Si hace unas semanas compartía por aquí el estupendo Chase the dragon (1982) de los británicos Magnum, hoy traigo este Goodnight L.A. de 1990 con toda la intención, la de cerrar un círculo musical que llevó al quinteto de Birmingham desde el abandono de su compañía y la vida en una furgoneta hasta el éxito de ventas y público en pocos años. Sin embargo, esta historia, que alguna vez será contada como debe, estuvo tan llena de sinsabores como de éxitos. De hecho, Tony Clarkin, guitarrista y principal compositor, afirmó en una entrevista reciente: "los años ochenta fueron muy difíciles para un compositor; las compañías querían un tipo concreto de canción, una que pudieran vender fácil, una sin complicaciones y con unas características concretas". Y ese fue uno de los peajes que pagó Clarkin para alcanzar el ansiado éxito. Otro peaje vino de la mano: el sonido de los discos fue cambiando al mismo tiempo que los compositores que se encargaban de ellos. Tras alcanzar el puesto 17 en las listas del Reino Unido con aquel Chase the dragon, la mala relación con su compañía de discos acabó con Tony produciendo (por primera vez) el siguiente The eleventh hour (1983), Kit Woolden se encargó del magnífico On a storyteller's night (1985), su primer disco de oro, Roger Taylor (Queen) les manoseó en Vigilante (1986) y Albert Boekholt arrimó su ascua a Wings of heaven (1987), volviendo al disco de oro en sus islas y un lleno absoluto en su gira.
Y aunque en Europa tuvieran el suficiente éxito para girar y aparecer en festivales, no había manera de entrar en El Dorado que significaba Estados Unidos. De hecho, no habían girado por allí desde 1982. La compañía Polydor, sabedora del negocio que podía significar una versión "americanizada" de Wings of heaven, decidió trasladarles a Los Angeles y ponerles en manos del multiplatino Keith Olsen, pagar a unos cuantos hitmakers para co-componer y contratar, incluso, a un reputadísimo artista para la portada, Hugh Syme. Lo mejor de lo mejor. Ahora sí.
Clarkin no estaba acostumbrado a componer con otras personas. Viajó a California para reunirse con ellos (cosas de la época): tres de las que compuso con Russ Ballard y una con Jim Vallance acabaron en la versión vinilo; la versión cedé incluía un tema extra firmado con Sue Shiffron. Con el material ya listo, el resto de la banda voló al estudio. Bob Catley a la voz (qué extraordinario y poco valorado), Mark Stanway al teclado, Mickey Barker a la batería y Wally Lowe al bajo. Contaron con vocalistas extras para los coros (Tommy Funderburk) y el apoyo de músicos de estudio, como Paulinho Da Costa en la percusión o Deric Dyer al saxo. A todo lujo. La producción se alargó más de lo que estaban habituados y de lo que esperaba la compañía, pues, según Catley "Olsen era muy meticuloso y llevaba una disciplina espartana con la banda". Cuando lo terminaron, volvieron felices y expectantes a casa con la firme idea de preparar la inminente gira con todos los billetes vendidos, incluyendo su primera actuación como cabezas de cartel en el Wembley Arena.
Pero el sueño americano acabó antes de empezar. El disco se editó con retraso en Europa, alcanzando un meritorio noveno puesto en el Reino Unido y gozando de buenas ventas en los países escandinavos y en Alemania (los que saben de esto, vaya). Sin embargo, por razones "contractuales", Goodnigh LA nunca llegó a publicarse en Estados Unidos. Y todo el esfuerzo de los músicos y el dinero invertido se fue a la basura. De hecho, Polydor rescindió poco después su contrato: en unos meses habían pasado de encabezar su propio tour, grabar con un prestigioso productor yanqui y prepararse para el gran salto, a desparecer prácticamente de las tiendas, las televisiones y los escenarios. Consiguieron grabar dos discos más (incluyendo el excelente Rock art en 1994) antes de tomarse "un descanso" de siete años. Eso sí, tras su vuelta en 2002 han grabado once discos de estudio y no han parado de girar. Clarkin dice que "ahora ganamos más dinero y hacemos más conciertos que en los años ochenta". Así es el negocio. De hecho, a día de hoy no podéis escuchar Goodnight LA ni en Deezer, ni en Spotify ni en ninguna plataforma de streaming.
¿Y a qué suena?
A hard rock buenísimo de finales de los ochenta principalmente. Las composiciones con los colaboradores, especialmente con Ballard, se acercan más al sonido radiofórmula/MTV mientras que las compuestas por Tony en solitario mantienen cierto aire a los "viejos" Magnum, con toques que recuerdan a sus primero años épicos incluso. Clarkin acabó contento con el sonido, destacando, en la época, que era más guitarrero que sus antecesores y presentaba un sonido más moderno y roquero.
Se editaron dos singles. El primero abría el álbum. Rockin' chair tiene un riff cortado y un estribillo de manual de la mano de Ballard. La canción es una crítica a las personas que, mediante engaños, nos hacen la vida imposible, pero "when you came/you played rough/now I know you game" y "I'm so sick and tired/you're a damn dirty liar". El segundo single, Heartbroke & busted, fue un estupendo remedo de onehitwonder por parte de la banda: melodía pegadiza, comienzo a capela, estribillo precioso, buen solo, todo muy medido por Olsen. Incluso la letra emana cierto optimismo y el vídeo no puede ser más sencillo. Pero no cuajó. Quizá la imagen de la banda tampoco ayudó mucho. Dale un repaso al vídeo. Y esa "falta de éxito" sirvió de acicate a los jefazos de Polydor para cerrar el grifo. Qué lumbreras.
Más allá de estas desventuras, podemos escuchar un disco excelente, muy anclado en los sonidos roqueros de aquellos años. Tras el inicio con Rockin' chair, se viene encima Mama, con un suave inicio que desemboca en un fiero rock "every day when it's possible to /mama make my grey sky blue". Gran trabajo de guitarras. Only a memory se sale del guion "comercial" alargándose hasta los siete minutos, una construcción in crescendo donde se narra la epopeya de un joven que fue a la guerra: "Soon to be killed/left on a muddy field". El drama de la familia que se queda aquí tras la muerte del soldado. La mentira vuelve a aparecer como tema central en Reckless man, en este caso hablando de los políticos "he's a political man/he has blood on his hands". Magnum no se cortaban a la hora de dar caña: quizá eso fue otro de los motivos del relativo poco éxito de sus discos. Cierra la cara Matter of survival, otra a medias con Ballard, y debo confesar que es uno de mis momentos álgidos. Una especie de medio tiempo con un teclado precioso y cuya sencillez aparente oculta una armonía dinámica. El solo de saxofón queda muy bien, pero hubiera preferido un buen guitarreo.
La cara B, además de Heartbroke & busted, contiene el único tema co-compuesto con Vallance, un rock "moderno" titulado What kind of love is this que hubiera funcionado muy bien como single. El estribillo y los coros se te quedan pegados. Shoot suena a los Magnum del disco anterior. Catley canta muy bien en todo momento, pero aquí, especialmente, se sale. Si no te quita veinte años ese estribillo, yo ya no sé. La última aportación de Ballard lleva su inconfundible sello melódico. Y es que No way out me recuerda a algunos de los éxitos del de Hertfordshire, ese punto entre el medio tiempo que está a punto de estallar y el rock de estadio. Born to be king da un saltito más atrás en el tiempo y rescata las sonoridades de los primeros ochenta, actualizadas, de estupendos coros y armonías. Una canción que cierra por todo lo alto un disco sin temas de relleno.
La edición que os comparto fue adquirida hace poco en realidad. En su momento me compré el casé. Es la edición british. Viene con sus letras y créditos. La portada, algo extraña, incluso para Syme, llama poderosamente la atención. La fotografía posterior de Magnum no es la alegría de la huerta.
Disfrutad del fin de semana y que no os falte la buena música.
Entrada muy completa y un álbum imprescindible, mi favorito de Magnum. Así da gusto caer los viernes por aquí. Un abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarPoco más que comentar pues. Un gusto darte gusto. Abrazo de vuelta.
EliminarBuena entrada, conozco a Magnum de portadas, algún tema suelto, y sobre todo de las entradas que vais subiendo al blog. Como el King, me obligo, todo lo que puedo, a escuchar vuestras propuestas y esta en concreto suena de lujo. Buen aporte, sigo disfrutando...
ResponderEliminarSeguir disfrutando de la música es un signo inequívoco de envejecer con estilo y con salud. Me encanta poder aportar algo a tu oído. Un abrazo manchego.
EliminarDigo lo mismo que dije hace poco en el anterior que subiste de ellos: les tendría que dar un repaso que tengo pendiente de hacer mucho porque suenan muy accesibles y el típico AOR de los ochenta/noventa. Quizás este está un pasito por delante del otro.a lo mejor la cerveza que me he tomado mientras hacía la comida y lo escuchaba ha ayudado a la valoración jeje
ResponderEliminarLa cerveza siempre hace que amemos más la vida, tenlo en cuenta. Pero, por apoyarte, este es un disco más AOR y, por tanto, más en el Universo sonoro que más disfrutas tú. Dale una vuelta al último disco de Magnum. Te sorprenderá.
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