Ir al contenido principal

Whitesnake - Slide it in (Geffen Records, 1984)



A veces resulta increíble que un tipo tan inestable como David Coverdale en los años ochenta lograra alcanzar tan brutal éxito. En 1984 editó su primer álbum con Geffen, el sexto de su carrera, al que tituló Slide it in. Se realizó una grabación inicial aparecida en Europa por enero de aquel año con la fundamental mano del guitarrista Mell Galley, principal compositor junto a Coverdale. Jon Lord se encargó de los teclados, Cozy Powell de la batería, Micky Moody aún metió algunas guitarras (aunque desde unos meses antes ya estaba más fuera que dentro) y Colin Hodgkinson el bajo. La producción la realizó (por última vez) Martin Birch. 

Poco después Moody y Hodgkinson fueron despedidos y se regrabó una nueva edición para los Estados Unidos a las órdenes de Keith Olsen. El nuevo guitarrista John Sykes participó en esta ocasión cambiando varios solos y varios riffs y Neil Murray se encargó del bajo. Justo después de esta grabación yanqui Lord abandonó el barco (para enrolarse en la versión ochentera de Deep Purple).

La edición que traigo hoy es la americana, donde encontramos un orden diferente a las canciones, una mezcla final más acertada y redonda que la europea y una colección de canciones brutal. Un discarro de lo mejor del rubio David. Hard rock cinco estrellas en Standing in the shadow, Spit it out o Guilty of love, suenan a clasicazos con esas dobles guitarras (herederas, sin duda, de las twin guitars de Thin Lizzy). El riff de Slide it in comienza un tema sucio (sé lo que quieres nena y te lo voy a dar). Su particular interpretación del blues la escuchamos en Slow and easy (última composición de Moody) o Hungry for love. Love ain't no stranger, una gozada, regala una mezclaAll or nothing y la gamberra Gambler suena tan sucia como su letra.
de los Whitesnake que estaban desapareciendo con los que vendrían poco después. Jon Lord deja su último regalo genial en

Esta edición yanqui trae encarte con letras y los nuevos créditos. El vinilo es de primera calidad y conserva sus bajos y sus agudos intactos (os lo pueden confesar mis vecinos ahora mismo). La portada y la dirección artística corrió a cargo de Manfred Brey con las fotografías de Jürgen Barron Reisch.

Fue su primer pelotazo en las listas americanas al que siguió una multitudinaria gira mundial. Consiguieron el suficiente crédito para dotar su siguiente disco de una producción de lujo y un dineral en publicidad (sí, el cansino e inimitable 1987). Terminaba la etapa más blues-rock y comenzaba la heavy-rock, otra historia que ya se ha contado por este blog.

Disfrutad del fin de semana.

Whitesnake - Slide it in


Whitesnake - Slow and easy



Whitesnake - Guilty of love


Whitesnake - Love ain't no stranger



Comentarios

  1. Y yo tengo la versión europea con su sonido clásico. Como actualizó John Sykes a Whitesnake, qué barbaridad! Qué pena que tanto ego solo dejaran 2 discos. Pero menudos discos. Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si Sykes hubiera sido consciente de que el que traía la pasta era Coverdale supongo que hubiera aguantado un poco más. Ahí está su trabajo conjunto. Un abrazo, man.

      Eliminar
  2. Una corta pero emblemática discografía, igual tengo éste disco en una edición de mi país, gran trabajo sin duda y gran entrada amigo.
    ROCK ON!!!

    ResponderEliminar
  3. La verdad es que este disco es una maravilla, mi preferido de los Whitesnake. Pero en mi opinión me gusta mucho mas la edición británica. No se, pero tiene un feeling y un sabor bluesy que la edición americana no tiene, ya buscando un sonido totalmente americanizado que culminaría con el 1987. Como digo, prefiero la producción de Martín Birch, ya que aun conserva ese espíritu de los originales Whitesnake. A partir de aquí las cosas cambiaron tanto que se podía considerar a los siguientes Whitesnake como otra banda distinta.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo