Ir al contenido principal

Kool & The Gang - Emergency (De-Lite Records, 1984)

Kool & The Gang con uno de sus mejores vinilos

Hola de nuevo, mis queridos y queridas vinileros y vinileras:

Esta semana llego un poco tarde, y por ello muy a pesar mío, quedarán sepultadas vuestras grandes reseñas sobre buen rock (veo que tenemos a Satriani, Rainbow o King Crimson, entre otros) por estos llena-pistas que son Kool & The Gang.

Me llega de nuevo el 'dudoso honor' de sacaros de nuevo a bailar. Kool & The Gang están buscando un buen retiro y para ello, tal y como está la industria discográfica, ¿qué mejor que marcarse una buena gira? La gira es en plan reunión, vuelven antiguos miembros y, como suele pasar, sin disco bajo el brazo, ya que el último es 'Still Kool' del 2007. Pero bueno, supongo que ya les toca a estos carrozones una buena jubilación.

Esta entrada viene a colación porque justamente han terminado su único concierto en España, con menos éxito del esperado. En Barcelona no llenaron el Sant Jordi Club, que era el emplazamiento inicial en la capital catalana y tuvieron que trasladarlo a un lugar de aforo más modesto como es Luz de Gas.
No entraré a valorar cómo se encuentra el panorama musical en nuestro país, con ese mazazo terrible que ha supuesto gravar a la cultura con un IVA indecente que ha colocado una necesidad tan perentoria como es que el hombre esté cultivado, a niveles de lujo inalcanzable.

Qué bien se lo pasan Kool y su banda
En definitiva, aquí venimos a hablar de nuestros vinilos, y aquí tenemos este 'Emergency' de estos bailones americanos. Muy lejos queda el sonido de estos negritos de aquellos Earth, Wind & Fire de los que también hablé en su día. El sonido de Kool & The Gang es mucho más eléctrico, con menos vientos, y tal vez más 'crudo', sin tantos arreglos. De hecho, la banda se decantó hace unas décadas ya por el sonido 'disco' de forma descarada y sin tapujos.
La entrada del cantante James Taylor en 1979 marcó un punto de inflexión, cambiando el sonido y la filosofía de los Kool hasta entonces. También empezaron a llegar los éxitos, y a llenar las pistas como es debido en este tipo de música. Aunque aquí, el que parece que corta el bacalao, es el bajista Robert 'Kool' Bell, porque al fin y al cabo, son Kool y su Banda.

Este 'Emergency' fue uno de los mejores discos, tal vez sólo superado por aquel 'Celebrate' que tantas caderas rompió. Los temas, sin grandes pretensiones, se van desgranando uno a uno, sobre todo los conocidos 'Emergency', el exitoso 'Fresh', la balada 'Cherish' o 'Surrender'.

La carpeta no aporta nada más que unos alegres señores que estaban seguramente en el mejor momento de su carrera, no hay créditos ni nada que digan de dónde han salido los temas o algo parecido. Todo parece venido de la nada.

Poco más que añadir. No os engañaré, no es un disco que recomendaría; me trae recuerdos de los locos 80, con los cardados, las hombreras, los pantalones de gomilla y los calcetines blancos, pero es un sonido que el tiempo ha dejado huella en él, y ya no es tan 'Fresh'.

Nos leemos la próxima semana. ¡A rockear!


Kool & The Gang y su gran pelotazo 'Fresh'







Comentarios

  1. Evidentemente, no es el tipo de música que más me llame la atención... pero los que tenemos cierta edad también tenemos este Fresh marcado a fuego en las neuronas. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. ¡Alguien tiene que educar a esta tribu de jebis! A mí la música disco y el baile no me llaman, yo era más de "reservado". Y en los ochenta yo estaba en otras texturas musicales. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Cierto, el 'Fresh' de estos tipos lo llevamos tatuados muchos de nosotros en nuestro ADN, y sí yo también era de reservados, lo malo es que no siempre tenía con quién irme a ellos. :-D
    Un saludo a todos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)

Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne , conocido mundialmente como Ozzy . Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada.    Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne , el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon , de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista.    El tiempo pasa y los Sabbath con...

Liar - Set the world on fire (Bearsville Records, 1978)

  Hoy os voy a contar la pequeña historia de una pequeña banda que pudo reinar hace muchos, muchos años en un reino junto al mar, pero que acabó siendo tan conocida como cualquier otra banda de null-hit-wonder. Aunque, en su caso, los malvados genios de la industria musical deben recibir la culpa de su fracaso y olvido, pues su música está a la altura de la leyenda que quisieron alcanzar. Liar se formó en una pequeña ciudad inglesa llamada Maidenhead comandada por el jovencísimo bajista Dave Taylor. Corría el año 75 y el picor roquero gemía por sus venas. Con el baterista Clive Brooks, el guitarrista Paul Travis y Dave Burton a la voz grabaron un iniciático Straight from the hip dos años después. Tras el fichaje de Steve Mann se embarcaron en una intensa gira con Slade por Europa que completaron con un curioso periplo de tres semanas por la Hungría comunista de la mano de Piramis (banda local). De vuelta a casa, su mánager les consiguió un contrato con la pequeña Bearsville Rec...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Ghost – Skeletá (Loma Vista, 2025)

Debo deciros que Ghost son la única banda actual –es decir, nacida bien entrado el siglo XXI y aún en activo– de la que me compro casi todos los álbumes que edita. La satisfacción que me transmiten su sonido, melodías y concepto se mantiene con cada obra y opino que con cada nuevo lanzamiento han superado al anterior. Hasta ahora... o quizás también. Me explico. Cuando escuché este Skeletá por primera vez no tuve la sensación habitual de que la banda había escalado un peldaño más en calidad desde el disco anterior. Es lo malo de acostumbrarse a recibir dosis cada vez mas altas de genialidad y creatividad. Sin embargo, cada vez me gusta más, es uno de esos discos no tan inmediatos que ganan con cada escucha. Y es que las composiciones de Tobias Forge están llenas de matices diversos y pese a que los puristas del metal acusan a la banda de ser poco menos que ABBA con máscaras, lo que es innegable es que las raíc...

Sumerlands – Dreamkiller (2022)

El segundo disco de Sumerlands, Dreamkiller , es una reafirmación de principios: heavy metal melódico, con raíces en los años ochenta, pero producido y ejecutado con herramientas actuales. No es un ejercicio de nostalgia, sino una relectura sobria y bien enfocada de una fórmula clásica. Con una duración de apenas 31 minutos, el álbum va al grano, con composiciones cañeras, un sonido equilibrado y una ejecución limpia. La banda ha establecido una firma sonora reconocible en los últimos años y aquí continúa con ese enfoque: guitarras con presencia, sin adornos y sin eclipsar al resto de los elementos. El cambio más notable respecto al debut de 2016 es la incorporación de Brendan Radigan como vocalista. Su desempeño es sólido y contiene un timbre adecuado para este estilo. Radigan no intenta deslumbrar, sino integrarse al conjunto, y lo logra con solvencia. Su fraseo es preciso, su dinámica vocal clara, y sabe cuándo sostener una línea y cuándo dejar que la instrumentación respire. ...