Ya han pasado por el blog bandas de ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, Pamplona, Zaragoza, Alicante, etc., y, hasta hoy, ninguna de mi pueblo, Cuenca: “Alzada en bella sinrazón altiva -pedestal de crepúsculos soñados-“, como diría el poeta.
Ni que decir que en Cuenca ha habido, hay y habrá bandas y artistas de rock, pero muy pocos han tenido eco a nivel nacional. Esperemos que algún día esta tendencia cambie ya que calidad no falta.
Una de las banda de rock que ha tendido unos momentos de gloria fuera de los límites de las tierras que ahora se llaman Castilla-La Mancha, teniendo en cuenta que esos “momentos” se mueven en el ámbito del punkrock, fueron Kuero, coincidiendo con la aparición y difusión de su segundo trabajo Al filo de lo posible.
El grupo se formó en noviembre de 1991. Tras varios conciertos en bares y festivales locales y provinciales (recuerdo aquellas Fiestas de la Primavera organizada por Radio Kolor) y tras consolidar la banda con Piwi a la guitarra, voz y coros, Sini al bajo, Mosca a la guitarra, y Miguel a la batería, en el verano del 93 graban Desde niñ@ su primer trabajo. Una casete con 10 temas financiados y distribuidos por la propia banda.
Dos años después vuelven a apostar por la autoproducción, se largan a los estudios Lorentzo Records de Berriz, y graban los once temas que componen este Al filo de lo imposible que es editado por Fobia-Duros Sentimientos, siendo distribuidas 3000 copias en formato casete y vinilo por Utopía, compañía creada por el propio grupo para distribución de trabajos propios y de bandas afines. Aunque el disco no suena bien, la carpeta y el libreto, obra del extraordinario dibujante y amigo Fernando Huélamo, el ritmo y mensaje de las canciones y las ganas que le pusieron los chavales compensan con creces las 800 pelas que costó en su día, y que con esa lealtad punk la banda recuerda no pagar más de esa cantidad al comprar el disco en la propia portada del disco.
Aunque la base general es punkrockera, en este segundo trabajo el sonido de los Kuero se acelera mezclando estilos como el rock urbano, ska, hardcore o reggae, pero sin que esté monótonamente influenciado por ningún estilo o etiqueta que dominé al resto.
La música está compuesta al alimón por toda la banda, siendo todas las letras de Piwi. Canciones con muy mala hostia, duras, crítica, combativas, pero no exentas de sentimientos difuminados para que el oyente las interprete según su estado de ánimo.
Tanto la prensa musical profesional como la independiente a través de numerosos fanzines, se hacen eco del trabajo de los conquenses realizando buenas críticas, lo que les supone ser demandados por lo largo y ancho de la geografía española, realizando más de 100 conciertos durante ese año, entre ellos alguno de carácter solidario y de lucha por reivindicaciones e injusticias sociales, lugares a los que el grupo, siempre solidario, nunca ha dejado de asistir.
En el 91 con una técnica y sonido más depurados logran editar un cd de título Piensas, que piensas, que también anda por casa, pero esa es otra historia y en otro formato.
Una propuesta diferente, la de obreros y supervivientes del rock que nunca llegaron al gran público, pero igual de auténticas o más de las que sí. Además, uno de los pocos vinilos que tengo de los noventa, por algo será. Saludos.
Una cara:
1. Rude child
3. Amargo
4. 10 de monte
5. Monotonía
La otra:
8. Vivimos
10. Este mundo
Desde Cuenca con amor, jeje. Qué bueno rescatar grupos de la zona. Ya quisiera yo tener algún vinilo de gente del barrio, que algunos salieron.
ResponderEliminarEs que el terruño tira... Pues buscando, buscando... Saludos man
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