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Fleetwood Mac – “Boston” Volumen I, II y III (Madfish, 2013-2014)

Qué ganas tenía de tenerlo. Este concierto es una auténtica pasada, una maravilla. Puro blues, del que a mí me gusta, los  Fleetwood Mac de los primeros años y encima, en edición de lujo. Tres vinilos dobles, de 180 gramos, y portadas de gran calidad, una maravilla, para la vista y el oído, y para mí, que soy tan fetichista de los discos “ bonitos ”, se me hace la boca agua con estos que están en mi poder desde hace solo unos pocos días. La edición es del año 2013, el primer volumen y de 2014 los otros dos. Existe una edición en CD con más fotos e información que seguramente acabe en mis manos también. Pero vamos al lío, a analizar esta maravilla de vinilo que tengo entre las manos.

The Graces – Perfect View (A&M Records, 1989)

¿Os acordáis de las Go-Go’s ? ¿Aquel grupo de chicas que abrieron paso a otras mujeres que quisieron dedicarse a la música y que las tomaran en serio? Nos habíamos quedado en que, tras el éxito de su primer disco sacaron otros dos, “ Vacation ” en 1982 y “ Talk Show ” en 1984, y en 1985 se separaron, de manera temporal, pero claro, en ese momento no lo sabían. Sus integrantes empezaron sus carreras en solitario, con las que tuvieron mayor o menos fortuna. Y el disco que traigo esta semana es un caso de poca fortuna, aunque, en mi opinión, no por falta de calidad. De las cinco Go-Go’s Charlotte Caffey es la que mayor formación musical tiene. Estudió música y piano, y en la banda tocaba la guitarra solista y los teclados, además de ser la compositora de la gran mayoría de las canciones, junto a Jane Wiedlin . Pasó una dura etapa luchando contra su adicción a las drogas (cocaína y heroína, principalmente). En lo musical, desde la separación de las Go-Go’s,  solo había compuesto tema

Black Sabbath - Mob rules (Vertigo, 1981)

Escena 1 y única. En el estudio, de espaldas a la mesa principal, Martin Birch, productor, sostiene un vaso con dos dedos de güisqui; en frente, en un sofá rojo, Tony Iommi, guitarrista, y Geezer Butler, bajista; junto a ellos, de pie y apoyado en la pared, Ronnie James Dio, cantante. En el suelo una botella mediada de vodka y una bolsa pequeña. Ronnie: Hay que decidir el título del disco, mañana tenemos la reunión con la compañía. Martin: Es un buen disco, veréis cómo se vuelven locos con él. Hemos hecho buenas canciones, joder. Geezer: Tú no has hecho una mierda, mamón. Ya te puedes esmerar con la mezcla, no nos hagas esa porquería de la new heavy wave o como se llame. Somos los putos Black Sabbath. Ronnie: No jodas otra vez con eso. Se lo curró de puta madre en el anterior. Geezer : Ya, pero el cabrón no estaba tan colgado la otra vez. Y no me gusta un pelo el rollo ese de gurú de los chavales esos nuevos, los Iron Maiden.  Martin: No pasa nada, colega. Os haré sonar como diablos.

The Beatles - A Hard Day's Night (Parlophone, 1964)

Lo que voy a comentar a continuación no suele estar bien visto entre fans fatales de los Fab Four, pero qué le voy a hacer, estos son mis principios y no tengo otros. A Hard Day's Night es mi disco favorito de los Beatles, el que más veces he escuchado y al que mayor cariño profeso. Supongo que queda mucho mejor decir que tu favorito es el Rubber Soul o el Revolver, pero no sería cierto. Es cierto que, según el momento vital que atraviese, suele haber un disco de los Beatles con el que me sienta más identificado, pero cada vez que vuelvo a escuchar A Hard Day's Night me siento como si volviera a casa. No importa dónde esté o cómo me haya ido ese día, estos treinta minutos son sinónimo de felicidad. Es lo que tiene la música: cuando te toca de verdad no hay manera de pararla, y ella a cambio te salva la vida una, mil y todas las veces que sea necesario. Imagina no amarla. Después de esa introducción un tanto melosa, pero qué demonios, cierta, es momento de comenzar a s