¿Puede un álbum imprescindible pasar desapercibido, caer en el olvido de cualquier lista "best of" de su género, perderse en las estanterías cogiendo polvo? Sucede muchas veces y todos tenemos vinilos que adoramos, que defendemos a muerte, que consideramos necesarios en su estilo, pero que el mundanal mundo ignora. Y eso me sucede con Metal Church y su Blessing in disguise. Un disco (casi) perfecto de principio a fin, un álbum que combina como pocos el heavy metal y el thrash de los ochenta.
La banda había sido formada por el guitarrista Kurdt Vanderhoof en 1980; Metal Church era el apodo de su apartamento en San Francisco. No fue hasta 1984 cuando editaron su debut con Elektra Records y dos años después un fantástico The Dark. Con la atención del género y cierto éxito underground, Vanderhoof decide dejar su propia banda al mismo tiempo que el cantante David Wayne abandona la formación. Vanderhoof mantiene la colaboración con sus excolegas, compone la mayoría de los cortes de Blessing in disguise, toca algunas guitarras, se convierte, de algún modo, en músico de sesión para Metal Church. Su labor guitarrera la suple John Marshall, técnico de guitarras de Metallica. Para las voces se ficha Mike Howe, conocido del propio Vanderhoof. El resto de la banda permanece en el tajo: Craig Wells a las guitarras y segundo compositor, Duke Erickson al bajo y Kirk Arrington a la batería. Con esta original reunión se ponen a las órdenes de Terry Date, el mismo que se haría amo del metal de principios de los noventa con su labor para Pantera, Overkill y Soundgarden, entre otros.
El álbum posee varios momentos cumbre. La inicial Fake healer tiene un poderoso y original riff con una mordaz crítica al sistema sanitario de las aseguradoras, a los falsos curanderos que lo único que quieren es tu número de cuenta; intenso, vibrante. Los nueve minutos de Anthem to the estranged resultan hipnóticos: esa introducción acústica que da espíritu al tema y se repite de manera puntual, va engordando con la plegaria del hombre que lo ha perdido todo después de estar en la cumbre y que repite como un mantra "all alone again". Howe canta con maestría y pasa de voces desgarradas a otras más melodiosas sin inmutarse. Del lado más duro suena Spell can't be broken, fantástica, contundente batería y ese juego de guitarras, de lo mejor del álbum, con un pasaje central más suave para romper de nuevo cerrando el tema. Otra de mis favoritas ahonda en el contraste sonoro entre pasajes suaves y tralla metalera desenredando una gran línea melódica: Badlands, el hombre perdido en el páramo emocional ("will these lonely nights ever end?/will I live to see my journey's end?") con un espíritu incombustible y renegando de su destino.
Me encantan. Y este vinilo estuve a punto de conseguirlo hace años aunque al final escogí otro para gastar mis dineritos. Hoy es un buen momento para dedicarle un rato que seguramente será más agradable que el que he dedicado al Nebraska jajajajaja. Un abrazo y no salgas a la sierra este fin de semana.
ResponderEliminarIrás a comparar esta joya con el pestiño ese. Una banda poco valorada incluso en el mundillo nuestro, cuando tienen argumentos y calidad por encima de otros (4) grandes. A disfrutarlo. La edición en vinilo, que olvidé comentarlo, es la original, y viene muy bien acabada, con el encarte con las letras y los créditos. Merece la pena. Un abrazo.
EliminarNo tengo ni idea de quiénes son, pero mañana durante el zafarrancho del sábado, pa la cola del Spotify que va. Prometo poner impresiones después...
ResponderEliminarLo que aprendemos y escuchamos gracias a esta nuestra comunidad... 😉
Estoy esperando esas impresiones. Al menos habrás fregoteado a un ritmo más frenético del habitual si has seguido el doble bombo y los riffs metaleros. De tanto llamar a la puerta del heavy auténtico vas a acabar dejándolo entrar en tu cabeza. Un abrazo.
EliminarDuritos para mí, pero los guitarrazos de “Anthem to the Estranged”, que engaña con esa intro lenta y “Bandlands” me gustaron mucho. Desde luego, me estoy acostumbrando a frotar a ritmo de hard rock gracias a King y a ti :D
EliminarEl San Francisco metalero de Elektra records el mismo que dió a luz a Motley Crue
ResponderEliminarYo también soy de los que pienso que algo puede ser considerado NWOBHM aunque no sea británico si es del rollo
ResponderEliminarLas etiquetas siempre son inventos de las compañías de discos o de los periodistas. A veces coinciden en un espacio geográfico, lo que era muy habitual hace años, y en otras coincide una forma de componer o ejecutar las canciones. Un saludo.
EliminarAcabo de ponerme The River y me lo estoy gozando como un animal, pero cuando acabe lo intento con este disco, que yo ya sabes que estoy dispuesto a darle al heavy todas las oportunidades del mundo, aunque sean muy pocos los discos heavies que tengo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la entrada, por cierto, enhorabuena por el texto porque es brutal, que solemos decirlo poco. Abrazo!!
Gracias. La verdad es que nos decimos poco lo mucho que nos gustamos. Uno se acostumbra. No sería este el disco que te recomendaría para que te entre el heavy, porque es muy y mucho heavy, pero igual te engancha un poco. De todo habemos, ya sabes. Abrazo de vuelta.
EliminarNi confirmo ni desmiento que es la primera vez que escucho su nombre y su música. Pero hostia, molan. ¿Pueden recordar un poco a Accept y WASP al mismo tiempo?
ResponderEliminarGran entrada.
No había pensado en ese parecido, pero sí podría tener en momentos un rollo así. Igual mucha imaginación por tu parte. Gracias por el piropo. Un abrazo.
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