Después de un tiempo ausente, hoy quiero compartir con vosotros el vinilo de la edición 20 aniversario del Paradÿsso, de los alcorconeros Sôber. Aprovecho la cercanía de la publicación de su próximo disco, Retorcidos, y la gira 30 aniversario de este año, como excusa para enseñaros un par de regalos que me han hecho estos últimos meses.
El Paradÿsso es uno de esos discos
fundamentales en mi devenir musical más reciente. Reciente, escribo, qué eufemismo: cuando
apareció en mi vida, yo estaba cerca de los treinta, y ahora estoy en la L, y no me refiero a talla de ropa, sino a número. Con él
conocí a este grupo que me ha acompañado, con más o menos suerte, hasta ahora.
En su día mi compañero de trabajo, José Ángel (el que me deja escribir de música
en su web supermoto7.com), decía que era normal que me gustasen, porque yo
podría ser integrante del mismo, al menos en el aspecto físico: rapado (calvo)
y con perilla. En fin, como lo quiero, perdono esas pequeñas salidas de tono, a pesar de que a él sólo le molan "un par de canciones" (pero mira que se lo pasó bien en el concierto del Mulafest donde vimos a los calvos, contado aquí)
En aquel 2002 los Sôber lo petaron en las radios. Pero a mi terminaron de convencerme en un concierto en las fiestas de Palencia, en septiembre de ese año, al que fui con mi amiga Bea, en una parada intermedia en el viaje a Santander para ver a mi novia de entonces (que con el tiempo se ha convertido en mi amante y compañera de vida): fueron cañeros, intensos, melódicos y peleones (les cortaron la luz antes de tiempo y se despacharon a gusto contra los responsables). Y nada, al poco su CD entró en mi colección. Y ahora, la segunda vez que se edita en vinilo, me lo regaló mi chica este último cumpleaños (sí el del medio siglo). La primera vez que se reeditó en vinilo fue en formato de doble LP, pero de esos que sólo tienen 3 caras y, por experiencia, no me molan, demasiados paseos al tocadiscos. Sin embargo, esta edición 20 Aniversario era en un sólo plástico y remasterizada. Además, podías escoger el color del vinilo entre rojo, verde, azul y amarillo. Por cierto, también he recibido estos Reyes como regalo, dos entradas VIP para verlos en Las Ventas en el mes de marzo. Concierto correspondiente a la gira 30 Aniversario, y donde tocarán además canciones de Skizoo y Savia, los dos grupos que se formaron cuando Sôber decidieron tomarse un respiro allá por el 2005. Con esta ocasión, se convertirán en el grupo que más veces he visto en directo (con excepción de Las Zascanduri, grupo infantil con cuyos responsables al final hicimos hasta amistad), incluida la otra gira en la que también incluyeron temas de Skizoo y Savia.
Venga, pasemos a analizar el disco de estos, según algunos, mojigatos rockeros. Y lo dicen porque no oirás tacos y exabruptos en sus letras. Y yo les contesto que, para tener sonoridad, fuerza y actitud, no hace falta escupir y mascar el “joder”, el “puta” y el “cabrón” todo el rato en la boca, como parece que piensan otros artistas. Se puede ser duro, rockero y provocativo sin recurrir a tan fácil recurso.
Sôber venían de debutar en 1996 con el disco titulado Torcidos (su nombre en ese momento era Sôber Stoned). Siempre cuentan que les estafaron, pues adelantaron un dinero (dineral para unos chavales) y luego la grabación tuvieron que hacerla de un tirón, incluso sin claquetas y no se grabaron los timbales, que tuvieron que añadir luego. Tanto se arrepintieron de aquello que incluso acortaron su nombre, para desmarcarse un poco. Y próximamente se resarcirán publicando el disco regrabado completamente, el Retorcidos que comenté arriba. En fin, aquel trabajo pasó sin pena ni gloria y eso que los mimbres eran buenos. Dos años más tarde, se sacaron de manga un disco oscuro y pesado como Morfología donde dan indicios de que iban a ser una banda grande y donde encontramos temas como “Loco” o “La prisión del placer” que aún suenan en sus directos. Un trabajo imprescindible para el rock y metal estatal, influyente y necesario para lo que luego vino en el género. Ya en el nuevo siglo, en el 2001, editan Synthesis, donde siguen hundiéndose en la oscuridad, con un sonido muy al estilo Tool, más reposado y maduro. Estos dos discos con Zero Records hicieron que una gran compañía de discos como Gran Vía Musical de Prisa, a través de Muxxic Records, comprara sus derechos por 20 millones a Zero Records (hablamos de pesetas) y firmaron un contrato que les permite centrarse en exclusiva en la música. Aunque con la presión añadida de no tener ninguna letra ni canciones terminadas. Bueno, también ayudó que en el Festimad de 2001, ante la cancelación de Limp Bizkit, Sôber tocó en su lugar y, de repente, se hicieron visibles para muchos. En aquel momento el grupo estaba compuesto por los hermanos Escobedo, Carlos al bajo, voces y composición, y Jorge a la guitarra, Antonio Bernardini también a la guitarra y el malogrado Alberto Madrid, en la batería. Alberto falleció en un accidente de moto unos años más tarde. Cuenta Carlos que, hoy en día, sigue presente en los directos de Sôber y de Magö de Oz, y en los estudios Cube, en las claquetas, dando las marcas al inicio de las canciones.
Pues resulta que, con esa nueva perspectiva
y futuro, deciden dar un pequeño giro a su música (arriesgado teniendo en
cuenta ese nuevo contrato): decidieron posicionarse en un lugar que, en ese
momento, estaba vacío en España, pues había gente que hacía pop, otro rock,
rock duro, incluso el rock oscuro que habían explorado en sus dos trabajos anteriores,
pero no había grupos que combinasen la música rock con estribillos claros y
poperos. Algo similar a lo que podían hacer Linkin Park o Nickelback.
Así que pasaron de la oscuridad anterior a un rock más claro y épico, haciendo
hincapié en que las voces se oyesen y entendiesen. Además, salvando las
distancias, si Metallica había sido capaz de hacer el Black Album
y triunfar en el mundo entero con una semi balada, ¿por qué no intentarlo ellos
en nuestro terruño? El resultado fue una sorpresa: se hicieron mainstream. Empezaron a
sonar en las radios comerciales. Todo un logro que en épocas previas sólo
habían conseguido los Héroes del Silencio y, puntualmente,
algún otro grupo rockero, como Dover (curiosa la coincidencia de nombre).
Y ya sabemos lo mal que llevamos los rockeros de pura cepa (me incluyo, pero en
el blog saben de sobra que es mentira que yo pertenezca a esa categoría) que nuestros
grupos los escuchen todo quisqui: no entendemos que la mayoría no disfrute con
nuestra música, pero luego nos jode que se haga comercial cualquier grupo, y
les tildamos de vendidos al mercado y la radiofórmula. Los “puristas” son lo peor en todo…Pero nuestros
protagonistas lo tenían claro, dieron un paso adelante, con decisión, valentía
y sin traicionar sus principios. Y lo supieron aprovechar muy bien, ayudados de
su compañía. Por ejemplo, el día de la presentación del disco en la sala
Aqualung de Madrid, los que habían comprado el disco, a la venta ese mismo día, tenían gratis la entrada.
Ya tocaban en festivales, pero ahora les colocaban en los escenarios
principales, con especial mención al Festimad, que todavía se celebraba
en mi patria chica mostoleña, donde compartieron escenario con grandes como Rammstein,
P.O.D, Ill Niño…y que fue su despegue definitivo. Otro ejemplo del dinero que ponen las grandes disqueras es
la cuidada portada que, incluso, fue reproducida en algún escaparate de la Fnac, con los pétalos, la manzana y demás.
Cuentan que la modelo original, Alicia Ballestero, terminó agobiada por la fama y que la
reconociesen por la calle como “la chica de la portada de Sôber”. Ah, las fotografías y concepto fueron de Cristo Aleister.
Hostia, llevo ya un tocho considerable y aún no he empezado a hablar de las canciones. Pues voy a ir empezando porque aún me quedará hablar de las peculiaridades de esta edición.
Abre la cara A “Arrepentido”, una de sus canciones más reconocibles. Fue elegida por su manager, Carlos Mariño, para ser el single, decisión que ellos, como músicos, no entendieron, pues, la verdad, es que es un tema muy sencillo, sin un gran solo, con una batería muy fácil, aunque el groove que le imprime Alberto Madrid, hace que sea especial. Al final salió como segundo sencillo. Un tema con connotaciones religiosas y espirituales, canción profunda que habla con esa otra parte de nosotros mismos, para exigirte no traicionarte. El video ruló mucho en la MTV. Carlos cuenta que le salió sarpullido por estar tres días metido en la bañera, con tapones en los oídos y la nariz, cantando la melodía debajo del agua. Sigue “Lejos”, que es más trepidante, aunque con cierto poso pinkfloydiano. Con una parte central fuerte, un bajón de intensidad, un pasaje más atmosférico, para luego subir arriba incluso con un doble bombo. Fue una de las últimas en tener letra. De hecho, en la versión CD de esta edición encontramos una demo grabada con inglés guachu guachu, muy graciosa. La canción habla de la lejanía que tenemos con algunas personas y los encuentros con ellas:” la distancia me nubla y genera confusión”. La típica añoranza que todos sentimos cuando tenemos a alguien cerca pero ya no se habla de verdad. Sin solución de continuidad, la canción más icónica del disco, el gran himno del álbum “Diez años”. Sonó en las radiofórmulas y en las televisiones. El riff es bastante metalero, obra de Jorge Escobedo. Sin embargo, la melodía es bastante sencilla. Jorge criticaba a su hermano que el estribillo parecía sacado de un tema de Manolo García. La letra de liberación no va de una relación amorosa. Se refiere a ese momento en el que firman con la multinacional y Carlos se da cuenta que puede dejar sus trabajos y dedicarse en exclusiva a la música: “decir sí a ser libre”. Y esa liberación hace que la canción sea muy positiva. El video clip se grabó en Los Ángeles, mientras se mezclaba el disco por Ed Stasium (Ramones, Motörhead, Joan Jett, Living Colour…) en los Jake’s Place Studios de Los Ángeles. Para grabar el video, contrataron a un conocido de Jorge que no dio con lo que ellos querían y terminaron complementando el clip con las grabaciones de la cámara personal de Jorge de sus andanzas por LA. Seguimos con “Cápsula”, un poco más agridulce, que habla de la ansiedad, de la cápsula de lexatin (joder, habían firmado un gran contrato y no tenían las letras de las canciones). Fue la canción con la que arrancaron la mezcla y no termina de encajar con lo que querían, el bombo y la caja no suenan tan limpio como les hubiese gustado. Cuentan que tuvieron muchos problemas con Stasium, por esto y porque no conseguían la claridad que querían en la mezcla de las voces. Poco a poco, fueron consiguiéndolo en el resto de temas del plástico. Cerramos la primera cara del vinilo en todo lo alto con otro temazo, “Eternidad”. La pequeña introducción suena muy a The Edge, el guitarrista de U2, un pequeño homenaje de Bernardini. La melodía es bastante popera, pero el estribillo es desgarrador con las guitarras afinadas en dos tonos menos: un equilibrio entre que tengamos un rock potente y una melodía que no se pierda, con unas voces perfectamente audibles. Es decir, su marca personal.
Para la cara B decidieron abrir con “Hemoglobina”, que tiene uno de los riffs más pesados del disco y dificultó encajar la melodía y la letra. A pesar de ello, decidieron meter arreglos de cuerdas que le dan un sentido épico que luego fue explotado en un disco sinfónico. Fue la última canción en tener título y terminarse. “No perdones” destila rabia, odio y agresividad que llevan hasta la distorsión de las voces. Creo que es la más cañera del plástico. “Mis cenizas” nos dice que debemos resurgir de los momentos más bajos. Rompe un poco con su estilo, centrándose más en la crítica social, que no suele ser muy normal en ellos. Sin embargo, en este momento les apeteció aportar algo de esperanza, de lucha y decir que, si nos juntamos, podemos resurgir de las cenizas. “Animal” abre con una intro de batería bestial. Toda la fuerza del grupo resumida en dos minutos cuarenta segundos. El inicio totalmente Metallica de “Reencuentro” para contarnos esas veces que te reúnes con alguien ausente en tu vida durante mucho tiempo pero que lo retomas en donde se dejó, sin problemas, como si no hubiese pasado el tiempo. Y, como colofón, un tema al que titularon como el disco, “Paradÿsso”, una canción muy emotiva, sobre el temor al paso del tiempo, también con arreglos de cuerdas y que es el broche perfecto para este trabajo. En definitiva, creo que es un disco con once canciones redondas que anulan las fronteras entre el rock y el metal, entre lo comercial y lo alternativo, entre la luz y la oscuridad. Ha envejecido muy bien, como se demostró en la regrabación sinfónica que hicieron (La Sinfonía del Paradÿsso, reseñada aquí en super7moto) y su gira consiguiente.
El disco original, el de 2002, fue grabado en Cube Studios, Madrid, por Alberto Seara. Ya os he comentado que se fueron a Los Ángeles a mezclarlo. Pero casi no hubiese hecho falta. En esa versión Cd, hay un tema de piano oculto, interpretado por Davide Galgani y arreglado por Big Simón, unos minutos después del “Paradÿsso” (aquello estuvo de moda varios años).
Y ahora pasamos a esta edición que os traigo. Remasterizada en 2023 por el propio Alberto Seara, que aporta su experiencia como el ingeniero que grabó el disco y la de técnico de sonido de los directos del grupo desde hace más de veinte años. Si alguien sabe dónde Sôber debe sonar más como Sôber, es él. Yo tengo la versión en vinilo amarillo que incluye un libreto de 8 páginas con memorabilia, fotos (parece que mi antiguo compi de universidad, Mario Torija, ha contribuido con su archivo) y textos formato oral story en los que algunas personas involucradas en la historia del disco dan su visión sobre él dos décadas después. Existe una edición en doble CD donde ese compacto extra tiene 18 canciones extra entre demos, temas en directo y tomas acústicas, más un libreto con 44 páginas. Es más, se la han sacado sobre la mesa y también han hecho una versión cassette.
En fin, no puedo ser objetivo con esta banda, en concreto, con este vinilo. No os exijo que disfrutéis como yo, pero sí os pido que escuchéis sin prejuicios y le deis la oportunidad que se merece.
EDiTO: me acabo de poner el Cd para comparar, y lo tengo rayado!!! Cago en los muertos!!!
"Os pido que escuchéis sin prejuicios y le deis la oportunidad que se merece" eres un crack. Una de las bandas imprescindibles del rock y del metal nacional, con su altibajos siempre han estado ahí encabezando mi podium a partir de los 90. Que sepas que con tu entrada ya no me compro el libro... jaja y me espero a la película, es broma. Manu, el actual batería, le dio clases a una de mis hijas, un máquina y una persona excelente. Yo los vi por primer vez en el R&R de Madrid en 2010 creo con Motorhead y Metallica y ya han caído en más ocasiones. Un abrazo man. P
ResponderEliminarEstá claro que su música no es un rock clásico pero hacen grande al rock en español. Además, cuidan un montón sus producciones y sus directos. En otros países serían muy grandes.
EliminarManu (hijo del bateria de Medina Azahara aunque ya lo sabes), le pega que da gusto a los parches. Gracias por comentar.
A ver, esto es rock, incluso metal... aunque si tiramos de etiquetas, lo veo más cerca del NU-Metal o el ALT-Metal que de otra cosa. No es mi estilo preferido y evidentemente, no atesoro la componente sentimental que nos has contado y te une a la banda, pero en general he encontrado el disco disfrutable y entretenido. Además, tiene una calidad técnica estupenda. Ni eres objetivo ni se pide en este blog, todo lo contrario. La entrada, perfecta, con ese preámbulo muy personal y un análisis canción a canción que además incluye mucha información. Te he hecho caso y lo he afrontado sin prejuicios, algo que intento hacer siempre al escuchar cualquier cosa que aparezca en #FFvinilo ya que respeto muchísimo que alguien haya ocupado parte de su tiempo a volcar sentimientos en el blog. Para terminar, me ha hecho mucha gracia lo de “me incluyo, pero en el blog saben de sobra que es mentira que yo pertenezca a esa categoría” pero sabes de sobra que no es cierto, tan solo una broma interna. Un abrazo y no tardes tanto en publicar. KING
ResponderEliminarBueno, ya sé que su sonido no es lo suficientemente oscuro o suficientemente hardrockero, para que entre en tu radar. Bastante con que lo escuches y disfrutes. Innegable su calidad y sus cuando producción (también en directo) que los hacen unos de los grandes del rock nacional, y eso incluye una evolución, dentro de si estilo, eso sí. Por ejemplo, Carlos, en su proyecto de Savia, se sacó un dicho metalero con metales (no fue el primero pero es loable si quehacer).No será lo último de ellos que traiga por aquí, si que llegarás a cogerlos el tranquillo jaja. Gracias por comentar.
Eliminar¿Para cuándo un #FFvinilo de Los Zancasduri? Enorme regreso al blog, por álbum , por longitud y por emotividad. De eso va esto: compartir nuestras mierdas sin medida alguna. Preciosa edición, regalazo. Hay que pegarse mucho a las personas que nos regalan las cosas que más nos gustan, porque nos conocen y nos quieren felices. Respecto al disco, marcó un punto en la música rock (cómo otros que has nombrado). No me mata como a ti, pero lo escucho con gusto. Quizá la letras en su momento me pillaban a contramano y es cierto que a mí me llegaron en esa sobrexplotación mediática. Bien merecido el éxito que tuvieron, porque es un excelente artefacto sonoro. Para terminar, que me está quedando largo esto. Todas las bandas (de rock al menos) que alcanzan ese éxito han tenido un gran contrato detrás. Y ya he traído yo por aquí a Barricada o Medina Azahara. La casualidad es rara y transitoria. Un abrazo, Dani.
ResponderEliminarResulta que fueron los Dover, justo los últimos rockeros previos al éxito de Sôber, quienes se pusieron pesados con su manager y su compañía para que apostaran por ellos. Pero si no hubiesen triunfado con este disco, los dos anteriores les hacían posicionado como un grupo de culto en las escena rockera, con lo que hubiesen estado ahi. Sólo hay que escucharse el Morfologia para darse cuenta de ello. Un abrazo.
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