés en cazar el disco en primera escucha por medio de aguja y surco, en casa, de forma virginal, como la primera noche de amor compartida por dos amantes aún sin mácula de pecado en sus cuerpos y almas.
Y justo es decir que el estreno no pudo resultar mas placentero y candoroso, desde el primer contacto se impuso el exquisito tacto instrumental de los maravillosos sonidos que visten unas emotivas composiciones, sonidos confeccionados en base a una compacta y deliciosa sección de viento formada por el Champion of The World: 'Free Jazz' Geoff Widdowson (saxo) y los excelentes músicos acompañantes: Gram 'Canyon' Trelford Davies (trombón) y Kris Jones (trompeta y flugerhorn) y un equipo coral de primer orden, además de la consabida sapiencia de aroma soulero de los virtuosos: Chris Clarke (bajo), Paul Lush (guitarra), Steve Brodkes (bateria), y Henry Senior jnr (pedal steel guitar), que conforman junto a Danny Wilson y el ya mencionado 'Free Jazz' a los impresionantes Champions of the World, responsables de la maravillosa brisa de latidos elegantes y emocionantes que rememoran a Ottis o Cooke, y que empastan con la voz quebradiza, agridulce, hermosa y honrada de del jefe de forma natural y casi mágica para crear esos momentos sublimes que se incrustan en almas y corazones, moldeando penas y acariciando sentimientos.
Y es que todo el disco es un escaparate de bonituras, de suspiros hechos corcheas y sentimientos que se extienden sin vergüenza de mostrarse en su apabullante desnudez.
Desde las engalanadas voces de viento que nos dan la bienvenida en ese canto primaveral mojado de rocío que es: "Clear Water" y que firma una declaración de intenciones que no se traiciona en ningún momento del álbum.
"Precius Cargo" es romántica y presenta una paleta tan repleta de matices que se adaptan intuitivamente los unos a los otros, que el cuadro resultante es delicioso, colorista y en pastel, voces, latidos, un saxo que resurge de un mar de guitarras y aullidos de steels...escucharla es sentir el aliento de lo bonito de la vida.
Cohesión de una banda que demuestra un impresionante dominio del espacio sónico en la fabulosa versión: "Can I change my Mind" de Tyrone David.
Y termina esta primera parte del vinilo con el corte que titula el disco, una arenosa voz desglosa palabras en idioma canoro Dylaniano mientras steels comparten besos orquestales con acústicas y teclas, preciosa.
Seca y sureña, con un aire que me suena muy "Dixie", muy The Band, muy seria pero amiga, otro tema de impronta genuina con un solo de guitarra definitivo y que recibe como título: "It's Be All Right in the End".
Y nos dicen adiós estos tipos con otro soul de dorado cuño, mas costa oeste, mas soleado y cálido, nuevamente cantado con linea impoluta y timbre dulce, nos dejan los campeones con "The Sound of a Train".
Auguro que este disco será uno de los álbumes del año para muchos, por bonito, por emocionante, por candoroso y por que es una obra exquisita de sensibilidad, riqueza sonora y adhesión de componentes sónicos de irresistible sensualidad de las que no se dan siempre, en el caso de estos señores la costumbre empieza a hacerse ley, que siga.
Ya es raro esperar a perder la "virginidad" pudiendo catar el producto con tanta facilidad como se hace hoy en día. Enhorabuena porque yo raramente me atrevo a ello. Casi soy más de catar el melón antes de comprarlo. Excelente comentario. No tenía el gusto de conocer a este caballero, le daré su oportuna escucha. Un abrazo.
ResponderEliminarTampoco es frecuente en mi no creas, espero hacer igual con el próximo disco de Jason Isbell, este disco es de lo mejor, soul de una calidad cósmica.
EliminarAbrazos.